El dólar del Banco Central de Venezuela (BCV) se cotiza en 68,70 bolívares al 26 de marzo. Sin embargo, esta tasa se mantiene un 49,83 % por debajo del valor del mercado paralelo, lo que refleja una brecha cambiaria significativa. Los expertos sugieren que la depreciación del bolívar es impulsada por la creciente demanda de dólares ante la falta de confianza en la moneda nacional y la ausencia de medidas efectivas para estabilizar el tipo de cambio.
Sobre este fenómeno, el economista y exdiputado José Guerra explicó para El Diario que la depreciación del bolívar se ha intensificado desde septiembre de 2024, debido a que los ciudadanos buscan cambiar sus bolívares por dólares de inmediato para protegerse de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Este comportamiento incrementa la demanda de divisas y presiona al alza el tipo de cambio.
En ese sentido, El Diario analizó los factores que inciden en el aumento del dólar en Venezuela, en especial el comportamiento de la tasa no oficial, cuyo valor influye en los precios y genera distorsiones en la economía nacional.
1. Existe una caída del 50 % en el flujo de divisas por parte del Banco Central de Venezuela
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, considera que el alza constante del dólar en Venezuela se debe a diferentes factores, entre los que se encuentra la caída de la inyección de divisas por parte del BCV para intentar contener la brecha cambiaria.
Por ejemplo, el 5 de marzo, el BCV vendió a la banca nacional 50 millones de dólares, 10 millones menos que en la última intervención (24 de febrero). Esto significa que redujo la cantidad de dinero destinada a estabilizar el tipo de cambio.
“El elemento importante en esta coyuntura es la caída del 50 % en el flujo de liquidación de dólares desde el Estado hacia el sector privado a través de las mesas de intervención de los bancos y las subastas”, dijo Oliveros en un video publicado en sus redes sociales.
La disminución en la oferta de dólares refleja una dinámica en la que la escasez de divisas en el mercado oficial impulsa aún más la demanda de dólares en el mercado paralelo, exacerbando las diferencias entre ambas tasas de cambio.
2. Impacto de Chevron en la economía venezolana
La incertidumbre causada por la intención del gobierno de Estados Unidos de exigir a la compañía petrolera Chevron el cese de sus operaciones en Venezuela pudo impactar la oferta de divisas.
Fuentes financieras señalan que, una vez revocada la licencia de operaciones, cuya extensión se mantiene hasta el 27 de mayo, el gobierno venezolano podría tener medidas previstas para afrontar el impacto. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta y compleja.
El economista José Guerra señaló para El Diario que, sin la inyección de dólares por parte del BCV y sin los ingresos de Chevron, la expectativa apunta a una mayor depreciación del bolívar, lo que a su vez podría acelerar el aumento de la inflación.
Agregó que mientras la demanda de dólares se mantenga elevada y las reservas sean insuficientes, el bolívar seguirá perdiendo valor frente a la divisa estadounidense.
Por otro lado, economistas han expresado su preocupación por la posible aplicación de aranceles secundarios de hasta un 25 % a los países que comercialicen petróleo y gas venezolano.
Esta medida, señalan, afectaría negativamente la exportación de crudo, una de las principales fuentes de ingresos de divisas al país.
3. Falta de oferta de dólares en el mercado oficial
Economistas aseguran que actualmente las empresas y los particulares en Venezuela han comenzado a recurrir al mercado secundario (paralelo) para conseguir dólares, dado que la oferta en el mercado oficial es insuficiente.
Un ejemplo de esta distorsión se puede observar cuando una persona intenta comprar divisas en su banco de forma oficial. En muchos casos, se encuentran con la imposibilidad de hacerlo debido a la escasez de dólares.
Esta situación obliga a los ciudadanos a buscar alternativas en el mercado paralelo, donde el acceso a dólares es más accesible, pero a un precio mucho más alto.
La dependencia del mercado paralelo provoca inflación y devaluación porque, cuando el precio del dólar en este mercado aumenta, los precios de los productos y servicios también suben. Además, la constante pérdida de valor del bolívar frente al dólar paralelo dificulta el acceso a productos y servicios básicos, lo que incrementa la desigualdad en la economía.
4. Cambio en la tendencia de los meses tributarios
La cotización del dólar no oficial por encima de los Bs. 100 también rompe con la tendencia observada en los últimos tres años, de acuerdo con economistas, en la cual la tasa de cambio solía disminuir durante el periodo de pago de impuestos. Esto ocurría porque muchas personas vendían sus dólares para cumplir con sus obligaciones fiscales, como el Impuesto sobre la Renta (ISLR).
Este comportamiento sugiere que la oferta de dólares en el mercado no ha sido suficiente para generar una reducción en la cotización.
5. Impacto del alza del dólar en los salarios en Venezuela
El salario mínimo en Venezuela no ha sido ajustado desde el 3 de marzo de 2022, cuando se fijó en 130 bolívares, equivalentes en ese momento a aproximadamente 30 dólares. En la actualidad, su valor ha caído a solo 1,27 dólares.
El Diario realizó en marzo de 2025 una comparativa entre los productos y servicios que se podían adquirir con 130 bolívares hace tres años y lo que es posible comprar en la actualidad.
En 2022, la harina de maíz precocida tenía un costo de entre Bs. 5,44 ($1,24) y Bs. 6,5 ($1,49) en su presentación de un kilo. El arroz y la pasta se ofertaban entre Bs. 5,56 ($1,20) y Bs. 6,20 ($1,44), respectivamente.
En 2025, la harina de maíz precocida tiene un precio entre Bs. 52,96 ($0,80) y Bs. 62,2 ($1,00) en su presentación de un kilo. El arroz se cotiza entre Bs. 74,64 ($1,20) y Bs. 111,96 ($1,80). La pasta de un kilo se vende entre Bs. 80,86 ($1,30) y Bs. 133,73 ($2,15).
Aunque los precios de los productos se han mantenido relativamente estables en dólares, el bolívar ha perdido valor de manera significativa. En 2022, con 6 o 7 bolívares, una persona podía comprar un kilo de harina de maíz, arroz o pasta. Para 2025, estos mismos productos cuestan entre 52 y 110 bolívares, lo que refleja la depreciación de la moneda y la reducción del poder adquisitivo en Venezuela.