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- La tasa de cambio paralela cerró este jueves en 9,33 bolívares por dólar. Una subida de más de Bs. 3 en los últimos tres días. Los comerciantes afirman que esto producirá pérdidas al momento de reponer mercancía
En los últimos tres días la economía venezolana recordó sus tiempos más oscuros, cuando la hiperinflación provocaba alzas diarias en el precio del dólar. Luego de varios días de incrementos leves, pero sostenidos, la tasa paralela experimentó su cambio más drástico en meses, al pasar de 7,04 bolívares por dólar la mañana del martes 23 de agosto, a Bs. 8,7/$ durante la tarde del miércoles.
Incluso la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) sufrió un aumento considerable, al pasar de Bs. 6,28 a Bs. 7,8 por dólar el jueves 25 de agosto. Por su parte, la tasa paralela cerró a Bs. 9,33 por dólar.
Este panorama ha generado inquietud tanto en consumidores como comerciantes. Los primeros por el golpe que representa para su poder adquisitivo; los segundos, por la reducción en las ventas y las pérdidas que podría provocar al reponer mercancía.
Tasa oficial
El equipo de El Diario realizó un recorrido por el centro de Caracas para ver el impacto del alza del dólar en el comercio. Un día antes, se reportó en redes sociales que varios locales, e incluso supermercados, habían retirado parte de su mercancía para ajustar los precios. Sin embargo, y a pesar de la lluvia, en la calle había una total normalidad, sin que los clientes hicieran mucha referencia al tema.
En la gran mayoría de los comercios visitados había carteles con la tasa oficial del BCV, que para el momento era de Bs. 7,01 por dólar. Los vendedores comentaron que están obligados a marcar sus precios así, pues de lo contrario podrían ser objeto de una fiscalización por parte de la Superintendencia Nacional para la Defensa para los Derechos Socioeconómicos (Sundde). El fiscal general del régimen de Nicolás Maduro, Tarek William Saab, publicó este jueves 20 de agosto un mensaje en el que aseguró que el Ministerio Público diseñó un plan para sancionar a los comerciantes que utilicen la tasa paralela.
A propósito de estas amenazas, algunos usuarios en redes sociales han recordado que en el artículo 58 de la Ley de Precios Justos se contemplan hasta ocho años de prisión para aquellos infractores que incurran en el delito de usura. Igualmente, en su artículo 9, establece como única tasa de cambio legal la fijada por el BCV.
Durante el recorrido, solo un comerciante asiático en Parque Carabobo reconoció que utiliza la tasa paralela, aplicándola a un valor redondeado de Bs. 9 por dólar. Aseguró que por el momento solo está aceptando bolívares, pues, en efecto, así estaban expresados los precios en las estanterías. Pero para la compra de productos por bulto los carteles sí estaban reflejados en dólares.
Pérdidas económicas
El comerciante aclaró que, para el momento de la visita, todavía mantenía los mismos precios del miércoles, cuando el dólar aún estaba a Bs. 8. Al preguntarle si le preocupaba tener pérdidas por la diferencia entre los precios de un día y del otro, solo se encogió de hombros. “No puedo hacer nada”, dijo. Afirmó que en su caso, si bien distribuidores grandes como Empresas Polar venden su mercancía a la misma tasa BCV, otros más pequeños sí usan el denominado “dólar negro”.
María es dueña de una panadería y bodega en La Candelaria. Coincidió en que adquiere los productos a la tasa oficial, pero solo cuando son nacionales. Para los importados, que son la mayoría en su negocio, debe pagar a la tasa paralela. Agregó que por órdenes de la Sundde, deben vender a tasa BCV indiferentemente de su origen y costo. “Tengo a mi proveedor paralizado hasta la semana que viene, cuando pueda calcular de cuánto fue la pérdida”, comentó.
Afirmó que las alzas de este tipo pueden afectar hasta el 80 % de sus ventas diarias. Por ejemplo, de una compra por Bs. 200 a la tasa manejada en el local (la oficial), estaría recibiendo $28. Pero al comprarle a un proveedor de productos importados en realidad tiene solo $21,5.
En la avenida Sur 11, una carnicería también usa la tasa BCV. Allí un kilo de milanesa todavía tiene un valor de Bs. 45 ($6,4), mientras el pollo picado está a Bs. 16,33 ($2,3) por kilo. Christian, su gerente, indicó que actualizan los precios cada tres días cuando reponen la mercancía. En este caso, asevera que mantendrá sus precios hasta que se acabe ese lote de mercancía.
Aunque indicó que no tendrá pérdidas como tal, este desfase entre el precio en el que compró y el de venta sí repercutirá en el próximo lote, que será mucho menor que el anterior. “Al momento de reponer afecta la estructura de costos, por lo que no puedo comprar igual”, lamenta.
Ventas regulares
Las lluvias de la tarde disiparon a la gente de la calle. Muchos se concentraban en las puertas de los comercios, pero sin comprar. María señaló que las ventas de los últimos días han sido particularmente bajas. “Están esperando a ver si el dólar se estabiliza o termina de subir”, dijo. Mantiene la esperanza de que el fin de semana sea más movido, pues al mantenerse la tasa paralela del viernes en la tarde, la gente sale con más confianza a comprar.
Justo al frente, en la papelería El Marcador, hay más clientes sacando copias o comprando materiales como bolígrafos o carpetas. Uno de los vendedores comentó que, a pesar de la subida del dólar (ellos también usan la tasa BCV) toda la semana ha transcurrido con normalidad. Ninguno de los productos en las estanterías tenía precio visible, pues explicó que ellos mismos dan el total a pagar antes de pasar a la caja, y allí dicen los montos expresados en dólares o bolívares.
Hace tiempo que María puso los precios en su panadería expresados en dólares. Aunque las etiquetas tienen el monto en bolívares en una esquina, con las divisas evita tener que cambiarlas o remarcar los precios cada vez que sube la tasa BCV. Igual tiene que hacer la conversión en la caja, pues la mayoría de los clientes suelen pagar con bolívares. Acotó que también lo prefiere así, pues suele ser complicado dar vuelto en efectivo por la escasez de billetes de baja denominación. “Rota mucho el billete de $20”, aclaró. Es igualmente problemático cuando ofrece dar el vuelto en bolívares, pues debe hacerlo a la misma tasa BCV, cosa que sus clientes rechazan.
Christian afirmó que en su carnicería también suele predominar el uso del bolívar. Precisó que muchas veces al hacer la contabilidad de la caja, suele tener más de $800 depositados por el punto de venta, y apenas unos $50 en efectivo.
Justificó que esto se debe al Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) aplicado por el régimen de Nicolás Maduro a principios de año. Este establece un cobro extra de hasta el 3 % del valor del producto si se paga en divisas o criptomonedas. El comerciante dijo que son comunes los casos de clientes que al saber del IGTF, salen a cambiar sus dólares para volver y pagar en bolívares.
Sin expectativas
María aseguró que la situación actual le recuerda a la reconversión monetaria de 2018, cuando el bolívar soberano se estrenó con una fuerte devaluación. Por esa época, la tasa paralela subía diariamente, lo que llevó a la dolarización informal que actualmente sigue vigente al generar más confianza en los usuarios.
Con la última depreciación, aunque disgustados por la potencial subida de precios, la mayoría de los consumidores parece haber normalizado ya la situación. “El dólar va a cerrar esta semana en Bs. 10, y cuidado si para la próxima no sube a Bs. 15 o Bs. 20”, dijo una mujer a la salida de la carnicería de Christian.
No cree que la tasa de cambio vuelva a bajar. Por el contrario, teme que siga creciendo hasta volver a dispararse entre los meses de octubre y noviembre, cuando comience el pago de utilidades a los trabajadores por Navidad.
