Desde su primera edición, realizada en 2012, el International Chocolate Awards es considerado por los especialistas como uno de los premios más importantes de la chocolatería internacional. Dividido en finales regionales y continentales, las marcas participantes inscriben sus barras para que las juzgue un panel de especialistas, quienes puntúan cada chocolate y deciden la asignación de medallas de oro, plata o bronce.
Entre los galardonados de la edición 2025 en la final europea de los International Chocolate Awards destaca el cacao Choroní, origen que se repitió en cuatro oportunidades y ganó medallas en tres categorías, de la mano de dos chocolateros provenientes de Hungría y Rumania. Aun cuando la popularidad de Choroní como pueblo cacaotero data de la época colonial, su reconocimiento en la chocolatería internacional es incipiente en comparación con la fama y proyección del cacao de su población vecina de Chuao, también en Aragua.
Durante mayo de 2025, el jurado evaluó cientos de barras de chocolate enviadas por los fabricantes europeos para competir en las categorías: chocolate oscuro; chocolate con alto porcentaje de cacao; chocolate de leche; chocolate elaborado con leches alternativas; chocolate blanco; chocolates aromatizados; y chocolates con texturas. En la final europea compiten todas aquellas chocolaterías que fabrican chocolates de manera artesanal en los diferentes países del continente y trabajan con microlotes de cacao desde la semilla hasta lograr la barra terminada.
Por años, la chocolatería europea catalogaba el cacao venezolano según el puerto de donde salía; popularizando en el exterior orígenes como el cacao Caracas y el cacao Maracaibo. Pero desde hace una década se busca darle relevancia a la zona delimitada, con el nombre del pueblo o incluso de la hacienda de donde proviene el cacao que usa un chocolatero, explicó para El Diario la especialista María Fernanda Di Giacobbe.
Octavian Petrut (Rumania): “Choroní no solo es un cacao sabroso, también es un cacao expresivo, floral y casi espiritual”
En 2020, Octavian Petrut abrió Kestar Concept, una cafetería y chocolatería de especialidad ubicada en Bucarest, Rumania, con la idea de elaborar chocolates con solo dos ingredientes: cacao de alta calidad y azúcar. El ahora chocolatero comenzó a importar y procesar sus propios granos de cacao, guiado por su experiencia previa con el café tostado. En el proceso, Petrut descubrió las diferencias de sabores asociadas a cada zona geográfica de donde se extraen las semillas de cacao con las que trabaja en su taller.
En 2025, la chocolatería rumana Kestar obtuvo dos galardones en los Chocolate Awards por su trabajo con el cacao venezolano: una medalla de plata por su tableta elaborada con 95 % de cacao de Choroní, en la categoría de chocolates con altos porcentajes de cacao; y una presea de bronce por su tableta Venezuela Criollo Choroní 70 %, en la competencia de chocolates oscuros elaborados con cacao de origen.
“En los últimos años hemos trabajado con granos excepcionales y, para ser sincero, Venezuela tiene un lugar especial en mi corazón. Me asombraron los increíbles chocolates que puedo obtener de los granos venezolanos. Me llamó la atención el cacao de Choroní por su pequeña producción y el perfil de sabor. La viscosidad suave, el amargor casi inexistente. No solo es un cacao sabroso, sino también es un cacao expresivo, floral y casi espiritual”, destaca el chocolatero rumano Octavian Petrut, en entrevista para El Diario.
Al ser consultado por las características de sus chocolates premiados recientemente, el especialista resalta las bondades de los granos de cacao cosechados en Choroní frente a otros cacaos de la región: “Me encanta lo complejo que es. Comienza con notas florales, como jazmín y lavanda, y luego se perciben cítricos, nueces y un toque herbáceo, como manzanilla o tomillo. También me ayuda su suave viscosidad, que lo hace mucho más fácil de trabajar, sin necesidad de añadir nada. Mi barra de chocolate Choroní 95 % es más fácil de trabajar que la de Colombia 70 %, por ejemplo”, sentencia.
Petrut no ha visitado nunca Venezuela; sin embargo, conoce bien la geografía y el clima de varios de sus pueblos a través de su experiencia con el cacao de zonas de los estados Aragua, Miranda y Zulia. El chocolatero manifiesta sentirse contento de acercar los sabores del cacao al mercado rumano, donde los granos venezolanos son aún una rareza, y afirma que seguirá experimentando en su chocolatería con las semillas de Choroní, las cuales califica como una variedad que tiene un sello único en cuanto a perfil de aromas y sabores.
Orsolya Pörzse (Hungría): “La calidad de los granos de Choroní es consistente, lo cual es una gran ventaja”
Las otras dos preseas logradas por los granos de Choroní en la final europea de los Chocolate Awards las obtuvo ChocoMe, una chocolatería artesanal fundada en 2010 por Orsolya Pörzse, en Budapest (Hungría), la cual ya cuenta con más de 120 premios en diferentes competencias internacionales, a través de sus productos realizados a partir de ingredientes de calidad que la marca ubica e importa desde diferentes partes del mundo.
En 2008, Orsolya Pörzse decidió ir más allá en su pasión por la gastronomía y se adentró en el mercado del chocolate premium en Hungría. La historia de la chocolatera con el cacao venezolano comenzó en 2023, cuando visitó Venezuela por invitación de la francesa experta en chocolates Chloé Doutre-Roussel. En ese viaje, Pörzse conoció las poblaciones cacaoteras de Chuao y Choroní, y concretó una alianza para trabajar cacaos de estas zonas en sus talleres en Europa.
Sobre su experiencia trabajando semillas de Choroní, la creadora de ChocoMe comenta en entrevista para El Diario: “Nos encanta el gran tamaño y el cuidado con el que se tratan esos granos. Tostamos a baja temperatura, con mucho cuidado. La calidad de los granos de Choroní, de la Hacienda La Sabaneta, es consistente, lo cual es una gran ventaja. Actualmente, trabajamos nuestra receta de chocolate negro al 72 % de cacao, con granos de Choroní. Usamos principalmente solo dos ingredientes: cacao en grano y azúcar de caña”.
Fueron sus chocolates, elaborados a partir de semillas de Choroní y posteriormente aromatizados de forma natural con cáscaras de naranja e Iyokan –un cítrico japonés de cáscara gruesa, muy aromático y parecido a la mandarina–, con los que la chocolatería húngara conquistó dos medallas de bronce en la categoría de chocolate negro con inclusiones de sabor o trozos. Esto representa un importante reconocimiento en un mercado considerado emergente, como es la chocolatería del grano a la barra en Hungría.
“En Venezuela he conocido a mucha gente humilde y amable con un gran conocimiento profesional en cada plantación de cacao. La calidad y la diversificación del grano venezolano son asombrosas. Visitamos nueve plantaciones diferentes este verano (2025) y estoy bastante segura de que al menos seis de ellas estarán en nuestro portafolio, comenzando con el cacao Canoabo, de la Hacienda San Cayetano”, afirma la creadora de ChocoMe, al explicar su acercamiento con el cacao venezolano.
Estas premiaciones internacionales aúpan la visibilidad de pequeñas regiones cacaoteras como Choroní, dándoles reconocimiento y destacando su gran calidad frente a otras regiones productoras en Venezuela y América, un mercado internacional altamente competitivo, donde los pueblos cacaoteros venezolanos buscan distinguirse por su calidad aromática y su potencial para la chocolatería artesanal europea.
El cacao de Choroní ostenta la distinción de Indicación Geográfica Protegida en Venezuela, según la Resolución 1534 de fecha 11 de noviembre de 2022, otorgada por el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI), con el objetivo de fomentar el reconocimiento de este cacao venezolano en el exterior y el nexo de sus atributos sensoriales atados al origen geográfico.