- Karen vive en Guarenas, estado Miranda. Contó en exclusiva para El Diario que desde hace aproximadamente dos años cumple un rol de abuela de tres pequeños que atraviesan el trauma del abandono
El abandono de tres niños encerrados en una vivienda en Guarenas, estado Miranda, motivó a Karen Vicenti a seguir su camino de proteccionista de animales desde otro ángulo. En esta ocasión decidió hacerse cargo de tres pequeños que fueron abandonados por su madre. Pese a contar con su padre, los menores de edad atraviesan muchos problemas emocionales luego de dos años de un desamparo que ha marcado sus vidas.
Vicenti es una mujer de 55 años de edad que se ha dedicado a proteger a los perros en situación de calle. Hace tres años falleció su mascota y para enterrarla contrató a dos hombres que la ayudaran a limpiar la zona de un terreno que era utilizado como basurero – actualmente es un parque canino – para que allí reposaran sus restos.
Luego de un año, las dos personas siguieron trabajando junto a ella, pero a medida que pasaba el tiempo notó que Luis – uno de sus empleados – mostraba una preocupación y tristeza excesiva por un motivo que ella desconocía.
La mujer comenta que nunca había visto a un hombre con ese estado de ánimo: reflejaba que pasaba horas llorando y su nivel de estrés era notorio. Ante la alerta de que algo le ocurría ella le preguntó al hombre si podía ayudarlo en algo. Nunca se habría podido imaginar lo que Luis estaba por contarle.
Pasaron al menos 20 días y la madre de los pequeños no aparecía, durante esos días Luis se metía por la ventana para poder darle de comer a sus hijos, volvía a salir y dormía afuera en la planta baja. Karen apenas conoció la historia le dijo al padre de Dessire (6), Ángel (5) y Anaís (4) que tenía que actuar para poder recuperar a sus hijos.
“Esos niños estaban pasando trabajo y teníamos que tomar cartas en el asunto, porque quien actuaba como mamá era la niña mayor, eso no podía estar pasando”, comenta. La angustia y tristeza del padre cada vez eran más notorias porque no sabía qué hacer ante la situación, pero, a pesar de la incertidumbre que le generaba, siguió el consejo de Karen y acudió a la Fiscalía para que le entregaran la custodia de los niños y el apartamento.
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Luego de conseguir la custodia de sus hijos, la madre de los niños desapareció. Sin embargo, con el tiempo lograron ubicar a la mujer por medio de la policía y la detuvieron por abandono de hogar y por dejar a los niños desamparados.
Karen cuenta que la ex pareja de Luis salió en libertad luego de dos meses de su detención, pero después de eso nunca volvió y solo han sabido de ella en tres ocasiones, en las cuales tuvo una actitud amenazante queriendo quedarse con el apartamento, pero sin mostrar interés en los niños.
“Desde ese entonces me hago cargo con el señor Luis de los niños. Yo los mantengo, los alimento, los visto y les doy cubro las necesidades básicas, más amor”, expresa Karen. En la actualidad se le ha dificultado un poco cubrir los gastos de los pequeños debido a los altos costos de los productos básicos.
La realidad de los tres pequeños le ha conmovido mucho y desde el momento que empezó a ayudarlos no se ha separado de ellos, siempre busca la manera de apoyarlos y llenar un poco la falta de amor que puedan tener. “Yo hago todo lo que esté a mi alcance”.
Vicenti describe al señor Luis como un hombre trabajador, un padre que hace lo imposible para que sus hijos no pasen hambre, pero la falta de amor de la madre les ha afectado. Actualmente reflejan el dolor por el abandono materno con malos comportamientos: el niño empezó a orinarse en la cama y la más pequeña no ha avanzado de nivel en el preescolar.
Anaís, la menor de los tres niños, presenta dificultades para aprender las cosas que le indican en el colegio. La pequeña habla muy poco, sólo pronuncia las últimas sílabas de cada palabra, no colorea dibujos – cosa que considera como algo natural en los niños que cursan preescolar -, sus problemas se han convertido en su cotidianidad.
Karen está haciendo lo posible para conseguir ayuda psicológica para los tres niños, porque considera que lo que vivieron no es sencillo de superar.
Los niños están en terapia en el Consejo Nacional de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes del municipio Plaza, en Guarenas, pero debido a situación de la pandemia del Covid-19 no pudieron seguir asistiendo. A pesar de las pocas sesiones no ve mejoras, pues cree que están retrocediendo y su vulnerabilidad sigue creciendo.
“La pequeñita es muy pegada a mí. Un día vinieron a traerles una donación de juguetes y ella prefirió quedarse conmigo que recibir las cosas que le estaban llevando. Ella está pidiendo cariño y amor a gritos, yo le doy todo el amor que puedo”, expresa.
Nuevos integrantes
La mujer de 55 años cuenta que Luis hace siete meses inició una nueva relación con una buena muchacha que lo ayuda con los niños e intenta hacer el rol de mamá. Los pequeños le han agarrado cariño, pero cuando la mayor se molesta le hace el comentario “tú no eres mi mamá, esta no es tu casa”. A medida que crecen más, los problemas se hacen más recurrentes, porque cada vez son más conscientes del abandono.
La nueva pareja no es la única nueva cara que tienen estos niños en sus vidas, pues la joven tiene dos hijas, una de 12 y otra de 15 años que tiene una bebé. Karen dice que se hace cargo de todos los que están en esa casa debido a que no puede dejarlos solos en esta situación, pero así se sigan sumando más personas su prioridad siempre serán los tres pequeños que ayuda desde hace dos años.
“Ellos quieren mucho a esta muchacha, pero su léxico no es muy agradable. Yo he tenido que guiarla a ella y llamarle la atención, decirle que no diga groserías y que trate de ser paciente”, asegura.
Señala que la joven de 15 años no vive todo el tiempo en la casa, solo por un par de días hace compañía en esa vivienda. con la adolescente de 12 años la situación es diferente, ella contribuye con el cuidado de los niños. No ha sido una situación negativa debido a que ella también pone su granito de arena para ayudar a los niños del señor Luis. Comenta que las peleas siempre están presentes, pero son discusiones entre hermanos, nada grave.
“La presencia de estas nuevas personas no ha sido algo negativo para ellos pues tienen más compañía de la que tenían antes”, dice. Pero, a pesar del cariño que estos nuevos integrantes les puedan dar, Karen asegura que necesitan a una persona que los ayude con más profundidad con sus problemas psicológicos.
Ayuda para los niños
Durante estos dos años Karen ha hecho lo posible para seguir ayudando a los tres pequeños. Los niños la ven como una abuela y el cariño entre ellos es indescriptible, pues su presencia le permitió llenar un poco el vacío que su madre marcó en sus vidas, aunque cubrir el rol de mamá no es lo que busca Karen.
Las cosas cada día se le hacen más complicadas por los altos costos de los alimentos y la ropa. Siempre ha recibido colaboración de ropa y juguetes para los tres, pero cada día crecen más las necesidades de cada uno.
Vicenti reitera que todos necesitan ayuda psicológica, cuentan con las terapias que les realizan en el Consejo Nacional de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes, pero considera que necesitan algo más profundo que los ayude a salir del trauma que el abandono les dejó.
Siempre ha hecho todo por su cuenta, pero hace unos días tuvo que recurrir a las redes sociales para pedir colaboración ciudadana para seguir con su labor y así continuar dándoles el amor que necesitan.
En su Twitter publicó una breve historia de lo que ha sido todo este tiempo, no pide dinero solo una mano amiga con la donación de algunos alimentos perecederos, ropa y juguetes para poder brindarles un poco más de comodidad.
“Estos pequeños necesitan la ayuda de toda la comunidad, aparte de la mía”.
La primera que debe recibir ayuda de una terapeuta es la más pequeña debido a que las maestras ya no la quieren recibir en el colegio por el atraso escolar que presenta, en caso de recibir la ayuda necesaria se evaluaría su regreso a las actividades. Los otros dos no han presentado problemas educativos, la mayor es aplicada y el niño se destaca en las matemáticas, relata.
Karen afirma que, a pesar de lo caótico que ha sido el proceso, ella se siente feliz de ayudarlos porque su corazón está lleno de amor y alegría. Comenta que esta situación la ve como una misión de vida y así lo ha asumido. Ayuda sin condición a estos niños que llegaron hace dos años para cambiarle la vida.