La comunidad científica internacional está observando la trayectoria del cometa interestelar 3I/ATLAS, un objeto cósmico procedente del espacio interestelar que ha sido considerado por los expertos como una rareza astronómica y alcanzará su punto más cercano al Sol el 29 de octubre.
La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) calificó al cometa como una “cápsula del tiempo galáctica” debido a su alta y extraña actividad, por lo que activaron el protocolo de defensa planetaria que les permite analizar su comportamiento errático y movimientos anómalos.
El cuerpo celeste, descubierto el 1º de julio por el sistema ATLAS de Río Hurtado (Chile), se encuentra actualmente entre los más grandes y masivos de su tipo jamás observados por los astrónomos.
El interés por el 3I/ATLAS aumentó cuando la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN, por sus siglas en inglés) registró movimientos, forma y composición inusuales para un cometa. Para gestionar los sistemas de seguimiento espacial, el Minor Planet Center de Harvard y la NASA realizarán un ejercicio especial de observación que se realizará entre el 27 de noviembre de 2025 y el 27 de enero de 2026.
El principal objetivo de este procedimiento es analizar con precisión el desplazamiento del cuerpo celeste, así como también mejorar la capacidad de respuesta de la agencia ante posibles amenazas espaciales.

Comportamiento errático del cometa 3I/ATLAS
Los científicos señalaron que el principal reto con el 3I/ATLAS es técnico, ya que su comportamiento errático les dificulta calcular su trayectoria con precisión, un problema que se agrava al extraer mediciones desde el pico de brillo en lugar del centro real del objeto.
A pesar de que descartaron el riesgo de impacto contra el Sol o la Tierra, las agencias espaciales internacionales permanecen atentas a su recorrido debido a la cercanía del objeto con la órbita terrestre.
El 3I/ATLAS es un objeto que alcanza velocidades superiores a los 200 mil kilómetros por hora y conforme se acerca a nuestra estrella, su actividad parece incrementarse. Esto lo convierte en un espectáculo astronómico único para los científicos.
Las observaciones de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) han revelado estas características físicas de este objeto espacial:
– Gracias a telescopios como el espacial Hubble y el Espectrógrafo Multiobjeto Gemini (GMOS) en Chile, se descubrió que el 3I/ATLAS posee una coma brillante y ancha (una nube de gas y polvo que se forma alrededor de su núcleo helado) y una cola prominente que apunta en dirección contraria al Sol.
– Al recopilar el espectro del cometa (las longitudes de onda de la luz que emite), los científicos obtienen información crucial sobre su composición y química, lo que permite comprender cómo cambia a medida que atraviesa el sistema solar interior.

– El material que expulsa contiene un desequilibrio de níquel y hierro y una baja emisión de vapor de agua en comparación con cometas naturales. Estos elementos atípicos han alimentado la hipótesis de un origen no natural por parte de algunos científicos.
– Los expertos estiman que podría tener hasta 10 millardos de años, formándose en los orígenes de la Vía Láctea, lo que lo convierte en uno de los cometas más antiguos observados.
Campaña de observación internacional
Para conseguir la mejor vista del objeto, tanto la ESA como la NASA aprovechan sus misiones espaciales para observar el cometa desde puntos estratégicos fuera del entorno terrestre.
Entre el 1° y el 7 de octubre, las sondas Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter de la ESA observaron el cometa a su paso cerca de Marte, manteniendo una distancia mínima de 30 millones de kilómetros.
Mientras que la sonda Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE) de la ESA lo observará con diversos instrumentos entre el 2 y el 25 de noviembre.
El máximo acercamiento a la Tierra está previsto para el 19 de diciembre, a una distancia de aproximadamente de 270 millones de kilómetros, por lo que no representa peligro de impacto.
Los astrónomos esperan que reaparezca en el cielo y sea visible con telescopios especiales a finales de noviembre en la constelación de Virgo, antes del amanecer.
Como parte de la campaña global de observación, el Minor Planet Center, en colaboración con la Unión Astronómica Internacional (UAI) y otras agencias internacionales, se mantienen alertas ante la trayectoria del cometa 3I/ATLAS y sus movimientos anómalos.
La hipótesis de un origen artificial
El físico Avi Loeb, profesor de Harvard, propuso una interpretación distinta. Bajo su planteamiento, el brillo anómalo del objeto, la ausencia de gases en sus primeras observaciones y su alineación casi perfecta con el plano de los planetas podrían indicar un origen no natural.
Loeb también sugirió que el cuerpo aprovecharía las asistencias gravitacionales de planetas como Júpiter, Marte o Venus para desplazarse. También ha considerado la posibilidad de que el objeto modifique su curso mientras permanece oculto detrás del Sol, fuera del alcance de los instrumentos terrestres.
En estudios posteriores, Loeb retomó un enigma que la astronomía mantiene sin resolver desde 1977. Ese año, el radiotelescopio Big Ear, en Ohio, registró una señal de radio de 72 segundos conocida como la “Señal Wow!”, un evento que nunca volvió a repetirse.
El investigador ha indicado que 3I/ATLAS se encuentra en la misma zona del cielo donde se registró la “Señal Wow!”. A partir de esa coincidencia, planteó que ambos sucesos podrían tener una relación. Asimismo, en su hipótesis, el cometa sería la posible fuente de aquella emisión de radio o, al menos, una clave para comprender el origen de uno de los mayores enigmas de la astronomía moderna.
Loeb señaló que será necesario obtener imágenes de mayor resolución antes de plantear nuevas hipótesis sobre su estructura o composición.