- Según expertos, la exoticidad define a la música, películas y series surcoreanas, pero además de eso hay otros elementos que las hacen destacar. El crecimiento de las plataformas de streaming y la industria musical ha colaborado a que estos contenidos audiovisuales tengan mayor alcance entre las audiencias más jóvenes
La música, las series y películas surcoreanas han captado la atención de Venezuela y el mundo desde hace ya varios años. Según los expertos consultados por El Diario en el área audiovisual, el fenómeno se debe a la influencia de las plataformas de streaming como Netflix; así como también al crecimiento de la industria musical surcoreana.
Ejemplos recientes como las canciones de las bandas Blackpink y BTS, la película Parásitos (2019) de Bong Joon-ho y la serie El juego del calamar (2021) de Hwang Dong-hyuk dejan constancia de ello, pues son productos que se consumen en cantidad, son premiados por su calidad o logran ser parte de las tendencias en redes sociales como Instagram, Twitter y Tik-Tok.
Mary Alessandra, reportera honoraria venezolana en Korea.net, adscrita a un programa de k-influencers del Ministerio de Cultura y Turismo de Corea del Sur y seguidora de los contenidos surcoreanos, dice que a ella les atrajo cuando era pequeña y desde entonces empezó a estudiar la cultura de ese país. Relata que en Venezuela el consumo de estos contenidos aumentó desde el año 2000, cuando la televisión nacional empezó a darle espacio a contenidos como Otoño en mi corazón (2000), Sonata de invierno (2002) y El príncipe del café (2007).
Música destinada a liderar las listas
El K-pop es un subgénero musical de Corea del Sur que mezcla ritmos del pop global con otros locales de ese país de Asia Oriental. Bond considera que los altos niveles de producción, las coreografías e imágenes llamativas, coloridas y lo pegajoso de los sonidos hacen a la música surcoreana un producto rentable y con altas probabilidades de liderar las listas musicales.
El profesor lo comparó con el impacto que tuvo en su tiempo Destiny’s Child, N-sync y Backstreet Boys. “Tiene muchos elementos que le da a su discurso y su ritmo una complejidad que es mucho más llamativa a la música a la que están expuestas muchas personas, como el reggaetón y el trap” comenta Bond.
Otro de los aspectos llamativos de la música surcoreana es la capacidad que tiene de transmitir alegría. Así piensa Mary Alessandra, quien cree que la canción Resonance de NCT es una de las que mejor expone el K-pop. Menciona que los principales seguidores del K-Pop son los chinos, japoneses, tailandeses y vietnamitas e incluso hijos de coreanos criados fuera de Corea del Sur.
El intercambio cultural musical es promovido por el gobierno de Corea del Sur en el mundo. La K-influencer menciona que actualmente en el país, existen academias que están impartiendo clases de danza surcoreanas. En 2020, venezolanos participaron en las competencias de performance de k-pop, promovidas por el centro cultural coreano en Argentina. De hecho, anualmente se llevaba a cabo el Hallyu (la ola coreana) promovido por un grupo de jóvenes con el apoyo de la Embajada de Corea en Venezuela para los seguidores de cualquier contenido coreano.
Sin embargo, Bond dice que las bandas de chicos y chicas surcoreanas tienen una vida corta pues luego de cierto tiempo en la industria, los proyectos personales y la pérdida interés sobre ellos hacen que se disuelvan o tomen otros rumbos como solistas. A pesar de ello, el creador audiovisual cree que con el pasar de los años habrá mayor alcance de este tipo de contenidos en Venezuela y el mundo.
Dramas híbridos para todas las audiencias
Al igual que la música que logra una posición privilegiada en las listas, las películas y series surcoreanas también tienen su complejidad que las hace atractivas para las audiencias, y su éxito se vuelve visible o tangible al ganar premios, superar los millones de vistas en las plataformas de streaming o triunfar en la recaudación en taquilla.
El creador audiovisual dice que, por un lado, el cine coreano se enfoca en la construcción de personajes en el guión y puesta en escena, similar al cine europeo. Y por otro, dice que las series presentadas al espectador son cortas y bien hechas. Pone el ejemplo cuando en su momento las producciones europeas eran así. No obstante, por la influencia de Netflix, por ejemplo, en España comenzaron a producir por cantidad ante el éxito de producciones como La casa de papel.
Sobre el argumento, el profesor Bond agrega que se acercan a temas universales, como el amor, las diferencias de clases sociales y la desigualdad social. Esto abre un diálogo entre la película y el espectador que hace que se vean reflejados. No obstante, a los atractivos técnicos de la producción audiovisual se suma el impulso que genera la crítica y las academias de cine.
Aunque la productora Pérez concuerda con Luis Bond con que el argumento de las producciones audiovisuales surcoreanas está basado en conflictos universales y de corte principalmente social, ella opina que esto es un arma de doble filo pues puede asociarse a la postura de lo políticamente correcto, en el que se ahondan ideas, prejuicios e ideologías. Ella comenta que hay que entender que los realizadores audiovisuales tienen poder sobre la gente.
Mary Alessandra menciona otras temáticas que también están presentes como la religión, historia del conflicto con Corea del Norte, tecnología o los crímenes. Ella cree que con los k-dramas sucede algo muy similar con el k-pop. “La calidad de imágenes y tomas no son de este mundo, por lo que te hace no solo apreciar la historia, sino que cada color, posición te transmite toda la emoción de la escena. Tienen un alto cuidado que raya en la perfección y sutileza estética”, señala la reportera venezolana en Korea.net.
La alta factura en producción hace que las películas y series resalten por el trabajo destacado de música, dirección de arte, fotografía y montaje, explican los expertos audiovisuales consultados. Además, son productos que presentan conflictos poco predecibles, así como pasa con la serie de Hwang Dong-hyuk.
Una generación que influye en la creación y el consumo de contenidos
Para Pérez, hay otro fenómeno global, pero que la pandemia por covid-19 redimensionó, y es el cambio en las pautas de consumo de contenido. La televisión lineal, con horarios y un orden preestablecido, no ha desaparecido, pero fue desplazada por plataformas alternativas como streaming y on demand como Netflix.
“Ciertos contenidos surcoreanos nos enfrentan a nosotros mismos. Las películas y las series surcoreanas suelen ser un espejo que normalmente nos cuesta ver porque no somos nosotros físicamente, pero el drama social y humano que vivimos está allí”, agrega Pérez.
A las generaciones jóvenes se suma la influencia de distintas culturas en el mundo sobre la industria audiovisual. El profesor de la UCAB cree que parte del futuro de la narrativa en el cine estará marcada por Corea del Sur, por lo que invita a ver las producciones de este país y a superar las barreras de la rareza.
Ese alcance de los contenidos audiovisuales de Corea del Sur no es el único que permea el mundo. Hace unos meses, se dio a conocer que Juana la Virgen (2002), la novela venezolana de RCTV, será producida por el canal surcoreano The CW. Así, no solo los productos surcoreanos tienen éxito e influencia en la industria del entretenimiento en el mundo, sino también los venezolanos, produciéndose un intercambio cultural único en su estilo.