Este jueves, a las 6:08 pm, hora local de Roma, la tradicional fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que los cardenales han alcanzado el consenso necesario para elegir a un nuevo pontífice.
Minutos más tarde, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, pronunció las palabras que millones de fieles católicos en todo el mundo esperaban escuchar: Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam… León XIV.
El nuevo papa, Robert Prevost, es de Estados Unidos y asumirá el liderazgo de la Iglesia Católica tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril, a los 87 años de edad.

Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, fue el primer papa latinoamericano y uno de los líderes más influyentes de la Iglesia católica en las últimas décadas. Su pontificado estuvo marcado por un llamado constante a la justicia social, la atención a los pobres y un estilo pastoral cercano a la gente.
Un mensaje de esperanza y unidad
En su primer discurso desde el balcón de la Basílica de San Pedro, León XIV se dirigió a los fieles con un saludo profundo, instando a la paz universal. “Este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor que dio su vida por el rebaño de Dios”, comenzó.
En su discurso, también agradeció al papa Francisco, a quien consideraba un mentor cercano, y recalcó la importancia de seguir su legado de compasión y cercanía.

En sus palabras, insistió en la necesidad de una paz “desarmante, humilde y perseverante”, que solo puede venir de Dios, y ofreció una bendición que resonó con fuerza en los corazones de los miles de fieles presentes.
“Debemos buscar juntos ser una iglesia misionera, una iglesia que construye puentes y el diálogo siempre abiertos a recibir a todos”, afirmó.
Su discurso también estuvo marcado por un emotivo recordatorio a su diócesis de Chiclayo, Perú, donde desempeñó un papel importante en su camino pastoral.
Un cónclave breve, pero decisivo
El cónclave comenzó el miércoles 7 de mayo, cuando los 133 cardenales con derecho a voto se encerraron cum clave en la Capilla Sixtina, siguiendo el ritual que data del siglo XIII.
Durante el proceso, se llevaron a cabo al menos tres votaciones sin resultado concluyente, hasta que finalmente, en la cuarta ronda, se alcanzaron los dos tercios necesarios para la elección.
Con la aparición del humo blanco y el repique de las campanas, miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro celebraron el anuncio.
El nombre que el nuevo papa eligió para su pontificado será interpretado como una señal de su visión, prioridades y legado esperado.
Una Iglesia ante nuevos desafíos
La elección del nuevo papa llega en un momento de importantes retos para la Iglesia católica. En muchos países, el avance del secularismo, la disminución de vocaciones religiosas y las tensiones internas han obligado al Vaticano a repensar su rol en el mundo contemporáneo.
Al mismo tiempo, el papa Francisco dejó en marcha procesos clave, como la descentralización de ciertas decisiones, el fortalecimiento de la sinodalidad (gobierno colegiado) y un enfoque más pastoral y menos doctrinal en temas sociales y morales.

La ceremonia de inicio de pontificado, conocida como misa de entronización, se celebrará en los próximos días. A ella asistirán delegaciones de todos los continentes, líderes religiosos y políticos, y miles de fieles que buscarán acompañar al nuevo sucesor de Pedro en el comienzo de su misión.