- En el barrio José Félix Ribas un grupo de niños y adolescentes recibe clases gratuitas de cocina. La iniciativa, llamada minichefs del futuro, es impulsada por Carlos Valbuena, un líder comunitario que espera poder expandir este proyecto a otras barriadas de Caracas
En el callejón El Sabor, ubicado en la zona 2 del barrio José Félix Ribas, en Petare, no hay cocinas industriales, mucho menos utensilios de cocina profesionales o una amplia variedad de alimentos gourmet. De hecho, al igual que en muchos hogares venezolanos, allí cuesta adquirir hasta los productos básicos de la canasta alimentaria debido a la crisis. Pese a ello, desde una platabanda de esa zona, al menos dos veces a la semana, se desprende un aroma que puede hacer creer a muchos vecinos que hay un chef profesional trabajando cerca.
En aquella azotea los responsables de la cocina no son expertos culinarios, pero están encaminados a serlo gracias a una iniciativa creada por habitantes de la misma barriada, quienes buscan resaltar lo positivo y desmarcarse de la violencia que por años ha azotado el sector. Se trata entonces de un grupo de niños y adolescentes de entre 10 y 15 años, dispuestos a ser los minichefs del futuro.

17 minichefs en el callejón El Sabor
En estos tiempos no hay un nombre más atinado para referirse a esta zona de Petare que justamente El Sabor, la iniciativa nombrada los minichefs del futuro tiene mucho que ver con eso. Este programa fue creado por Carlos Valbuena, un líder comunitario y presidente de la Fundación Contribución Vecinal (CV), quien luego de realizar encuestas y consultas con padres y madres del sector identificó un problema:
Así entonces nació el programa minichefs del futuro, una iniciativa que, según aclara Valbuena. no es una versión del reality internacional Masterchef Junior, pues no elaboran grandes platillos y tampoco compiten entre ellos. La finalidad es que aprendan a desenvolverse con los alimentos que día a día tienen en sus casas, que conozcan el uso correcto de utensilios, e incluso que se pueda incentivar a aquellos que sueñan con estudiar Gastronomía más adelante.
Actualmente hay 17 alumnos. Acuden miércoles y viernes al Callejón El Sabor para aprender lo más básico de la cocina. Carlos dice que mantienen dos turnos para ser flexibles con el tema de las clases presenciales. Es gratuito y dirigido a niños, niñas y adolescentes. La única limitante que tienen es la edad (entre 10 y 15 años de edad).

Los encargados de las clases son el chef Luiz López y Grecia Gonzaléz, una joven de 20 años de edad que cursa el quinto semestre de Gastronomía en la academia gastronómica Aerotécnica Floriven. Grecia también es de Petare y es un ejemplo a seguir para muchos de sus ahora alumnos.

“Mi trabajo es ayudarlos, darles las herramientas necesarias, lo poco que yo sé, porque la verdad es que estudiar Gastronomía de manera profesional es muy costoso”, asegura Grecia, quien ha sorteado los obstáculos que ella misma comenta y ahora esperar ayudar a los niños de su comunidad a hacer lo mismo.
Un día con los minichefs del futuro
Un viernes de enero el equipo de El Diario visitó la cocina de los minichefs del futuro para conocer cómo es su dinámica de trabajo.
Dos veces a la semana Carlos Valbuena recorre las zonas del barrio José Félix Ribas para confirmar la asistencia del grupo que está recibiendo las clases de cocina. Niñas, y también niños, llegan a casa del líder comunitario para adentrarse en cuatros horas de aprendizaje y sobre todo, de mucho sabor.

Al mediodía ponen en marcha los preparativos para elaborar el plato del día. Los niños suben a la platabanda, se colocan su delantal naranja y proceden a dividirse en brigadas o equipos para cumplir con las tareas asignadas por su jefa de cocina, Grecia.
El almuerzo que van a preparar es un pollo en salsa de azúcar con arroz y tajadas. Es la primera vez que trabajan con esa proteína, según comenta Carlos, quien recalca la necesidad de que hayan donaciones para llevar adelante el proyecto. Actualmente un pollo entero cuesta alrededor de 3,9 dólares, un precio inasequible para la mayoría de los venezolanos.

Ya en la cocina el primer paso es enseñar cómo picar un pollo entero. Grecia hace la demostración y luego uno de los estudiantes debe replicarlo. Allí, detrás de la mesa de hierro, está Isabella Yaguarán, mirando cada movimiento de su maestra culinaria. La joven cursa primer año de bachillerato y tiene 12 años de edad.

Isabella dice que desde pequeña siempre mostró interés porque su mamá le enseñara a cocinar. A los 6 años de edad aprendió a hacer arepas, luego memorizó cómo elaborar el arroz. A Isabella le gusta cocinar para sus hermanas (de 3 y 9 años) los días en los que su madre no llega a tiempo para preparar la comida. De las clases de cocina ha aprendido hasta cómo preparar omelettes, un plato que replica con frecuencia en casa.
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Relata que un día, al salir de clases, fue corriendo a su casa para intentar replicar el omelette. Su madre la felicitó y ahora lo replica cada vez que puede, pues a sus hermanas también les encanta. Comenta que es una opción para no comer arepas tan seguido y cambiar el menú de la casa.

Sin embargo, para Yaguarán una de sus cosas favoritas son los dulces, por eso quiere aprender a preparar tortas para venderlas y así ayudar a su mamá con los gastos de su hogar. Termina la conversación diciendo que cuando sea grande quiere ser repostera.
Mientras la joven continúa con atención las indicaciones de Grecia, las otras brigadas también trabajan. Unos cortan aliños, otros se encargan de la preparación del arroz y otro grupo de lavar los implementos. Las clases están planificadas para no interferir con el horario de clase. Sin embargo, los niños que salen tarde de su respectivo centro educativo se van incorporando progresivamente.


Ashley Vásquez también forma parte del grupo, tiene 15 años de edad y quiso ser parte del proyecto porque su mamá le impedía cocinar por miedo a que pudiera hacerse daño.
En la clase de ese día le enseñaron a utilizar correctamente el cuchillo. Ya aprendió a hacer el corte de las tajadas y ahora sabe cómo se debe filetear el pollo. En unos meses, comenta, espera poder cocinar sin la supervisión de su familia. Es el objetivo por el cual asiste a las clases de cocina.

Mantener la iniciativa pese a la falta de recursos
El creador de esta iniciativa, Carlos Valbuena no tiene conocimientos gastronómicos, pero asiste y está presente en cada clase. Dice que sueña con expandir el proyecto a otras barriadas, para que así más niños tengan la oportunidad de aprender. Por ahora, el gran reto que tiene es mantener este programa de pie con las pocas donaciones que llegan, es por eso que aprovecha para llamar a la solidaridad de personas que quieran sumarse al proyecto.
En Venezuela este tipo de iniciativas como las del minichefs del futuro requieren de donaciones para poder seguir a flote ante la falta de ayuda y la ausencia de mecanismos para solicitarla al Estado. Valbuena ha recibido colaboración pero sigue buscando más apoyos para extender el programa. Por ahora, requiere de financiamiento para terminar de completar la indumentaria de los niños y también para que puedan cocinar otras proteínas, aprender así los cortes y cómo evitar accidentes de este tipo.

“La semana pasada trabajamos los cortes de la carne y nada más teníamos un bistec. Fue complicado que todos aprendieran”, comenta el líder comunitario.
Pese a aún no contar con ese apoyo necesario, jornadas como la de ese viernes lograron terminar con éxito. Los niños y niñas sirvieron el plato, lo probaron y felicitaron a Grecia, su chef. Ellos, en una ronda de preguntas, coincidieron en que la actividad es una manera de colaborar con el hogar para que sus padres no siempre carguen con el peso de tener que cocinar diariamente. También consideran que es un oficio que, con mucho más aprendizaje, podría convertirse en una entrada de ingresos para la familia. Eso también les motiva. Antes de finalizar, como parte de la dinámica, cuelgan su delantal y limpian el lugar.


Así transcurren los días en el callejón El Sabor, donde inició el proyecto que, sus organizadores esperan, pueda seguir llevándose a cabo para que más niños resulten beneficiados pese las circunstancias y logren convertirse en los chef del futuro.

Para colaborar con la iniciativa minichefs del futuro puedes contactar a Carlos Valbuena a través del número: +58 0414 – 378 6105
Instagram: @cvvalbuena