• La violencia contra la mujer ha sido una de las denuncias más recurrentes en la entidad andina desde el inicio de la cuarentena, hace 126 días

El confinamiento en el que se encuentra inmerso el país desde hace aproximadamente cuatro meses ha sido el detonante de otros inconvenientes dentro del hogar de muchos ciudadanos. Las denuncias de violencia de género han incrementado en un 50% desde el inicio de la cuarentena según cifras del Instituto Tachirense de la Mujer.

Intamujer se encarga de ofrecer atención legal, psicológica y de orientación familiar a mujeres, familias, niños, niñas y adolescentes víctimas de cualquier tipo de violencia, en el hogar o fuera de él.

Las denuncias por agresión física o verbal en la entidad han tenido un aumento significativo desde el año 2018. A raíz de eso, Intamujer implementó programas preventivos para contrarrestar ese balance negativo existente hasta el momento.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».

“En el año 2018 se atendieron más de 7.900 casos, en 2019 se atendieron más de 10.000 y para el 3 de marzo de 2020 teníamos 1.180 personas atendidas, eso quiere decir aproximadamente 300 denuncias”, dijo Beatriz Mora, presidenta de Intamujer en entrevista exclusiva para El Diario.

A partir del 16 de marzo la mayoría de instituciones públicas cerraron sus puertas, quedando activas únicamente las de guardia: Fiscalía, organismos de seguridad como el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Policía Nacional Bolivariana (PNB), Policía del estado Táchira, Policía Municipal y las entidades militares.

El primer mes de cuarentena iba tranquilo hasta que se da el primer femicidio en Colón, municipio Ayacucho, luego se da uno en Ureña (el segundo dentro de la cuarentena) y con ello se sumaban cinco mujeres asesinadas durante el año 2020”, precisó Beatriz.

Con el transcurso de los días y los problemas económicos en los hogares comienzan a salir a flote. Un número importante de ciudadanos vive de los ingresos diarios, pues labora en la economía informal. Al estar confinados no pueden salir a trabajar.

“Los sueldos no alcanzan y es ahí cuando se enciende la olla de presión a fuego completo, con granos y la válvula está tapada”, indicó.

Activar las redes sociales fue una manera de ayudar a las víctimas que estaban en casa con el agresor durante la cuarentena, especialmente luego de los primeros 30 días de confinamiento.

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“Cuando nos activamos por las distintas plataformas fue porque vimos que la cuarentena se iba a alargar, muchas personas comenzaron a llamar de teléfonos privados o llegaban hasta nuestras casas”, comentó Beatriz.

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Las mujeres que dejaban sus mensajes solicitando ayuda a través de redes sociales, eran contactadas inmediatamente y se les dejaba un número a donde pudieran llamar cuando estuviesen seguras.

Según Beatriz, en un número significativo de llamadas las mujeres denunciaban que sus parejas las dejaban solas en casa, sin alimentos y al no tener trabajo ni ingresos fijos, éstas no tenían más opción que volver con el agresor.

“Allí es el peor peligro, porque si vamos a un ‘violentómetro’ (una escala que permite ubicar diferentes niveles de violencia) estamos en la segunda etapa, es decir, se hacen presentes las agresiones, los golpes y el victimario está a un paso de que pueda explotar y ocurran más femicidios en Táchira”, añadió.

Desde que el régimen de Nicolás Maduro anunció un nuevo esquema de flexibilización de cuarentena denominado 7+7, Intamujer comenzó a llamar a su sede a las personas que tenían dentro de los listados de las más de 380 denuncias sobre situaciones de alerta.

“Trabajamos con Fiscalía, Cicpc y los demás organismos de seguridad, porque si nosotros no comprendemos que la violencia de género no tiene color, no tiene ningún tipo de partido político, no vamos a llegar a ninguna parte y tenemos que dar respuesta rápida a situaciones de emergencia”, expresó Beatriz.

No obstante, las personas no solo se acercan a Intamujer a denunciar agresiones, también lo hacen en busca de apoyo psicológico y emocional. Sienten que el confinamiento ha hecho más irritables a los agresores y creen que pueden explotar en cualquier momento contra otros.

“No solamente hemos atendido mujeres, también algunos hombres. Es muy raro que se acerquen pero lo están haciendo para recibir ayuda, a solicitar apoyo emocional, apoyo legal y sentir de alguna manera que pueden solucionar sus problemas”, comentó.

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Denuncias que incrementan mes a mes

La mayoría de denuncias recibidas en Intamujer se deben a violencia psicológica. Una situación que se presenta desde el momento en que se emiten maltratos verbales, comparaciones destructivas y ofensas en la intimidad.

“Es terrible la situación que están viviendo nuestras mujeres, también tenemos amenazas de ‘me voy a llevar a los niños’ (delito penado con seis a ocho meses de prisión), ‘te voy a dejar sola’, ‘te voy a sacar de la casa porque es mía’ y la mujer lamentablemente tiene que callar y muchas deciden quedarse en esa área de violencia”, manifestó Beatriz.

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La principal preocupación de las mujeres que denuncian es no contar con un sustento fijo que les ayude a sobrevivir a ellas y a sus hijos (en el caso de tenerlos).

“El empoderamiento ayuda a la mujer a salir adelante y la parte legal es muy importante porque los hombres tienen que entender que esta situación no se puede presentar”, agregó.

Un aspecto resaltante en cada una de las denuncias que reciben en Intamujer, es que los hombres en la entidad no tienen conocimiento sobre la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia.

“No saben el articulado, no saben que a las mujeres las protege la ley y eso sorprende a los caballeros cuando van a hablar allá. Para ellos es común hacer violencia física, psicológica y sexual”, explicó Beatriz.

En porcentaje, las denuncias recibidas en Intamujer, Fiscalía y Cicpc sobre violencia de género han incrementado más del 50% desde el inicio de la cuarentena.

“No solamente violencia sobre la mujer, la violencia hacia los niños, niñas y adolescentes en Táchira está disparada y también se ha hecho común recibir denuncias de maltrato hacia personas de la tercera edad por parte de sus hijos”, dijo Beatriz.

Se han presentado acusaciones por parte de las comunidades. Vecinos o amigos que son testigos de las agresiones hacia los abuelos, hijos que dejan solos a sus padres, evadiendo su responsabilidad

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“Abuelos que solo dependen de un hijo que está en la casa y este hijo ha sacado las bombonas, todo lo que tienen en la casa y los abuelitos están en completo abandono y encima están en desnutrición severa”, precisó.

“Rompe el silencio”

Un número importante de mujeres que están siendo violentadas en casa por sus parejas no denuncian estos delitos y, prefieren callar por miedo o por considerar que no tiene más alternativa que soportar los malos tratos.

“Cualquier mujer que se sienta vulnerada psicológicamente debe acudir a los entes y poner la denuncia. La violencia psicológica es grave y puede ocasionar que la víctima se aísle”, indicó.

Pero este no es el único obstáculo al que se enfrentan las víctimas. Cuando finalmente deciden denunciar, se consiguen con funcionarios que no toman en serio sus declaraciones, lo que las obliga a regresar a un ambiente que pone en peligro sus vidas.

Tenemos muchas quejas de mujeres que no son atendidas en los organismos de seguridad, les dicen que tienen que venir ya reventadas. O sea no están tomando la denuncia por violencia psicológica en serio y aquí se debe tomar como un delito establecido en el artículo 39 de la Ley Orgánica de la Mujer a una Vida Libre de Violencia que reza «Quien mediante tratos humillantes y vejatorios, ofensas, aislamiento, vigilancia permanente, comparaciones destructivas o amenazas enérgicas constantes, atente contra la estabilidad emocional o psíquica de la mujer, será sancionado con prisión de seis a dieciocho meses»”, aclaró Beatriz.

La falta de funcionarios en muchos organismos también representa un problema para las mujeres que buscan denunciar a su agresor. 

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“Hay funcionarios que no se quieren exponer ante el virus pero nosotros tenemos que dar respuesta y la violencia es algo que no puede parar de atenderse”, agregó.

Pese a la cuarentena establecida, Intamujer ha hecho las intervenciones necesarias en los hogares que lo ameriten. Con respecto a los casos de violencia física, la denuncia es llevada al Cicpc y este organismo “ha actuado con celeridad”.

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El instituto ha desarrollado campañas que llevan por nombre “rompe el silencio” y los medios de comunicación han sido un aliado importante en su ejecución, para animar a las mujeres víctimas de violencia de género a denunciar a sus agresores e iniciar una vida nueva. 

De igual forma, un grupo de periodistas de Táchira en alianza con Intamujer realizó un video para intentar frenar los efectos negativos que estaba teniendo la cuarentena en muchos hogares.

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Uno de los objetivos de estas campañas radica en cortar la cadena de agresión que afecta directa o indirectamente a los hijos de las víctimas y victimarios, pues podrían repetir patrones en caso de presenciarlo constantemente.

“Los niños son esponjas y el varón va a tomar todo lo agresivo del papá y la niña la parte sumisa de la mamá, entonces por eso las mujeres debemos pensar en que muchas veces los hijos crecen y toman la identidad del padre o de la madre”, explicó Beatriz.

Pero, los delitos contra la mujer no solo se limitan a la violencia intrafamiliar. En el área laboral también son discriminadas por sus condiciones fisiológicas y existen empresas en donde no les interesa contratar mujeres.

El hombre que es abusador lo hace constantemente y no va a parar, puede que después de una violencia física haya un perdón pero siempre va a volver a repetirse”, puntualizó.

Beatriz asegura que existen mujeres que viven toda su vida bajo violencia y agresiones constantes e incluso mencionó la denuncia de una señora de 82 años de edad, quien se casó a la edad de 21, tuvo tres hijos y durante toda su vida estuvo con un agresor.

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“Y todavía a esta edad el hombre la dejaba, la golpeaba, la amarraba, hasta que ella rompió el silencio, fue al instituto y terminó esa relación y sus palabras fueron ‘quiero vivir feliz así sea los últimos años de mi vida, quiero ser libre’. Toda una vida de violencia física, psicológica y hasta sexual”, comentó.

Trata de personas y otros delitos

La trata de personas es otro tipo de violencia presente en la entidad andina y que ha cobrado más fuerza en los últimos años.

“La trata es cuando captan y transportan a una muchacha, a un niño o a un abuelo para trabajo forzado. Pero especialmente está ocurriendo con niñas y adolescentes que las traen engañadas del interior del país a trabajar en Cúcuta”, explicó Beatriz.

Estas personas son trasladadas de entidades como Carabobo, Caracas, Aragua, Zulia y Bolívar bajo la promesa de trabajar como promotoras de cine o en un autolavado, por un pago de 100.000 pesos diarios (unos 29 dólares).

“Hemos tenido aquí en Táchira muchas adolescentes del interior del país que han sido rescatadas de estas redes e incluso ahorita en cuarentena continúan llegando”, informó.

El pasado 28 de junio fueron detenidos tres hombres por parte de la Policía del Táchira al intentar movilizar a dos menores de edad (13 y 16 años) hacia la frontera con Colombia. Estas personas fueron puestas a la orden de fiscalía por el presunto delito de trata de personas.

¿Cómo pasan estas niñas acompañadas de tres hombres que no son familia, sin ningún tipo de documentación (sólo la de 13 años tenía cédula) desde Carabobo hasta Táchira, si tú misma vas de Táchira a Mérida y te piden cuantos salvoconductos sea para llegar? Causa suspicacia qué pasa y por qué siguen llegando”, se preguntó Beatriz.

Otras menores de edad similares han aparecido durante la cuarentena, provenientes de Caracas, Aragua y otros estados.

“No sabemos si es que las redes de prostitución las están dejando porque ahorita no son productivas, pero es grave”, expuso.

También se está presentando el tráfico de personas, es decir, el paso de ciudadanos por las trochas sin documentación alguna a cambio de un pago. 

“Eso también está pasando con adolescentes que están viniendo del interior del país”, finalizó Beatriz.

Los delitos contra la mujer no cesan durante la cuarentena. Al contrario, han incrementado. Desde Intamujer juntan esfuerzos para mitigar este problema recurrente en la entidad andina.

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