- El grupo, que nació luego de un viaje de estudiantes comunistas a Cuba, protagonizó varios episodios sangrientos de la historia colombiana, aunque siempre a la sombra de las FARC. Ahora, esta última guerrilla activa en el conflicto armado se ha expandido hasta Venezuela, donde ha tomado el control de poblaciones enteras, así como de operaciones de narcotráfico y minería ilegal
El 4 de julio de 1964, un grito de guerra retumbó en Colombia. Bajo el lema de «Ni un paso atrás, liberación o muerte», ese día marchó a la montaña un grupo de estudiantes con la idea de instaurar una revolución comunista. Con banderas rojas con negro, tomarían el camino de las armas para lograrlo, fundando el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Desde entonces, el ELN ha formado parte del largo conflicto armado que ha afectado a Colombia en sus zonas rurales y urbanas. Secuestros, atentados, extorsiones y narcotráfico han marcado la vida de un grupo que hoy parece haberse desviado de su ideal inspirado en la teología de la liberación y la revolución cubana. Incluso, desde 2018 el propio Estado colombiano ya no los considera una organización insurgente, sino como un Grupo Armado Organizado (GAO). Es decir, algo más cercano a un cartel o banda criminal, que a un movimiento rebelde.
A diferencia de otras organizaciones como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o el M-19, hoy desmovilizados, el ELN es actualmente el grupo guerrillero más activo del país. Incluso, reportes de inteligencia del gobierno colombiano han demostrado que buena parte de sus estructuras se han desplazado hacia Venezuela, donde operan amparados por el régimen de Nicolás Maduro. Algo que ha llevado a varios pueblos de Apure, Amazonas y Zulia toda la realidad de violencia que históricamente se vivía del otro lado de la frontera
¿Cómo surgió el ELN?
Colombia tuvo un siglo XX bastante convulso. Entre 1928 y 1958 el país atravesó el periodo conocido como “La Violencia”, un sangriento enfrentamiento entre los partidos Conservador (PC) y Liberal (PL), que tuvo su pico tras el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y los hechos del Bogotazo.
La revolución cubana en 1959 motivó al PCC a creer que el mejor camino para tomar el poder era la lucha armada, siendo parte de una tendencia que se repitió en otros países de Latinoamérica durante la década de los sesenta. En 1962, el gobierno de Fidel Castro otorgó becas de estudio a 60 jóvenes de la Juventud Comunista Colombiana y otros movimientos de izquierda. De ellos, 18 jóvenes viajaron luego a Cuba, donde recibieron entrenamiento de combate y crearon la Brigada Pro Liberación José Antonio Galán.
El líder de ese grupo de jóvenes era Fabio Vásquez Castaño. Junto a estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia y a miembros de la Juventud del PCC, fundó el ELN el 4 de julio de 1964 en una zona rural del municipio San Vicente de Chucurí, en el departamento de Santander, en el centro del país. Pronto se le sumaron antiguos combatientes de la época de La Violencia, con lo cual ya formaron un grupo mucho más articulado.
Ideología
El ELN partió en su fundación de la mezcla de dos corrientes ideológicas. Por un lado, una fuerte inspiración de la revolución cubana, específicamente del pensamiento de Ernesto “Ché” Guevara, el cual fue la base general de la lucha guerrillera de su época. En este sentido, aunque tuvieron un origen urbano, buscaba el levantamiento de los campesinos para promover la caída del gobierno.
Otra corriente filosófica de peso dentro del grupo guerrillero es la Teología de la Liberación. Esta corriente del catolicismo fue muy popular en Latinoamérica durante los años sesenta, por su enfoque en los pobres, lo que despertó afinidad entre muchos sacerdotes de pensamiento izquierdista. Uno de ellos fue Camilo Torres, un cura y sociólogo que fue promotor de este movimiento en Colombia. Dejó las misas para unirse a la lucha subversiva en 1965, y fue uno de los principales voceros del ELN.
Torres murió unos meses después durante el combate de Patio Cemento, en El Carmen de Chucurí, durante una emboscada fallida a la Quinta Brigada del Ejército. Era su primera batalla, aunque Vásquez le insistió en que no peleara por su inexperiencia y carácter de figura pública.
Tiempos violentos
Durante sus primeros años, el ELN fue un grupo subversivo limitado a la región del Magdalena Medio, específicamente por los departamentos de Santander. Allí se dedicaban a atentar contra infraestructuras de empresas petroleras extranjeras como la Texas Petroleum Company. También al asalto de comandos policiales para robar armas, o del aeropuerto Gómez Niño de Bucaramanga en 1966, y del del ferrocarril del Atlántico en 1967, donde asesinaron a seis policías y tres civiles.
En su libro, expresa cómo desde 1967 el ELN entró en una serie de purgas donde Reyes presenció varios fusilamientos de sus compañeros. Destacó el carácter violento e intransigente de Fabio Vásquez, quien no temía asesinar a sangre fría a sus camaradas por disputas ideológicas. Por ese entonces ya habían tomado varios municipios de los departamentos de Bolívar y Antioquía, además de perpetrar un atentado en la sede del Ministerio de Defensa contra el general Álvaro Valencia Tovar, quien resultó herido.
En agosto de 1973, el ELN sufre el mayor golpe de su historia con la Operación Anorí. Tras incautar documentos de Vásquez, el Ejército logró arrestar a 210 miembros de las milicias urbanas, acabando con sus operaciones en la ciudad. Posteriormente libró una serie de ataques en Antioquía que diezmaron al grupo, y donde murieron tres de sus comandantes.
Las fuerzas del ELN quedaron tan reducidas que el entonces presidente Misael Pastrana declaró al grupo como “desmantelado”. Esta derrota, y quejas por su conducta, hicieron que a finales de 1973, el Alto Mando del ELN decidiera destituir a Fabio Vásquez como líder, por lo que se exilió en Cuba.
Nuevos métodos
Durante la década siguiente, el grupo se desplazó al norte, a la Serranía de Perijá, para reorganizarse. En esa época apenas realizaron algunas escaramuzas y tomas de caseríos. No fue hasta 1978 que el sacerdote Manuel Pérez asumiría el mando del ELN y emprendería su reestructuración, con dinero obtenido de la extorsión a empresas extranjeras, así como financiamiento del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Movimiento de Integración Revolucionario Patria Libre (MIR-PL).
Bajo la conducción de Pérez, el ELN pasó de estar al borde de desaparecer, a recuperar posiciones con una ofensiva por Antioquía, Bogotá y Santander. También se extendieron por otros territorios, volando oleoductos y cobrando extorsiones a las empresas petroleras asentadas en el Magdalena Medio. En 1983 secuestraron a Jaime Betancur Cuartas, hermano del entonces presidente Belisario Betancur.
Los secuestros, así como las extorsiones a empresarios locales, se convertirían en los principales medios de sustento del grupo guerrillero en los años siguientes. También implementaron lo que denominaron “impuestos de guerra” a campesinos de las zonas bajo su control. Este cobro se centró principalmente en aquellos cultivos ilegales de marihuana y hoja de coca, pasando eventualmente de extorsionar a proteger estas plantaciones. Esto marcaría el contacto del grupo guerrillero con el narcotráfico.
Impacto social
Como protagonistas del conflicto armado colombiano, las acciones del ELN han quedado grabadas en la memoria de la población. Mientras en algunas universidades públicas la bandera roja y negra cuelga de muros en señal de apoyo, en los caseríos hace tiempo se dejó de romantizar la imagen del guerrillero. Sobre todo luego tras un largo historial de extorsiones, atentados e incluso casos de reclutamiento forzado y violencia sexual.
De acuerdo con el diario colombiano El Tiempo, 9.221 víctimas civiles han muerto desde 1978 por acciones del ELN. Principalmente por secuestros, asesinatos selectivos, atentados y masacres en zonas rurales. Acota que el 54 % de estos actos ocurrieron después de 1998, año en que falleció Manuel Pérez y el ELN pasó a ser dirigido por Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino. En 2021, Eliécer Chamorro, alias Antonio García asumió como líder, hasta la actualidad.
La mayoría de los desplazados pertenecen a comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, quienes debieron abandonar sus pueblos y asentarse en ciudades como Bogotá, Barranquilla y Santa Marta. Gran parte viene precisamente de las zonas rurales del departamento de Antioquía, siendo Medellín, su capital, una de las principales ciudades receptoras. Esto ha contribuido a la formación de barrios informales, lo que acentuó fenómenos sociales como la marginación, pobreza e inseguridad.
Al otro lado de la frontera
Desde la década de 1980 hay indicios de las actividades del ELN en Venezuela. Tras ser diezmados en la Operación Anorí, muchos huyeron a la frontera para refugiarse, aunque en muchos casos eran repelidos también por las autoridades venezolanas. Un ejemplo de ello fue el ataque en 1995 contra un puesto naval de la Armada Nacional en el estado Apure. Los insurgentes irrumpieron en el comando de madrugada, asesinando a ocho infantes de marina y robando armamento.
En 1998, el presidente Rafael Caldera firmó un acuerdo que autorizaba a militares colombianos a pasar al lado venezolano para perseguir guerrilleros. Sin embargo, todo cambió ese mismo año con la llegada al poder de Hugo Chávez. El mandatario socialista sentía afinidad por la historia de la guerrilla colombiana, siendo admirador confeso del fundador de las FARC, Manuel Marulanda. Por extensión, pronto tendió lazos también con el ELN.
Territorio bajo control
Con la desmovilización de las FARC en 2016, el ELN comenzó a tener más presencia en la frontera colombovenezolana. Principalmente en estados como Apure y Táchira, aunque no sin algunos conflictos de intereses con las disidencias de las FARC que quedaron todavía activas. Sin embargo, pronto lograron una tregua con la Segunda Marquetalia, dirigida por el excomandante de las FARC Iván Márquez, con lo cual han logrado repartirse zonas de influencia tanto en Colombia como en Venezuela.
El Ministerio de Defensa colombiano estima que actualmente hay alrededor de 1.000 guerrilleros del ELN en Venezuela. Incluso dos de sus cinco comandantes estarían escondidos en este país, escapando de la jurisdicción colombiana. InSight Crime señala que esto haría del ELN una de las 10 organizaciones criminales más grandes de Venezuela, con presencia en 40 municipios de ocho estados.
La organización asegura que el ELN mantiene una alianza con el régimen de Nicolás Maduro, lo que le ha permitido operar con impunidad. En poco tiempo pasaron a tener el control de poblaciones enteras. Allí ejercen un fuerte control social e incluso se encargan de la entrega de ayudas gubernamentales como las bolsas CLAP.
En los últimos años también tomaron control de varias minas ilegales en los estados Amazonas y Bolívar. «El ELN controla economías criminales extendidas y muy lucrativas en Venezuela, entre las que el trasiego de contrabando, narcotráfico y la minería ilegal son las más rentables. Las ganancias de esas economías se blanquean en Venezuela mediante inversiones en negocios locales y bienes raíces», aseveró InSight Crime en una publicación.
En la actualidad
Se estima que actualmente el ELN cuenta con alrededor de 5.000 miembros. Desde los años ochenta operan en cinco frentes repartidos por toda Colombia, aunque para 2022 sus áreas de mayor actividad están precisamente en la frontera con Venezuela, en los departamentos de Arauca y Norte de Santander. Aunque también están muy presentes en Chocó, Antioquía, Nariño y Cauca.
Durante la presidencia de Iván Duque 2018-2022, el ELN duplicó sus ataques a oleoductos. Además de perpetrar varias masacres Magüí Payán (2018), en Nariño, donde asesinaron a 13 civiles; o el atentado contra la estación policial de Barranquilla, en el que murieron 5 oficiales y 46 resultaron heridos. En ese momento, Duque acusó varias veces al régimen de Maduro de dar asilo a los guerrilleros, quienes huían al otro lado de la frontera cada vez que se enfrentaban a los militares en Arauca.
Ahora, con el gobierno de Gustavo Petro, se ha intentado un proceso de diálogo, que sería el sexto en la historia del ELN. El último, impulsado por Santos tras lograr su acuerdo con las FARC, se rompió luego del atentado contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, el 17 de enero de 2019, que dejó 20 muertos y más de 100 heridos. El intento de Petro, inició en noviembre de 2022 con un encuentro en Caracas, y con Nicolás Maduro como mediador.
Aunque se logró la firma de un cese al fuego de seis meses, este se ha roto en varias ocasiones. Su última reunión fue en marzo de 2023. Aunque el presidente izquierdista aspira lograr la incorporación de la última guerrilla colombiana activa a la vida política, solo el tiempo dirá si este será el punto final de una lucha de 59 años que hace tiempo se desvió de su causa original.