• La perspectiva de la niñez permite, en algunos casos, establecer las características de una sociedad y en cada deseo que un niño realiza en la época de Navidad pueden aparecer sus necesidades más palpables

En los últimos años la sociedad venezolana ha sufrido una de las peores crisis, tanto económica como humanitaria, que el continente latinoamericano haya registrado. Según la cifra presentada por la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 4.600.000 de venezolanos han dejado el país por la agobiante crisis y han decidido emigrar hacia otros países del continente, algunos como refugiados, caminando por el duro asfalto de las carreteras colombianas, peruanas y ecuatorianas. Poco a poco, con cada dificultad, el sentido de la Navidad comienza a trastocarse y se transforma en un instante de nostalgia y añoranza. 

Asimismo, la hiperinflación mensual que alcanzó en enero de 2017 un 196,6% y la disminución en el poder adquisitivo de los venezolanos permitió que los símbolos de la Navidad y sus tradiciones como la compra de ingredientes para las hallacas y el pan de jamón se transformarán en acciones imposibles de realizar. En este último año, según el informe presentado por la Asamblea Nacional presidida por Juan Guaidó en el mes de agosto, la inflación interanual fue de 135,379%. La disminución fue notable pero, de igual forma, el sueldo mínimo, que equivale a 3 dólares según la tasa de cambio del Banco Central de Venezuela, sigue siendo insuficiente para cumplir con los gastos necesarios de una familia. 

Desde lo económico hasta lo social, desde el recuerdo de las primeras navidades para alguno niños o el sentido de normalidad que les brinda no reconocer otra realidad más allá de la crisis, los deseos de cada niño están transfigurados por su entorno. Por ejemplo, para el reconocido psicoanalista Sigmund Freud el individuo se divide en tres partes: el yo, el superyó y el ello. En este caso, el superyó aparece a los tres años de edad y es consecuencia de la relación del infante con su contexto. 

Este elemento permite entrever, en primera instancia, los símbolos del entorno que permean los deseos de cada uno de los niños. Por esta razón en El Diario visitamos la escuela Armando Reverón ubicada en La Hoyadita, municipio El Hatillo, para recopilar los deseos que tienen los estudiantes desde primer grado hasta sexto grado. 

La mayoría de los pequeños escribieron deseos de felicidad y prosperidad, de recuperación, respeto y trabajo para 2020 en una sociedad que ha padecido muchos problemas en los últimos años. Pero, al mismo tiempo, otros dibujaron como sinónimo de sosiego la llegada del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) o el camión del pernil o hicieron un llamado al presidente para su estabilidad. 

Por ejemplo Maryela, una pequeña de 10 años, escribió junto a un dibujo lleno de flores, verdor y un sol amarillo en la esquina superior de la hoja: “Queremos que este 2020 sea lleno de paz, que se vaya todo lo malo que hay en el país, que haya respeto y amor para nuestro país, que los que no tengan comida este 2020 si lo van a tener y van a tener respeto, amor, amistad”.

Foto: El Diario

Otra de las niñas del salón de quinto grado, llamada Eduarlis, escribió en su carta: “Yo quisiera que mi país sea el mejor. Que todos nuestros padres encuentren lo que desean. Ir bien en nuestros estudios, para que cuando estemos grandes podamos hacer las cosas que queremos, que lo podamos hacer muy bien, que en nuestro país haya paz, alegría, amor, amistad”. 

Foto: El Diario

Las preocupaciones de cada estudiante, al ver lo que ocurre en su entorno diariamente, son demostradas en los dibujos que, en el medio de su perspectiva inocente y lúdica, demuestran problemas actuales. Por ejemplo, otra de las niñas de la clase dibujó a varias personas recogiendo la basura de las calles y escribió “quiero una Venezuela bella, armoniosa, pacífica, limpia, ordenada, productiva y amable”. 

Foto: El Diario

Asimismo, otros niños retrataron las fuertes imágenes que ocurren en sus comunidades. Abraham, un niño de 11 años, dibujó un convoy de policía, con dos helicópteros, persiguiendo a un individuo que corría por los techos de las casas y el mensaje de su trabajo se titulaba: “una Venezuela con valor”. 

Foto: El Diario

En la niñez los símbolos externos se representan a través del juego y el dibujo. La presencia de las fuerzas de seguridad, que rondan las calles encapuchados, con máscaras de calavera y fusiles, pueden llegar a transfigurar la relación de los más pequeños con su entorno. La normalidad del encapuchado, del hombre armado, del asesinato son cosas que pueden llegar a demostrarse en los dibujos. 

Los símbolos de moralidad, educación familiar y escolar, también se presentan en estos dibujos. Adriana, una pequeña de pelo oscuro, escribió que deseaba las playas sin contaminación y pedía que todos los venezolanos sean amables y amigables.

Foto: El Diario

Arianny, con pequeñas pecas en sus manos, dibujaba junto a sus compañeros un terraplén repleto de maíz y un camión que llevaba lo cosechado. Luego, escribía su consejo: “Para que Venezuela sea independiente hay que trabajar duro, esforzarnos. Así nosotros como venezolanos tengamos un mejor vivir, en el mejor país, que es, Venezuela”. 

“Venezuela tiene muchas riquezas, petróleo, oro, diamantes, también tiene mucha biodiversidad, es muy rica”, agrega Arianny con una pequeña sonrisa. 

Daniela, en el salón ubicado en la zona rural del municipio El Hatillo, escribió encima de un paisaje repleto de verdor, una pequeña casa rosada y un sol sonriente, que deseaba una Venezuela unida y pedía al presidente paz y amor. Esto, de igual forma, es una muestra del poderío que mantiene la política en los hogares venezolanos y en la mentalidad de los niños. 

Foto: El Diario

El problema del transporte también es un elemento recurrente en los dibujos de los más pequeños que, muchas veces, deben esperar durante horas que pase un autobús para poder llegar a su colegio. Ana Luna, por esta razón, pidió para el próximo año una Venezuela con mejor transporte para poder llegar a tiempo a sus clases.

Foto: El Diario

Así como el problema del transporte es dibujado por los estudiantes, también aparecen los problemas de hambre y crisis. Jesús, sin colores y con el gris del lápiz en toda la hoja, escribió que la Venezuela que quiere está conformada por playas limpias y por una caja del CLAP que llegue a tiempo. 

Foto: El Diario

En el resto del mundo los niños, en su mayoría, desean cosas para su entretenimiento y disfrute, pero en cambio, en Venezuela el CLAP, el transporte, la inseguridad y la perspectiva de los niños de la violencia son elementos presentes en varios de los dibujos, porque son parte de un contexto que permea, como planteaba Freud, su relación con el contexto. Por otro lado, los dibujos también demuestran deseos de felicidad, trabajo, unión y camaradería entre todos los venezolanos. 

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