• El próximo gobierno del país andino se definirá entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, en unas elecciones donde los peruanos deberán elegir entre una izquierda y derecha polarizadas. La analista política Diana Seminario explica para El Diario lo que se espera de cada candidato como presidente, de acuerdo con sus propias propuestas. Foto: Cortesía Reuters/Sebastián Castañeda

Los peruanos decidirán su futuro en las urnas el domingo 6 de junio de 2021. Las expectativas no son altas, tras una primera vuelta en las elecciones generales donde ningún candidato logró convencer a los votantes. No obstante, para esta segunda vuelta el país elegirá al gobierno que celebrará en julio el bicentenario de su independencia entre dos modelos radicalmente opuestos: el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori.

Luego de una crisis institucional que llevó a Perú en noviembre de 2020 a tener tres presidentes en una misma semana, queda claro el descontento popular con su clase política. Esto se evidencia en estas elecciones con la llegada al balotaje de dos candidatos alejados de los partidos que han gobernado las últimas dos décadas. 

Por un lado está Fujimori, heredera de un legado con más sombras que luces, y que construyó su propia fuerza política desde el Congreso. Por el otro Castillo, un profesor sin experiencia salido de la lucha sindical que pregona una versión intensiva del socialismo bolivariano.

Pedro Castillo: la bandera roja de la izquierda

Candidato en Perú
Foto: Cortesía AP

Para la periodista y analista política peruana Diana Seminario existe una necesidad de cambio en la población, pero no de uno tan radical. En este sentido, le preocupan las propuestas de Castillo, quien desea reformar por completo el Estado a través de una Asamblea Constituyente. Ve con inquietud las políticas económicas del candidato del partido Perú Libre, con un mercado cerrado e intervenido por el gobierno. “Ese modelo ya conocemos que ha fracasado”, comenta en entrevista para El Diario.

Durante toda la campaña de la segunda vuelta Castillo se ha mantenido arriba en las encuestas por poco. De darse su victoria, sería por apenas uno o dos puntos porcentuales, de acuerdo con firmas como Datum, CPI e Ipsos. La razón de la preferencia por el candidato izquierdista, a pesar sus propuestas polémicas, afirma Seminario, se debe más al antivoto contra Fujimori que a un a un apoyo genuino. El resentimiento popular por el modelo político tradicional también juega a favor de los números de Castillo.

“Ha anunciado que tiene que haber una economía popular de mercado, que nadie entiende lo que es, pero con un control del Estado. Es decir, plantea una economía intervencionista”, explica Seminario. La propuesta del sindicalista es una vieja conocida para países como Venezuela, Bolivia o la Argentina kirchnerista.

Otras medidas que enumera son la estatización de los fondos de pensiones en un banco de los trabajadores, y restricciones en la importación de rubros que se produzcan en el país, como arroz, trigo y maíz. Sobre esta última medida, varios expertos aseguran que más que favorecer a los agricultores nacionales, logrará el efecto contrario: mayor escasez y encarecimiento de derivados como el pan o la harina.

Se podría esperar primero de la economía un retroceso. Los mercados se desestabilizan con la sola posibilidad de que Pedro Castillo gane las elecciones. Cada vez que él sube en las encuestas, el precio del dólar se dispara”, vaticina la analista.

Intenciones claras

Una de las propuestas más polémicas de Castillo desde el inicio de su campaña ha sido cambiar la Constitución vigente en Perú desde 1993. El candidato ha sido insistente en este punto, al grado de afirmar en sus mítines que disolverá el Congreso en caso de que se oponga al proyecto.

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En su nueva carta magna, el líder marxista plantea cambiar la estructura y función del Estado, pasando de un rol supervisor a uno “interventor, planificador, innovador, empresario y protector”. Del mismo modo, también piensa dar rango constitucional a su idea de la economía popular de mercado.

Resulta pertinente hacer una comparación con otros procesos constituyentes convocados por líderes de izquierda en la región. Rafael Correa hizo lo mismo en Ecuador en 2008, al igual que Evo Morales en Bolivia en 2009. Su precedente más famoso está en Venezuela, con la Constituyente impulsada en 1999 por Hugo Chávez.

La columnista coincide en que la Constituyente de Castillo posee el mismo espíritu que las de sus pares en la región, pero con sus propias particularidades. En el caso de Chávez, precisa que el difunto expresidente en su momento negó sus planes de perpetuarse en el gobierno o confiscar la propiedad privada. “La diferencia con Castillo es que él dice abiertamente lo que va a hacer”, agrega.

Perú elige presidente este domingo
Foto: Cortesía

Confrontación con las instituciones en Perú

En un artículo de opinión, el sociólogo Fernando Tuesta Soldevilla desestimó que la iniciativa de Castillo arroje frutos. “No habrá comunismo ni Venezuela. No porque no quiera, sino porque, a diferencia de los países a los que se lo asocia, carece de apoyo mayoritario en el Parlamento y sí hay una oposición consistente”, señala. Resalta además que otros sectores como las Fuerzas Armadas, empresarios o medios de comunicación tampoco respaldarán al hipotético presidente.

Seminario difiere completamente de lo escrito por Tuesta. “Cuando una persona quiere hacer un cambio radical de esa naturaleza no lo va a hacer con el Congreso. Lo que va a hacer es un decreto disolviendo al Congreso y convocando a una Asamblea Constituyente. Ellos no están pensando en las vías democráticas para hacer esto. Lamentablemente Castillo pretende usar la democracia para alcanzar sus fines”, responde.

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La Constitución de Perú establece en su artículo 134 que el presidente puede disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros. Esta facultad solo le permite al Ejecutivo convocar a nuevas elecciones parlamentarias, pero no un proceso constituyente.

Por otro lado, el Parlamento también posee armas para defenderse. Puede destituir al presidente por incapacidad moral, de acuerdo con el artículo 113 del mismo texto.  Ese recurso de vacancia fue el usado contra el expresidente Martín Vizcarra para separarlo de la presidencia en 2020. De cumplir su palabra, Castillo podría jugarse su propia permanencia en el poder al intentar pasar por encima del Poder Legislativo.

El viento bolivariano

Seminario resalta que Perú es de los pocos países que por años resistió los embates del socialismo del siglo XXI. Pero de ganar Castillo, esa situación podría cambiar. El izquierdista es cercano a referentes regionales como Evo Morales o el expresidente de Uruguay José Mujica. 

La analista asevera que un potencial gobierno se centraría más en la política interior, aunque tendría aliados como Bolivia, Argentina, Cuba y Venezuela. A pesar de la narrativa antiimperialista común entre sus camaradas regionales, no cree que Castillo tenga una postura confrontativa con los Estados Unidos de Joe Biden. Por otro lado, la nación andina podría abandonar instancias como la Alianza del Pacífico y el Grupo de Lima, e integrarse a otros como Unasur.

Dentro de esta línea, la posición que tendría el aspirante presidencial sobre Venezuela es predecible. Aunque en sus últimas declaraciones ha intentado desmarcarse del chavismo, siempre cambia de tema al preguntársele si considera al régimen de Nicolás Maduro una dictadura.

En lo que sí ha sido explícito el candidato es en su rechazo a la migración en Perú. “Ratificamos que el 28 de julio, a través de un decreto supremo, le daremos 72 horas de plazo a los ciudadanos que han venido de otros países a faltar el respeto”, declaró Castillo durante su cierre de campaña, el 4 de junio de 2021. Al respecto, Seminario califica como lamentables sus declaraciones.

Keiko Fujimori: el fruto de la perseverancia

Candidata a la presidencia de Perú
Foto: Cortesía El País

Esta es la tercera ocasión en la que la líder de Fuerza Popular se mide en una segunda vuelta electoral. Con unas proyecciones casi cercanas al empate técnico, el conquistar el voto indeciso es para ella un asunto de vida o muerte. La candidata tuvo que encontrar en campaña el equilibrio entre una imagen conciliadora y el rescate de la memoria de su padre: el expresidente Alberto Fujimori.

Por 10 años, entre 1990 y el 2000, Fujimori padre se caracterizó por ser una figura polémica que generó posiciones encontradas. En el lado económico, logró sacar a Perú de una fuerte crisis y reinsertarse en el sistema financiero mundial, con un crecimiento del 13% de su Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, también fue acusado de múltiples casos de corrupción y violación de derechos humanos por los cuales ha cumplido hasta la actualidad cinco sentencias penales.

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A pesar de sus antecedentes, el fujimorismo continúa siendo una de las fuerzas políticas más importantes de Perú. La estabilidad y prosperidad alcanzada en ese período todavía son recordadas por un sector considerable de población que está dispuesto a darle a la heredera de Fujimori una oportunidad si se compromete a mantener ese legado, pero sin las manchas oscuras del pasado.

Ella tiene un voto duro. Un voto duro que por supuesto no le alcanza para ganar la elección, por lo tanto ella está haciendo una apertura. Sí creo que tiene que comprometerse a ir hacia ese voto duro. Uno de los errores que ella cometió en años anteriores fue alejarse de ese legado militante. Ahora parece estar recuperándolo con la promesa de no cometer los mismos errores”, comenta Seminario al respecto.

Gabinete plural

Una de las promesas con las que Fujimori intenta ganarse la confianza de sus opositores es la conformación de un gobierno amplio y de consenso. Asegura que su gabinete ministerial no estará integrado por militantes de Fuerza Popular, sino que reunirá voces de todo el espectro político.

Aunque la posible presidenta no adelantó quiénes serán los convocados, Seminario rescata uno de los nombres que fue llamado para ese equipo. Se trata de Luis Carranza, quien fue ministro de Economía durante el gobierno de Alan García (2006-2011). La analista asegura que durante su gestión, Carranza llegó a ser reconocido como “el mejor ministro de América Latina”.

Formar un gobierno plural le da a Fujimori una importante ventaja a diferencia de Castillo: garantizar la gobernabilidad con el apoyo de la mayoría de los sectores políticos. Aunque no representa al establishment, Seminario afirma que la candidata es la mejor opción para quienes desean evitar un giro hacia el socialismo en Perú. Aunque en el proceso deberá tener cuidado de mantener también la distancia de aquellos partidos y figuras que representan al modelo desgastado que la ciudadanía desea cambiar.

“Ese es el gran reto de Keiko Fujimori. Renovar más que la política, a los funcionarios públicos. Yo creo que hay nuevas generaciones de gente honesta, de gente honrada y capaz que puede asumir cargos directivos en un gobierno suyo”, observa la periodista.

¿Qué le depara a Perú después de las elecciones presidenciales?
Foto: AFP/Ernesto Benavides

Atención a la emergencia en Perú

La pandemia de covid-19 sigue siendo un asunto bastante vigente en Perú. Con 68.053 muertes reconocidas por el Ministerio de Salud y 180.764 en registros independientes, es el país con la mayor mortalidad por cada 100.000 habitantes de la región.

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En este sentido, Fujimori ha centrado sus propuestas en la atención de la emergencia sanitaria y sus consecuencias económicas derivadas. Seminario comenta que uno de los planes de su hipotético gobierno será la emisión de subsidios para personas de bajos recursos afectadas por la cuarentena. También estará el “bono oxígeno”, que dará 10.000 soles (2.597 dólares) a los hogares donde algún familiar haya fallecido por el virus.

“Hay varias familias que han tenido que hipotecar casas, carros y endeudarse debido a que han tenido que comprar balones de oxígeno”, agrega.

Del mismo modo, planea impulsar el sector turístico con una exoneración tributaria de tres años y prioridad en las jornadas de vacunación. Con el plan Perú Abierto, también propone una flexibilización de los toques de queda para permitir la actividad comercial en la noche.

Apoyo de migrantes

Si los venezolanos residenciados en Perú pudieran votar en las elecciones del domingo, el resultado sería completamente favorecedor para Fujimori. Seminario explica que la candidata goza de una gran popularidad entre las comunidades de migrantes del país andino.

A través de redes sociales, los venezolanos han promovido la campaña “Elige bien”, con la cual advierten sobre los peligros de la candidatura de Pedro Castillo. Ponen a Venezuela como ejemplo de lo que podría ocurrir, con imágenes de la escasez, colapso hospitalario, fallas de servicios públicos y opresión que se viven dentro del régimen de Maduro.

“Creo que debemos preguntarle al millón de venezolanos que se encuentran aquí y que huyeron de su país para buscar una oportunidad. Ellos son el mejor reflejo de lo que significa el comunismo y el socialismo”, declaró la derechista en una entrevista con la emisora de radio peruana Exitosa.

Seminario asegura que en una presidencia de Fujimori, la continuidad de Perú en el Grupo de Lima está asegurada, así como el reconocimiento al gobierno interino de Juan Guaidó. El 29 de mayo de 2020, la candidata se reunió en Lima con Leopoldo López, quien le manifestó su respaldo total al considerarla una defensora de la democracia. “Los gestos en estos casos son muy importantes y ya se ve por dónde va cada uno”, apunta la periodista sobre el encuentro.

En una campaña que acentuó más la polarización y tensiones de la población, el 7 de junio quedará definido el rumbo que Perú tomará por los próximos cinco años. Con su voto, los ciudadanos esperan cerrar un capítulo oscuro, aunque el próximo ocupante de la Casa de Pizarro tendrá el reto de ganarse la aceptación de un pueblo cada vez más desencantado.

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