Eduardo Liendo: el último round del mago de las palabras

El escritor falleció a los 84 años de edad. Entre sus obras más emblemáticas están El mago de la cara de vidrio, Los Topos y Contigo en la distancia, entre otros
Jordan Flores
Jordan Flores - Redactor
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Eduardo Liendo se despidió en medio de un aguacero. Falleció en Caracas el 3 de julio, a los 84 años de edad. Diferentes expresiones de duelo recorrieron las redes sociales por parte de amigos, familiares y personas del medio literario venezolano, toda una generación de lectores y escritores que formaron bajo el ala de su ejemplo.

En vida, Liendo fue considerado como uno de los narradores más importantes del país. Su primer libro, El mago de la cara de vidrio (1973), fue reconocido por autores como Héctor Torres y Yéiber Román como una de las novelas más icónicas de la literatura venezolana en un sondeo realizado por El Diario en octubre de 2023. También fue por años una lectura obligatoria en las escuelas, siendo para muchos su introducción formal al mundo de las letras.

Sus textos estaban cargados de un peculiar tono humorístico y un realismo fantástico, pero a su vez con una visión crítica del mundo moderno. Fiel a sus convicciones, nunca dejó de soñar con una sociedad más justa y digna, aunque supo cambiar a tiempo el sonido de los fusiles por el de la máquina de escribir para conquistarlo.

Al filo del peligro

Eduardo Liendo Zurita nació en Caracas el 12 de enero de 1941. Hijo de Francisco José Liendo y Rosa Zurita, tuvo cuatro hermanos y creció en un hogar humilde, pero sin carencias. Estudió en la Escuela Experimental José Gil Fortoul, y concluyó su bachillerato en el liceo Luis Espelozin.

Murió el escritor venezolano Eduardo Liendo
Foto: Prodavinci

“La primera casa, me dicen mis padres, que habité fue una en la esquina del Peligro. No sé si eso tiene que ver un poco con las incidencias de mi vida”, declaró en una entrevista a Héctor Torres para la revista Clímax en 2015.

Desde niño fue un lector ávido. Novelas como Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain marcaron su infancia, aunque también leyó obras como Confesiones, de Jean-Jacques Rousseau, o la biografía de Honoré de Balzac escrita por Stefan Zweig. A los 16 años de edad ya manifestaba su intención de convertirse en escritor.

Por esa edad también se involucró en la política, y a los 17 años comenzó a militar en el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Llegó a ser secretario de Propaganda de su parroquia, aunque en la década de los sesenta decidió tomar el camino de la insurgencia armada, inspirado por las tendencias izquierdistas del momento, como la Revolución Cubana o los manifiestos de intelectuales franceses como Jean-Paul Sartre.

Junto a un grupo de estudiantes, se alzó en armas contra una democracia apenas emergente, y se atrincheró en una montaña del estado Lara. Sin embargo, en 1962 lo atraparon y pasó los siguientes cinco años detenido en diferentes cárceles como el Fortín El Vigía, en La Guaira, o la isla del Burro, en el lago de Valencia (Carabobo).

En 1967 se le ofreció salir del país y fue enviado en un vuelo a Zurich, Suiza. De allí se mudó a Checoslovaquia y posteriormente a la Unión Soviética, donde estudió en el Instituto de Ciencias Sociales de Moscú. “Fue una experiencia extraordinaria”, recordó de aquella época, aunque la invasión soviética a Checoslovaquia de 1968 le hizo cuestionarse muchos de los dogmas en los que había creído sobre la utopía socialista.

Viendo al mago a los ojos

En su entrevista con Torres, Liendo indicó que en 1969 el PCV lo llamó para volver a Venezuela. El nuevo gobierno de Rafael Caldera buscaba la pacificación de las guerrillas para su incorporación a la vida política, por lo que Liendo regresó a Caracas a continuar su rol como activista. No obstante, algo de su vena literaria todavía palpitaba, recordando su sueño de ser escritor.

Murió el escritor venezolano Eduardo Liendo
Foto: Oriana Lozada/Ficción Breve

Consiguió empleo como bibliotecario y tras muchos roces con sus antiguos camaradas, abandonó el PCV y se unió al partido liderado por Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, quienes fundaron en 1971 el Movimiento al Socialismo (MAS). Liendo coincidía con ellos en que la violencia de la década anterior había sido un error, y que el camino estaba en una izquierda progresista y democrática.

Mientras tanto, decidió seguir su instinto y escribir El mago de la cara de vidrio como desahogo a los problemas económicos y existenciales que había en su vida. “Aunque está escrito en ese tono jocoso, yo sabía que me la estaba jugando. Si yo perdía esa oportunidad iba a perder en los dos tableros, como dicen los ajedrecistas: en la política, mis actividades de varios años dedicados a algo en lo que creíamos, e iba a perder también en lo único que creía que había perdido: mi condición de lector. Nadie podía apostar por mí como escritor”, afirmó en un homenaje que le realizaron en la Biblioteca de Los Palos Grandes en 2023.

Fue publicado por Monte Ávila Editores y se convirtió en un éxito inmediato tanto en ventas como ante la crítica. La historia de un un profesor que lucha por recuperar a su familia de las garras del mago, una alusión directa a la televisión, llamó la atención del público al ser una reflexión sobre la lucha entre los valores tradicionales y la modernidad arrolladora. También planteó cuestionamientos que aún resuenan en la actualidad como el mal uso de la tecnología, el papel de los medios de comunicación masivos y la cultura de la banalidad, con personas que se sumergen en el entretenimiento para abstraerse de su realidad.

Consagración de Eduardo Liendo

En los años siguientes, Liendo conseguiría un trabajo en la Biblioteca Nacional (1976) mientras consolidaba su carrera como escritor. En 1975 publicó con Monte Ávila Los Topos, donde cerró su capítulo personal con la lucha armada al contar su experiencia como guerrillero y prisionero. En 1978 vio la luz su tercer libro, Mascarada, el cual recibió mención honorífica en el Premio de Ficción de Caracas y luego el premio de humor Pedro León Zapata en 1981. Por esos años también se unió como miembro fundador del reconocido taller Calicanto, creado por Antonia Palacios.

Murió el escritor venezolano Eduardo Liendo
Foto: ABediciones

En 1982, se casó con la argentina Yeska Estela Murua, quien se convirtió en el pilar de su hogar en medio de fuertes dificultades económicas. Aun así, Liendo siguió escribiendo y publicó Los platos del diablo (1985), por el que ganó el Premio Municipal de Literatura de Caracas, y el libro de cuentos El cocodrilo rojo (1987).

Por esa época logró dos hitos importantes: su libro Si yo fuera Pedro Infante (1989) obtuvo en 1990 el premio Manuel Vicente Romero García, del Consejo Nacional de la Cultura (Conac), y fue nombrado director de Extensión Cultural de la Biblioteca Nacional. Publicaría El diario del enano (1995), mientras que su novela Los platos del diablo fue adaptada al cine por el director venezolano Thaelman Urgelles en 1994.

Últimos años

Ya tenía reconocimiento y estabilidad económica para el momento de su jubilación de la Biblioteca Nacional en 2001. Poco después sacó su novela El round del olvido (2002), con la que volvió a ganar el Premio Municipal de Literatura. En el nuevo siglo mantuvo una producción literaria constante, con Las kuitas del hombre mosca (2005), Contraespejismo (2007), El último fantasma (2008). En este último se permite volver a cuestionar la deriva del comunismo a través de las discusiones entre un escritor viudo y el espectro de Lenin.

Eduardo Liendo
Krina Ber y Eduardo Liendo en Los Palos Grandes (año 2013) | Foto: Luis Vicuña

En la década siguiente alternó libros con distinciones. En 2011 el Círculo de Escritores de Venezuela le confirió la Medalla Internacional Lucila Palacios, y en 2014 publicó su novela Contigo en la distancia. Poco después, en 2015, la Alcaldía de Chacao le otorgó la orden Juan Liscano mientras presentaba su libro de ensayos En torno al oficio de escritor durante el 7° Festival de la Lectura Chacao. En 2024 publicó su último libro, con un título que ya manifestaba un nuevo cierre en su vida: Doy por vivido todo lo soñado.

El mago de la cara de vidrio cumplió 50 años en 2023. El 26 de agosto de ese año, tanto el libro como su autor recibieron un homenaje en la Biblioteca de Los Palos Grandes con el conservatorio Cinco décadas, cinco miradas. Allí participaron los escritores Óscar Marcano, Krina Berr y Eritza Liendo, así como la docente Marisol de Macedo y el periodista Javier Cedeño Cáceres, con Eduardo Liendo como invitado especial.

Liendo no alcanzó a celebrar el 50 aniversario de Los Topos. En sus últimos años debió batallar con diferentes complicaciones de salud, entre ellas la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, el golpe fulminante fue la muerte de su esposa Yeska Estela Murua en 2022, así como el de otras amigas importantes como Violeta Rojo y la propia Krina Berr, ambas en 2024.

Maestro de maestros

En su libro En torno al oficio de escritor (2014), Liendo recoge diferentes consejos y reflexiones recogidas a lo largo de varios discursos, ensayos y disertaciones que hizo a lo largo de su carrera. Sin ser necesariamente una guía para escritores novatos, su forma de orientar en momentos claves del proceso creativo lo vuelve un texto referencial para muchas personas que apenas comienzan a enfrentar sus primeras páginas en blanco, e incluso para aquellos veteranos que necesitan reencontrar su chispa.

Eduardo Liendo
Foto: Luis Vicuña

Todas esas enseñanzas se fueron puliendo al calor de su experiencia formando a nuevas generaciones de escritores. En 1996 fue profesor invitado en la Universidad de Boulder, en Colorado (Estados Unidos), sin embargo, su magia realmente estaba en los talleres de escritura, los cuales impartió primero en el Conac, y luego en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

En sus aulas enseñó que lo importante para escribir es, primero, ser un buen lector; segundo, disciplinado y dispuesto a reescribir una historia las veces que sean necesarias para encontrar su forma ideal; y tercero, experimentar la vida para poder plasmarla correctamente. “El oficio de escritor sería también el arte de imaginar. Una búsqueda de nuevos mundos autónomos, soberanos, insólitos, diferenciados de la realidad real. En este sentido el escritor, como todo creador, debe aventurarse a avanzar unos pasos en la oscuridad”, recomendaba Liendo en su libro.

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