• La caraqueña dedicada a empoderar a las mujeres conversó en entrevista exclusiva con el equipo de El Diario y habló sobre su historia y trayectoria profesional. Para Teresa Egaña no existen extremos, cree en la “guilania” (equidad entre el hombre y la mujer), así como en el poder femenino para transformar espacios

Teresa Egaña lleva más de 25 años trabajando de la mano junto a las mujeres en Venezuela y el mundo. Su objetivo es que ellas puedan conectarse con sus orígenes: la intuición, el instinto, la conexión con el cuerpo y los ciclos de vida. La caraqueña conversó con el equipo de El Diario sobre su historia, una que ha estado marcada por la naturaleza, la sustentabilidad, la mujer, la formación y la vida.

Su empresa, Mujer WOW, reúne y representa el resultado de toda su trayectoria. En ella se forman mujeres y empresas o emprendimientos en liderazgo y desarrollo sostenible. “Yo integro diferentes tendencias para que la mujer no solo se conecte consigo misma, si no con su sentido de vida y el planeta. Suena un poco extraño, pero es el día a día. Es lo que los clientes piden hoy en día”, señala desde Perú Teresa Egaña.

Ella se considera una speaker transformacional de lo femenino-productivo. Se formó en distintas instituciones en Estados Unidos, España e India en respiración consciente, psicoterapia, constelaciones sistémicas, psicología positiva, así como en coaching, dirección de negocios y lecturas arquetipales, áreas que colaboran a “conectar” al ser humano con sus orígenes y su misión en la Tierra.

Una vida dedicada al aprendizaje y la formación de mujeres

Desde muy pequeña se sintió atraída por los libros, la danza, la ecología y todo lo que tiene que ver con lo espiritual y natural. Su pasión por el movimiento la ha llevado a adaptar una vida de nómada y hippie, como ella comenta, pero conserva la disciplina, que es clave para la ayuda a cumplir con los compromisos.

Su rutina empieza a las 5:00 am y termina a las 5:00 pm, cuando para de trabajar, a menos que tenga clases al final de la tarde. Inicia el día leyendo, meditando e interactuando con su grupo de lecturas arquetipales, en los que apoya a que la mujer se entienda a sí misma. Luego sale a trotar y se sienta a trabajar. Los fines de semana los dedica a la familia, al vino, la comida y los amigos.

Aunque en la actualidad no baile, aseguró que la danza siempre ha sido su pasión, por lo que en sus talleres suele verse el movimiento y la conciencia corporal. Se considera también, desde joven, una “come libros”. A los 11 años de edad ya leía el libro ¿Arde París? (1964) de Larry Collins y Dominique Lapierre; textos sobre Mahatma Gandhi u otros que normalmente leían los adultos, en una incesante búsqueda de conocer sobre historia y lo que realmente ha sucedido en la humanidad.

Cuando tenía entre 13 y 14 años de edad, comencé a indagar la Biblia, tanto del punto de vista hebreo, como del cristiano. Buscaba descubrir historias que no estaban claras o estaban mal interpretadas. A los 15 o 16 años busqué a curas o rabinos, personas dedicadas a la teología, para conocer sobre la verdad de la historia de las religiones. Desde ese entonces comencé a comprar estas creencias y ubicar a las mujeres en ellas. En su concepto, no existen”, señala Egaña.
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La de Teresa Egaña, una labor loable y “gilánica

Su formación en distintos países la llevó a ejercer distintas labores en Venezuela y otras partes del mundo. Con ayuda de las tecnologías, siempre busca conectar con otras personas. Uno de sus trabajos es ser consteladora sistémica, labor que desempeña para emprendimientos y empresas. Los apoya a crear orden y organizarse con los elementos duros y blandos, tangibles e intangibles, de manera tal que pueda ser productiva y respetuosa con los recursos con los que cuenta.

También se formó como psicoterapeuta positiva, como terapeuta con respiración consciente y terapia dinámica, áreas “apasionantes” según comenta, y que tienen que ver con la corporalidad. Además, Teresa Egaña dirige incubadoras que apoyan nuevos proyectos, y a nuevos departamentos de empresas a entrar en espacios de incubación enmarcados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ODS-ONU).

La labor de Egaña, en conjunto con la ONU, la llevó a trabajar con el proyecto de ONU Mujeres, Womens4Solutions, en el que ella se encarga de certificar internacionalmente sobre paridad de género. Ella relata que no se inclina hacia los extremos, sino que cree en el equilibrio, la “gilania”; que viene del griego gine (gi), mujer, así como también del verbo griego lyein o lyo (l), que significa evolucionar, y la palabra andros (an), hombre.

“Mi enfoque siempre ha sido el balance entre el hombre y la mujer, no el feminismo, no el machismo, si no lo que hoy en día se empieza a conocer como la “guilania”, el balance entre lo masculino y femenino, hombre y mujer, y de esta manera lograr un mejor mundo”, subraya la caraqueña sobre el novedoso concepto.

En constante movimiento de cuerpo y mente

Además de viajar constantemente, lee mensualmente un libro nuevo que la haga retar sus conocimientos o la haga aprender algo nuevo sobre información que se manejen en torno a la mujer. El cáliz y la espada de Riane Eisler, publicaciones de Melinda Gates, esposa del empresario Bill Gates, y libros de Clarisa Pinkola son algunos de los que ha consumido. “Son libros retadores que ayuda a retar las creencias de las mujeres respecto a sí mismas, el feminismo, los hombres, el machismo, y lo que podemos crear juntos”, indica Teresa Egaña.

Ahora que tiene la oportunidad de reflexionar y recordar sobre su vida y su pasado, señala que de pequeña se veía estudiando sitios arqueológicos, pero no sabía lo que buscaría. Hoy lo sabe y entre sus tareas está el dedicarse a investigar simbologías que tengan que ver con los valores femeninos. 

Egaña considera que está conectada a la nueva ola de arqueología y antropología, que está redefiniendo y resignificando todo lo que antiguamente se había escrito sobre la mujer en historia del ser humano. “La mujer comienza a tomar su justo lugar que había sido ignorado a lo largo de los estudios arqueológicos del siglo pasado y antepasado”, dice.

Su primer momento de logro fue cuando tuvo a su hijo. No solo por el hecho de convertirse en madre, si no porque se dio cuenta de que creaba vida. Un momento difícil lo tuvo que vivir cuando estuvo a punto de morir, hace más de 12 años. En ese momento hubo la epidemia de SARS, se infectó y sobrevivió del síndrome respiratorio agudo grave.

“Cuando recuperé mi vida y la vida, me dije, definitivamente, yo estoy conectada con la vida, y estoy aquí para que la ella sea respetada. Y a eso es lo que me dedico con la mujer, a que la mujer respete la vida y su vida”, dice Egaña, quien indica que, a pesar de viajar constantemente, siempre está conectada con su natal Venezuela. De hecho, casi la mitad de sus clientes son venezolanos y ha dictado talleres con el IESA. A donde llega, busca hacer alianzas para compartir e intercambiar conocimientos.

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Por un futuro en el que el feminismo evolucione

Teresa Egaña se ve en un futuro como una mujer mucho más influenciadora y que genere mayores cambios. Se ve escribiendo, publicando libros, viviendo en dos países, pero siempre regresando a Venezuela. Se ve “tranquila”, pero con mucho trabajo.

“He mantenido lo que he amado, desde muy pequeñita yo hablaba y pronunciaba muy bien, siempre me gustó hablar frente a la gente. He seguido mi rumbo y lo he mantenido, y vivo el sueño que vivo desde pequeña. Me falta escribir, es lo único que me falta”, relata Egaña.

Mujer WOW, su empresa está gestionando en este momento una certificación a empresas latinoamericanas en el manejo de conflictos, en conjunto con la organización Million Peacemakers. El proyecto se publicará en las próximas semanas. También se dedicará a seguir con la iniciativa de incubadora de emprendimientos responsables, que se estrenará este año.

La speaker espera seguir dando certificaciones sobre paridad de género y talleres privados que tienen que ver con psicología arquetipal, así como con la evolución del feminismo hacia una ruta guilania, que ayudan a entender a la mujer su proceso de vida.

Puede ser un poco impactante, pero mi enfoque principal en este momento es que el feminismo evolucione a que deje de ser feminismo. El feminismo, en mi opinión, y en el de muchas mujeres con las que estoy trabajando desde este momento, ha cumplido un trabajo extraordinario, el cual honramos y agradecemos. Sin embargo, el feminismo tiene que evolucionar, porque en él solo se habla de la mujer, y el mundo necesita que se hable de los derechos humanos en general, sobre todo entre mujeres”, explica Teresa Egaña.

Invita a las mujeres a cumplir con sus deberes y sus derechos con responsabilidad, pues para ella todo derecho es un deber. Y concluye diciendo que las mujeres no han luchado por un “mejor mundo” para que otras “se recuesten en excusas o en creencias que hoy ya no tienen cabida”. De momento, Teresa Egaña sigue andando alrededor del mundo, en su incesante labor de empoderar a las mujeres a través de las nuevas corrientes.

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