¿Por qué el nuevo papa eligió el nombre de León XIV?

Robert Francis Prevost, primer pontífice estadounidense, adoptó uno de los nombres más repetidos en la historia papal
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El nuevo pontífice, el agustino estadounidense Robert Francis Prevost, ha elegido llamarse León XIV, un nombre con fuerte carga histórica en la Iglesia católica y que no era usado desde hace más de 120 años.

El nombre León es uno de los más adoptados por los papas a lo largo de los siglos: 13 pontífices lo han utilizado antes que Prevost. El último fue León XIII, quien lideró la Iglesia entre 1878 y 1903 y es recordado por su encíclica Rerum Novarum, sobre la doctrina social católica.

Aunque el Vaticano no explica oficialmente el motivo detrás de cada nombre, suele interpretarse como una señal del modelo de liderazgo que el nuevo papa busca seguir. En este caso, podría apuntar a una visión firme pero reformista, como la que encarnó León XIII.

Habemus papam: Robert Prevost es el nuevo papa
El recién elegido papa León XIV (segundo desde la izquierda), el cardenal Robert Francis Prevost, de Estados Unidos, se dirige a los fieles desde la logia central de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, el 8 de mayo de 2025 | Foto: EFE/EPA/ALESSANDRO DI MEO

Una tradición que se remonta al siglo X

Desde hace más de mil años, todos los papas han cambiado su nombre de bautismo al iniciar su pontificado. La tradición comenzó formalmente en el año 996, cuando Bruno de Carintia adoptó el nombre de Gregorio V. Esta práctica simboliza el inicio de una nueva misión espiritual y de gobierno.

Curiosamente, ningún papa ha tomado el nombre de Pedro, en deferencia al apóstol fundador de la Iglesia. Algunos pontífices que se llamaban Pedro de nacimiento, como Juan XIV o Sergio IV, cambiaron su nombre al ser elegidos.

Entre simbolismo y estrategia pastoral

En siglos pasados, incluso hubo razones más inusuales para cambiar de nombre: por ejemplo, el papa Mercurio decidió llamarse Juan II para no gobernar la Iglesia con el nombre de una deidad pagana.

El nombre adoptado por cada pontífice suele analizarse como una señal simbólica de sus prioridades y estilo pastoral. Así lo hizo Francisco, quien en 2013 explicó que eligió el nombre en honor a san Francisco de Asís, “el hombre de la pobreza, el hombre de la paz”.

Con la elección de León XIV, el papa Prevost se inscribe en una tradición de nombres que evocan tanto autoridad histórica como renovación espiritual, en un momento de profundos desafíos para el catolicismo global.

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