El papa Francisco destacó durante su liderazgo en la Iglesia, por lo que, tras su muerte, muchos fieles le agradecen y reconocen por su postura frente a diversas situaciones. Sin embargo, la vestimenta que siempre usaba también fue parte de su esencia y esa estuvo a cargo de Filippo Sorcinelli, un diseñador y artista italiano conocido como “el sastre del papa”.
Sorcinelli comenzó sus colaboraciones con la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, organismo que se encarga de las ceremonias de los papas, en el año 2008. En esa oportunidad realizó una prenda para Benedicto XVI.
De acuerdo con una entrevista para Infobae, el sastre diseñó más de 50 vestimentas para Benedicto XVI y el papa Francisco, bajo la firma de su marca Laboratorio Atelie Vesti Sacre (LAVS), que fundó en 2001.

En torno a lo que fue el funeral y posterior sepultura del papa Francisco, Sorcinelli se encargó de realizar a la mitra blanca que le pusieron al sumo pontífice para exhibir sus restos en el ataúd.
“Las vestiduras sagradas que realicé para él no son objetos de escena, sino instrumentos de servicio. Hablan con voz baja, como él. No quieren deslumbrar, sino acompañar. Reflejan una liturgia encarnada, humana, profunda”, expresó Sorcinelli en la entrevista.
La vida privada de Filippo Sorcinelli y la religión católica
Entre las características que muchos medios de comunicación reseñan de Sorcinelli es que es abiertamente homosexual y católico practicante.. Sin embargo, el vínculo se dio durante su infancia por su admiración por los olores del incienso y vestimentas litúrgicas.
“Mi vida privada no debería interferir con mi trabajo profesional, y estoy convencido de que la gente aprecia lo que hago. De lo contrario, no llevaría 25 años dedicándome a esto”, expresó el italiano en una entrevista para La Razón de España.
A Infobae precisó que le alegra haber podido contribuir en un pontificado que, a su juicio, “supo tocar fibras esenciales de lo humano y espiritual”, pero, recalcó que al mismo tiempo su vida ha estado en discusión.
“Este cambio personal se entrelaza con lo que creo que podría suceder también en la Iglesia: un nuevo magisterio no puede sino interrogarse sobre lo esencial. Menos poder, más escucha. Menos estructura, más aliento. Pienso en una Iglesia que no tema la fragilidad, que reconozca el valor de las periferias del alma y de las contradicciones, incluso de las propias. Una Iglesia que huela a humanidad y no solo a incienso”, expuso.

La inspiración para vestir al papa Francisco
Sorcinelli consideraba al papa Francisco como “un hombre sorprendente y coherente en su elección” por lo que en su intervención para vestirlo consideró varios factores que se relacionaran al difunto pontífice.
“En mi intervención estilística para el papa Francisco, tuve en cuenta su procedencia geográfica, alejada de las liturgias europeas fuertemente ancladas en la tradición, y tuve la intuición de que el periodo histórico al que debía remitirse para sus vestiduras sagradas era el medieval, en particular a los frescos de Giotto (pintor y arquitecto italiano a finales de la edad media)”, contó.
Explicó que su fuente de inspiración se basa en cualquier cosa de la cotidianidad: una armonía antigua, el rostro esculpido de un santo medieval, el olor de una fragancia, manos de un artesano, entre otros.
“También las grietas, las contradicciones, las cosas que no encajan: a menudo son ellas las que revelan la esencia más profunda”, agregó.
Para Sorcinelli su forma de trabajar para la Iglesia es una manera de “servir” a la religión y reconoce lo complejo que es vestir a alguien “que habla en nombre de Dios”.