- Entre las muchas facetas del Libertador, la más destacada fue la militar, cuyas estrategias permitieron la liberación de cinco naciones de uno de los imperios más poderosos de su tiempo. Por ese motivo, el escritor estadounidense Michael Lee Lanning lo incluyó en 1996 en su lista de los líderes militares más influyentes de la historia
El 24 de julio de 1783 nació Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, en una casa colonial ubicada en Caracas. Fue hijo de Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios. El Libertador murió el 17 de diciembre de 1830. Su nombre pasó a la historia de Venezuela y de todo el continente.
*Esta nota se publicó originalmente el 17 de diciembre de 2022.
La guerra de independencia de Venezuela dejó grandes hazañas militares que quedaron registradas en los libros de historia. Hitos como el “vuelvan caras” de José Antonio Páez en la batalla de de Las Queseras del Medio, o la resistencia de los estudiantes liderados por José Félix Ribas en la batalla de La Victoria son ejemplos del ingenio táctico que los generales venezolanos demostraron para liberar al país del dominio español.
Dentro de esta epopeya, el protagonismo recae sobre la figura de Simón Bolívar. El líder de la gesta independentista se convirtió desde la campaña admirable de 1813 en la clave de la victoria patriota. De allí recibió para la posteridad el título de Libertador. A partir de entonces, sería el referente de la emancipación no solo de Venezuela, sino también de Colombia, Ecuador, Perú y de la creación de Bolivia, que lleva su nombre. También un símbolo que les daría identidad en sus años posteriores como repúblicas, pese a la disolución de la Gran Colombia en 1831.
En el aniversario de su muerte, son muchas las facetas de Simón Bolívar que se suelen estudiar en las escuelas venezolanas. Como político, pensador, diplomático, e incluso como orador. Sin embargo, su rol militar es el más destacado, más allá de las estatuas donde luce uniformado y alza su espada. Para muchos historiadores y militares modernos, el estudio de sus estrategias y campañas resulta por sí solo un campo de interés llamativo, y por el que es reconocido entre los personajes que marcaron la historia universal.
Simón Bolívar, entre los grandes
En 1996, el teniente coronel retirado Michael Lee Lanning publicó su libro The Military 100: una clasificación de los líderes militares más influyentes de todos los tiempos. En él, el escritor estadounidense elaboró una lista en la que figuraron personajes como George Washington, Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte, Gengis Khan o George S. Patton. También aparecen figuras como Adolf Hitler, Mao Zedong o Hernán Cortés, por lo que, fuera de la moralidad de sus acciones, solo evaluó su efectividad para conducirse en batalla.
El capítulo 12 lo dedica a Simón Bolívar, el latinoamericano más sobresaliente junto al libertador argentino José de San Martín y el cubano Fidel Castro. Del venezolano destaca el impacto de su gesta al tomar el liderazgo del movimiento rebelde republicano y convertirlo en un ejército completo capaz de expulsar de todo el norte de Suramérica a uno de los imperios más poderosos de su tiempo.
Lee Lanning, quien es autor de numerosos libros relacionados al tema bélico, indicó que, en ciertos aspectos, Simón Bolívar era equiparable a Washington, quien encabeza su lista. Sin embargo, acota que debido a sus desaciertos como jefe de Estado de la Gran Colombia, y su disolución pocos años después, decidió poner a Bolívar por debajo del padre fundador de Estados Unidos.
Éxito militar

En The Military 100, Lee Lanning menciona entre las hazañas militares más importantes de Bolívar está el Paso de los Andes. Era 1819, y tras el Congreso de Angostura, Bolívar y Francisco de Paula Santander emprendieron la marcha para conquistar definitivamente la provincia de Nueva Granada, actual Colombia.
Ambos próceres intentaban tomar la ciudad de Tunja, donde estaban concentrados los contingentes realistas. Al llegar a la población de Tame, el ejército patriota tenía tres caminos para llegar. El primero, a través de la salina de Chita, era la vía más convencional y rápida, y por tanto, la más resguardada. La segunda, por Sogamoso, tampoco era viable, al estar ubicado allí el cuartel de los españoles. El tercero era cruzar el páramo de Pisba, en plena Cordillera de los Andes.
Ninguno tenía uniformes, calzado, ni tan siquiera protección contra el frío extremo. Debido a la complejidad del clima y el terreno, todos los caballos murieron, por lo que debieron aliviar la carga dejando municiones e insumos abandonados. Aunque varios soldados perdieron la vida en el camino, la mayoría logró cruzar en tiempo récord.
Entre el 5 y 6 de julio, Santander y Bolívar llegaron a Socha, donde se instalaron. El 25 de julio se libró la batalla del Pantano de Vargas, donde arrasaron al contingente del general español José María Barreiro, quien se dirigía a reforzar la seguridad de Bogotá. Esto les allanó el camino para finalmente conquistar Tunja el 4 de agosto.
Victoria decisiva de Bolívar

Otro hito que siguió tras el paso de los Andes fue la batalla de Boyacá, que ocurrió el 7 de agosto de 1819. La campaña por el páramo de Pisba había tomado por sorpresa a los realistas, pero decidieron ir a la ofensiva aprovechando el desgaste físico que dejó el viaje en los patriotas. Alertado de la acción, Simón Bolívar ordenó avanzar hasta encontrarse en el puente de Boyacá, sobre el río Teatinos.
Luego de que Santander logró tomar el control del puente, los tenientes coroneles Joaquín París Ricaurte y Antonio Obando avanzaron hacia la otra orilla, lo que puso a los realistas a la defensiva. Finalmente su retaguardia quedó cercada por la avanzada patriota, por lo que más de 1.660 hombres fueron hechos prisioneros. Tras rendirse, Barreiro huyó y fue capturado al día siguiente por unos adolescentes, siendo ejecutado junto a otros 37 oficiales realistas por órdenes de Santander.
Boyacá es considerada la batalla más importante de la guerra de independencia de Colombia. A partir de allí el ejército de Bolívar controló el camino real que conducía a Santa Fe de Bogotá, y al enterarse de la derrota, el virrey Juan de Sámano huyó de la ciudad el 8 de agosto, dejándola desprotegida. Bolívar y sus tropas llegaron finalmente el 10 de agosto sin resistencia, dando por conquistada Nueva Granada.
La batalla final

En 1820 Bolívar y el general Pablo Morillo firmaron en Santa Ana de Trujillo un armisticio que puso fin a la Guerra a muerte. Esto marcó un reconocimiento de facto de España a Colombia, así como una oportunidad para que ambos ejércitos se reorganizaran tras numerosas bajas. No obstante, gran parte de Venezuela seguía bajo dominio imperial, por lo que en 1821 el general Rafael Urdaneta intentó tomar Maracaibo, rompiendo así la tregua.
No obstante, lejos de desgastarse en múltiples combates, ambos bandos se prepararon para una gran batalla decisiva. Tuvo lugar en el campo de Carabobo, cerca de la ciudad de Tocuyito, el 24 de junio. Los realistas, al mando del mariscal Miguel de la Torre, concentraron 6.000 hombres, entre infantes, jinetes y artilleros. Del lado patriota, se contaba con casi 10.000 soldados, que Bolívar repartió en tres divisiones dirigidas por Paéz, el coronel Ambrosio Plaza, y el general Manuel Cedeño, quien murió en combate.
En los días siguientes los patriotas persiguieron a los oficiales realistas hasta tener control efectivo de toda la región, lo que consolidó la liberación de Caracas y el norte de Venezuela. Por su parte, los españoles quedaron relegados a Maracaibo, ciudad que cayó en 1823, significando su expulsión definitiva del país.
Hombre de dificultades

A pesar de sus éxitos militares, Bolívar es con frecuencia llamado también el hombre de las dificultades, por su capacidad de sobreponerse a la adversidad. Siendo apenas un joven oficial a cargo de la plaza de Puerto Cabello, fue indirectamente responsable de la caída de la Primera República en 1812. Esto lo llevó a su primer exilio. Allí escribió su Manifiesto de Cartagena, donde decidió reemprender su causa liberando las ciudades costeras del río Magdalena y uniéndose al movimiento neogranadino.
Con la conquista de José Tomás Boves de Caracas en 1814 y el éxodo al oriente, murió también la Segunda República. Nuevamente exiliado en el Caribe, escribió la Carta de Jamaica. Allí plasmó los conceptos que más adelante lo llevarían a desarrollar su proyecto de la Gran Colombia. Tejiendo alianzas con Haití y Gran Bretaña, se lanzó a la reconquista. Aunque su fracaso en Ocumare lo llevó a enemistarse con otros próceres como Santiago Mariño, Luis Brión y Manuel Piar, y casi ser fusilado.
Aunque no estaba exiliado, decidió marcharse a Europa. Varios historiadores coinciden en que probablemente planeaba allí reunir apoyo y capital para recuperar nuevamente Venezuela, para entonces separada de Colombia y bajo el poder de Páez. Pero su salud se deterioró en el camino, así como su ánimo tras enterarse del asesinato de su compañero y amigo, Antonio José de Sucre. Postrado por tuberculosis, murió en la quinta San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830. No llegó al mar donde esperaba rehacer sus sueños, aunque ya su historia había quedado escrita para la posteridad.