- Tras los enfrentamientos en la Cota 905 y el operativo policial, los habitantes de las zonas cercanas tratan de volver a las calles. Foto: EFE
Los residentes del oeste de Caracas retomaron la rutina en sus calles entre la incertidumbre y la calma. Esto luego de vivir casi 72 horas de constantes tiroteos que empezaron en la barriada de la Cota 905, entre bandas armadas y funcionarios policiales, y que se extendieron, al menos, a cinco zonas cercanas.
Los sectores de El Paraíso y El Cementerio, colindantes con la montañosa Cota 905, han retomado su actividad comercial, mientras los ciudadanos caminan por las vías principales, desiertas entre el miércoles y el viernes de la semana pasada.
Aunque en El Cementerio había mayor presencia de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) con armas largas y chaleco antibalas.
Josefina Herrera, residente de la avenida Victoria, otro de los sectores afectados, aseguró a EFE desde la plaza Madariaga de El Paraíso que los pasados días fueron “fuertes”, por lo que todavía teme salir a la calle.
Las balas perdidas y las víctimas colaterales
La ministra de Interior y Justicia del régimen de Nicolás Maduro, Carmen Meléndez, anunció un operativo policial el jueves de madrugada. Aunque los tiroteos comenzaron el día antes.
El sábado ofreció un balance y señaló que al menos cuatro funcionarios policiales murieron y 22 “delincuentes” fueron “neutralizados” sin aclarar si fallecieron o fueron detenidos. Además, dijo que “varias personas inocentes” murieron sin detallar el número.
Luis Sánchez, un jubilado de 85 años de edad y residente de El Paraíso, relató a EFE que su esposa se “salvó” de dos balas perdidas, que cayeron el jueves al mediodía en el dormitorio de su apartamento.
Sin embargo, Carlos López de 70 años y vecino de El Paraíso, es más optimista sobre los resultados del operativo policial. Y aunque reconoció a EFE que sintió temor y preocupación, ahora espera que en los próximos días, el régimen capture a los presuntos delincuentes que comenzaron el enfrentamiento en la capital del país.
“Yo llego aquí (a la plaza Madariaga) a las 4:00 am a trotar y me siento tranquilo, claro, siempre tenemos la expectativa de que quede algo por allí, un cabo suelto”, añadió.
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“La normalidad” en el oeste de Caracas
Un comerciante y residente de la barriada Los Alpes, en El Cementerio, que no quiso revelar su nombre, comentó a EFE que vio cómo los delincuentes “secuestraron” una tanqueta militar; aunque lo catalogó como algo “normal”.
“Yo estaba tranquilo porque estoy acostumbrado a los tiroteos. Yo soy exfuncionario policial, pero eso para mí es como comerse una mandarina”, expresó.
Sin embargo, contó que los ciudadanos del sector estaban asustados y que “muchas” casas fueron “tiroteadas” y quedaron con paredes rotas.
“Un carro de un amigo se lo rompieron, ¿quién le repone eso?, nadie”, se preguntó.
La otra cara de la moneda
En la Cota 905, la presencia de funcionarios policiales marcó la rutina y la mayoría de las personas prefirió quedarse en sus casas.
En un recorrido por la zona, EFE pudo constatar que solo dos comercios de alimentos han abierto y otros parecen abandonados.
El servicio de transporte público todavía no ha retornado a esa zona que, encaramada sobre los cerros, tiene una vista privilegiada de la capital venezolana.
En los accesos a la barriada, hubo presencia de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en varios callejones y en otros puntos “estratégicos”, como en “la Gallera”, un lugar utilizado por los líderes de las bandas armadas para reuniones.
También se vieron marcas de proyectiles en la fachada de dos ambulatorios y un local comercial que los funcionarios utilizaron para resguardarse.
Aunque algunos ciudadanos empezaron a limpiar y reparar la fachada de sus viviendas que sufrieron impactos de balas, otras casas parecían cerradas por completo y abandonadas.
Los habitantes de estas zonas tienen un retorno a la vida progresivo pero marcado por el miedo que todavía les asedia.
Con información de EFE.
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