• El equipo de El Diario recopiló testimonios de personas de diferentes estados para conocer la situación que se vive en el país en cuanto a las fallas en el servicio | Foto: EFE

La agudización de la crisis del agua en Venezuela, vinculada también a los problemas eléctricos, ha obligado a los venezolanos a adaptar sus rutinas diarias por las fallas del suministro. Actualmente, es común ver en los hogares tanques y recipientes para solventar la falta del agua por tubería.

En su 4° Informe de seguimiento a la emergencia humanitaria compleja en Venezuela publicado en enero de 2024, la organización no gubernamental (ONG) Hum Venezuela resaltó que la crisis hídrica se agravó en 2023 con una caída del 60 % en la cantidad de agua distribuida, y del 90 % en el funcionamiento de la infraestructura, equipamiento y sistemas de control de calidad del agua.

A pesar de ser una realidad en casi todo el país, la carencia del servicio de agua afecta de forma severa a las personas que residen en estados como Falcón, Carabobo, Barinas, Aragua, entre otros. El equipo de El Diario conversó con varios ciudadanos para conocer su situación en cuanto a las fallas en el suministro.

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El suministro de agua es inconsistente

La intermitencia y el cambio de itinerario en el suministro de agua son problemas con los que conviven los venezolanos. Arnoldo Vielma, quien reside en el municipio Miranda de Coro, en el estado Falcón, contó que aunque recibe agua dos veces a la semana con una permanencia de menos de 12 horas, los horarios cambian sin previo aviso. 

“En la casa contamos con dos tanques: uno de 1.100 litros y el otro de 800 litros. Con eso subsistimos los días que no tenemos agua. Pero hay momentos que, como ocurrió hace poco, no llega en una semana y cuando la enviaron solo duró dos horas. Cuando pasa eso, no se llenan los tanques y tenemos que racionar lo poco que nos queda”, detalló. 

Vielma sostuvo que en las redes sociales de HidroFalcón no anuncian los cortes del suministro de agua por reparaciones o lo hacen con pocas horas de antelación, lo que impide tomar previsiones. 

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A pesar de que en su residencia no necesita bomba para que el agua llegue con fuerza, precisó que hay otras zonas de Coro donde sí es necesario porque la presión no es suficiente para surtir a todas las viviendas.

“Las cisternas son un negocio”

En la ciudad de Punto Fijo (estado Falcón) la situación es más “crítica” debido a que los residentes pasan de dos a tres meses sin el suministro de agua, así lo describió Fernando Couto, cuyos familiares residen en varios sectores de esa entidad. 

“La situación con el agua aquí en el interior está mal. Hay pocos sectores en Punto Fijo donde el agua llega una vez a la semana. Casi toda la ciudad tiene que estar abasteciéndose por cisternas de agua, que son un negocio redondo”, explicó. 

Sus abuelos viven en Judibana, una zona que antes era privilegiada por su cercanía a la refinería de Amuay. Según Couto, antes en ese lugar no se iba el agua, ni la luz, porque era donde vivían las personas que trabajaban para Petróleos de Venezuela (PDVSA). 

“Desde el año 2018 aproximadamente empezaron a tener todo tipo de problemas con los servicios básicos. Ahora el agua le llega cada 28 días. Pero hay otros sitios como Cujicana, donde vive mi papá, que el agua llega cada dos o tres meses”, señaló. 

Debido a los lapsos prolongados sin el servicio de agua, las personas comenzaron a comprar tanques para poder abastecerse de la mayor cantidad de agua posible. Sin embargo, el suministro no es suficiente y deben contratar los servicios de cisternas, que están alrededor de 10 o 12 dólares por 1.000 litros de agua. 

Agregó que en Falcón es imprescindible el tanque de agua en los hogares, que cuesta al menos 150 dólares el cilindro de 1.000 litros. 

Venezolanos han optado por fuentes alternativas

El estudio de Hum Venezuela arrojó que cerca de 19,9 millones de venezolanos, (69,1 %) de la población, poseen restricciones severas de acceso al agua. De esta cifra, el 12,4 % reportó que por los racionamientos recibe agua una vez a la semana, mientras un 16,9 % pasó dos meses o más sin servicio.

Además, existe un 23,6 % de la población que ni siquiera está conectada a la red de acueductos, principalmente en zonas con pocas infraestructuras urbanas.

Debido a la escasez de agua, un 86 % de la población recurrió a fuentes alternativas, un aumento respecto al 75,9 % de 2022. Este incremento también se reflejó en la compra de botellones (de 41 % a 48,9 %) o el uso de camiones cisternas (de 14,7 % a 16,9 %). También la construcción de pozos subterráneos (de 10,7 % a 18,2 %), bien sea comunitarios o en residencias privadas.

El informe también recopiló testimonios de personas que se abastecen de fuentes como ríos y manantiales. “Con el incremento extraordinario de la frecuencia de lluvias en el país durante casi todo el año, creció además, de 0,9 % a 20,9 %, el uso de la captación de aguas pluviales”, agregó.

Hasta tres meses sin agua

Una residente de la parroquia Barinitas en el estado Barinas, quien prefirió mantener su identidad en anonimato, adaptó su rutina diaria a las prolongadas fallas en el suministro de agua y de luz.

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“El problema del agua aquí es caótico, pero nadie dice nada, todo el mundo se volvió mudo. Antes la alcaldía se encargaba que cuando no había agua por tubería mandaban unos camiones a repartir agua a las personas, pero ahora si no se tienen dólares para comprar o un carrito para buscar de pozo, no hay manera de conseguir”, detalló.

Comentó que en la entidad algunos pozos son de urbanizaciones y otros lo utilizan los camiones cisternas y personas que pueden buscar agua con carro o carruchas. En su caso, al no tener vehículo y vivir sola, debe llenar los tanques y pipotes de agua en su casa y administrarlos para que alcance hasta que vuelva a llegar el servicio por tubería. 

Al igual que en otras entidades, el problema en el suministro de agua puede alargarse de 20 días hasta tres meses. “Cuando llega la lluvia pongo envases para llenar de esa agua para lavar los platos y esas cosas, pero para tomar y cocinar debo ir a recargar el botellón en un pozo”, precisó. 

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Aunque para recargar el botellón es gratis, señaló que para llenar los tanques se debe pagar de 5 a 10 dólares, dependiendo de la cantidad de agua que necesite.

En cuanto a la calidad del agua, detalló que debido a que viene de la montaña, suele ser cristalina sin ningún olor o color particular, solo cuando llueve que puede verse un poco turbia. “No necesito hervirla ni nada para poder tomarla”, indicó. 

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Las fallas de luz afectan el suministro de agua

Yadira Maroa, quien reside en Cagua (estado Aragua), señaló que las fallas en el suministro de agua son constantes en el sector donde vive. A pesar de tener un pozo de agua en la urbanización, las fluctuaciones de la electricidad impiden que las bombas funcionen, lo que afecta a la distribución del agua a las casas.

“El pozo lo tenemos desde que se fundó la urbanización, pero las idas de luz son todos los días de 4 a 6 horas diarias. Cuando llega hay que esperar igual tres horas para que el agua pueda llegar a la casa”, precisó. 

Comentó que debido a que está todo el día en el trabajo y vive sola, puede solventar con el agua que llega. No obstante, indicó que conoce que la situación en general en las zonas donde no hay pozos es “caótica”.

Daños colaterales de la crisis del agua

Un accidente cuando intentaba abrir el tanque de agua de su casa casi le cobró la vida a Betsy Oropeza, una residente de Valencia (estado Carabobo), quien cayó del segundo piso de su residencia al perder el equilibrio a mediados de 2023. La caída le produjo fracturas maxilofaciales, pérdida de piezas dentales y fractura de la muñeca.

Las fallas constantes en el suministro de agua la obligaron a instalar hace un par de años el tanque en la segunda planta de su casa. Actualmente solo recibe agua dos veces a la semana, pero debido al accidente ahora depende de su hija o vecinos para abrir el tanque.

Contó que uno de sus hermanos le hará una extensión de la conexión que le permitirá abrir el tanque desde la primera planta y de esa forma evitar que algún accidente pueda ocurrir de nuevo. 

Tenemos como cinco o cuatro años en esta situación con el agua y la luz, que también es intermitente y puede irse cada dos días por varias horas. Los días que viene el agua tengo que estar en casa pendiente para poder llenar el tanque, así fue que me caí, por estar pendiente si se llenó o no”, indicó. 

Además, señaló que la inconsistencia del agua ha influido en su rutina de manera que cuando trabajaba debía estar pendiente o dejar a alguien en casa para poder abastecerse y realizar las labores de limpieza.

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Crisis en el servicio de agua

Provea enfatiza que en Venezuela corren cerca de un millar de ríos y yacen importantes reservas de aguas subterráneas que generan una cantidad de recursos hídricos aprovechables, estimada en 93 millones de metros cúbicos al año. A pesar de ello, el agua no llega periódicamente a los hogares de los venezolanos. 

Aunque el gobierno de Nicolás Maduro ha empleado varios planes para la recuperación de la infraestructura hídrica en el país y dispuesto de recursos para llevarlos a cabo, hasta la fecha no hay evidencias de que esas mejoras se hayan realizado. Al contrario, varias ONG han realizado informes en los que visibilizan la crisis en el sector. 

Amnistía Internacional reseñó que Norberto Bausson, exvicepresidente de Operaciones y Mantenimiento de Hidrocapital, ha comentado en varias oportunidades a medios de comunicación que la crisis hídrica se debe a la falta de mantenimiento del sistema que implica la inyección de una importante cantidad de dinero.

Además, ha sostenido que los acueductos en la actualidad generan 90.000 litros por segundo, pero se requieren 150.000 para satisfacer la demanda actual. 

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