• Acostumbrados a degustar platos de otros países con el mismo placer como si fuesen propios, miles de argentinos acompañaron a amigos, vecinos y conocidos venezolanos a disfrutar de un símbolo que se ha ganado su espacio en la gastronomía porteña

El sábado 3 de junio la Ciudad de Buenos Aires celebró la segunda edición de La Noche de las Arepas, un evento en el que 32 establecimientos, en coordinación con el gobierno de la ciudad, ofrecieron este plato tradicional, símbolo de la cultura venezolana que trasciende fronteras. 

En esta ocasión, toda la Capital Federal de Argentina estuvo a disposición para que familias, grupos de amigos y caminantes curiosos disfrutaran entre los distintos sabores disponibles. 

En el barrio de Palermo, en varias cuadras, con una diferencia de apenas unos metros, había arepas calientes listas para salir. En el restaurante Chacaíto —con una fachada inspirada en las afueras de la estación del Metro del mismo nombre—, una familia ecuatoriana con camisetas de Barcelona Sport Club dieron testimonio de cómo hace pocos años esto que experimentan ahora hubiera sido inverosímil.

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

“Es muy rica su comida. La probé cuando comenzaron a llegar venezolanos. Nosotros vivimos cerca y venimos seguido. Viene bien el descuento, en medio de este momento económico, y es muy lindo ver a tantos venezolanos reencontrarse con lo suyo y que todos podamos compartir”, consideró María Fernanda Falconín, quien hace 14 años emigró a Argentina desde Ecuador y vivió, en primera persona, la llegada de la comunidad venezolana.

Quienes conocen piden, en su mayoría, la reina pepiada o a “esa que tiene carne y queso”, que denominan como pelúa. Aunque, como todas tenían un descuento de 40%, muchos se animan a pedir alguna extra, quizá de un sabor rimbombante.

A diferencia de los venezolanos, que suelen cenar a partir de las 7:00 pm, los argentinos no lo hacen sino desde las 9:00 pm en adelante. El sábado, sin embargo, hicieron la excepción, y cuando el reloj todavía no marcaba las 8:00 pm muchos abarrotaron lugares como este en el resto de la ciudad.  

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

“Una vez al mes, más o menos, solemos salir a comer arepas, desde hace un año y medio que las probamos”, comenta Gustavo, quien esta noche decidió acercarse a Mokambo, un local venezolano en el barrio de San Telmo, cercano a su casa. Lo acompañaban su hija y su pareja. Los tres son argentinos, pero incorporaron este plato junto a otros sabores extranjeros, pues tienen como afición asistir a restaurantes con menús foráneos cuando salen a pasear.

Las colas para comprar arepas eran largas, pero rápidas. En el puesto Mochima, Agustina trajo a su hija para comerse dos pelúas, una tradición que tienen desde hace dos años.

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

Esa noche en Hipólita, un puesto de empanadas y tequeños, estrenaron las arepas en su menú, con el toque especial de prepararlas con maíz pilado. Allí, con la excusa de compartir, Federico y Arturo se reencontraron. Es que hace un año Arturo, tras 5 años en Argentina, se mudó a España, pero está de visita en la que alguna vez fue su casa. Lo invitó Fede, un amigo argentino que le quedó de este lado del Atlántico al que una vez hizo probar arepas en casa, y que ahora le devuelve la invitación también con arepas de por medio. 

Una vez que los migrantes venezolanos entran en contacto con los locales en un nuevo país, es común que compartan su amor por la arepa y la cultura venezolana invitándolos a su casa o a la arepera más cercana para disfrutar de este plato.

La familia y los sueños como pilares

Para que se celebrara una segunda edición de La Noche de las Arepas de manera masiva se dieron varios acontecimientos.

En la Ciudad de Buenos Aires abundan los restaurantes venezolanos, como en otras partes del mundo, pero quizá no sean muchos los lugares donde puedan juntarse más de 30 emprendimientos en simultáneo para festejar este plato insignia.

Hubo restaurantes donde se pudo comer sentado, otros donde se comía de pie. Más grandes o pequeños, algunos con una trayectoria dilatada o con no mucho tiempo de haber abierto sus puertas. Todos, eso sí, suelen tener una característica en común: la ayuda de la familia y los sueños por cumplir como pilares.

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

Desde la isla de Margarita, Jonathan Segobia arribó a Argentina en 2016. Tres años después llegaron sus hermanos, y luego lo hicieron sus padres. Con la familia reunificada, hace año y medio pusieron en marcha Mokambo.

“En portugués africano significa ‘sitio de reunión’. Por nosotros y para los venezolanos aquí”, comentó Segobia para El Diario, mientras a un costado el resto de sus parientes atendía a los comensales. En Venezuela tenían experiencia en el rubro de la gastronomía, pero sin atender mesas.

En la trastienda… y rumbo a la tercera edición

La Noche de las Arepas fue posible por la colaboración de Cuáles Cambures, inicialmente una guía web de emprendimientos venezolanos que se transformó en una empresa de marketing a cargo de María Montiel, Elibeth Quiñones y Nadir Suárez, quienes en conjunto con Arepera Miss Venezuela y el programa BA Capital Gastronómica, del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, coordinaron la logística y promoción de esta fiesta venezolana.

En abril de 2020 tenían prevista la segunda edición, que no pudo salir adelante por la cuarentena y las restricciones del covid-19, las cuales se extendieron en Argentina también durante 2021. No fue hasta 2022 que volvieron la presencialidad plena y los eventos masivos.

Para el año próximo, esperan, saldrá la tercera edición, en una urbe acostumbrada a noches temáticas como “de la pizza”, “de la hamburguesa”, “de los museos” o “de las librerías”.

En el caso de Hipólita, un pequeño local en el barrio de Palermo atendido por una familia oriunda de Maracaibo, Luisa Fernanda revela que no tenían antecedente alguno. Fue después de emigrar que echaron manos a la obra con los tequeños, las empanadas y, ahora, con las arepas de maíz pilado. “Vinimos con ganas de crecer y de trabajar. Y de que la gente conozca el sabor de la masa de mi mamá, porque las preparamos como hacíamos en casa”, contó, emocionada.

Acostumbrados a trabajar hasta que salga el sol, en Rucio Moro extendieron La Noche de las Arepas hasta las 7:00 am del domingo, pues hasta esa hora suelen tener sus puertas abiertas en una zona plagada de discotecas (conocidos como boliches) y locales nocturnos, a la espera de quienes salen a bailar, para que no lleguen a casa con el estómago vacío.  

Con más de 25 sabores disponibles evoca a las areperas tradicionales, aquellas que trabajaban 24 horas y todos los días de la semana. Pero detrás de esta maquinaria hay personas que no tenían experiencia en este rubro.

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

“Esto nació sobre la marcha. En Margarita estudié Derecho y recién ahora, acá, hoy curso Gastronomía”, contó José Enrique Pacheco, uno de los encargados de Rucio Moro, en declaraciones a El Diario.

Previamente a este proyecto, como muchos otros de sus connacionales, atendió en kioscos y heladerías, antes de emprender con otros socios para cortar, hace tres años, el listón de este establecimiento que despacha arepas de huevos de codorniz, pepitona e incluso mondongo.

Una comunidad afianzada en Buenos Aires

No todos los locales de comida venezolana en Buenos Aires que participaron en La Noche de las Arepas iniciaron sus proyectos recientemente. Por supuesto, también hubo los que pusieron a la gastronomía venezolana en el mapa hace más de un lustro, cuando en Argentina no abundaba la harina de maíz y esta comunidad, que hoy tiene más de 220 mil personas en suelo argentino, no superaba los 3.000.

Es el caso de Tequepops, la primera fábrica de tequeños en Argentina, que cuenta con distintos locales en la Ciudad de Buenos Aires pero que este año incursionó en la venta de arepas con un food truck que utilizan para eventos sociales, fiestas privadas y cumpleaños.

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

“Se siente un poco raro. Nos conocen por los tequeños pero hoy todo el mundo llegó preguntando por las arepas. Da para pensar que podemos expandirnos en más productos”, consideró Néstor Briceño para El Diario.

En su caso, optaron por arepas de carne o pollo con queso y salsa, o mixtas. El formato, explicó Briceño, se debe a la celeridad que les permite despachar en eventos masivos.

Los tequeños llegaron al cine

Dos cadenas de salas de cine, una de ellas con alcance en toda Argentina, agregaron los tequeños a sus opciones de golosinas como cotufas, chocolates, alfajores y otros dulces.

Pero también ha sido bonito. Los tequeños tienen que llegar a cada rincón.

Con más antigüedad, a cargo del que quizá haya sido el primer restaurante venezolano en Argentina, Yesiré Carrillo puso en marcha Arepera Miss Venezuela, y fue la artífice de la primera edición de La Noche de las Arepas, que se llevó a cabo en 2019, en pleno boom de la llegada masiva de venezolanos al sur del continente.

La Noche de las Arepas | Foto: Luis Pico

“La afluencia, en comparación con la vez anterior, ha sido superior. Y hoy la mayoría de los clientes han sido argentinos. Alguno pregunta qué es la arepa, pero muchísimos ya las han probado”, comparó.

En 2019 se adhirieron 17 establecimientos, mientras que en 2022 la cifra aumentó a 32, con tres restaurantes fuera de la Capital Federal: dos en Lanús, en la Zona Sur de la provincia de Buenos Aires, y otro en Nordelta, en la Zona Norte.

“Lo ideal sería que la próxima vez —ya la tiene en mente— alcancemos los 50 y por qué no, que se sumen desde otras provincias”, apostó.

Abierta a los inmigrantes y construida por millones de ellos desde 1880 hasta la fecha, Argentina y la Ciudad de Buenos Aires en particular son reconocidas en el mundo por productos como el asado, la yerba mate o el dulce de leche. Quienes hayan caminado por sus calles, y más aún los que han venido a vivir en este país, habrán notado que comidas como la pizza italiana, la tortilla de papas española, las medialunas francesas o el chipá paraguayo hoy son parte propia de las opciones argentinas. Como muy probablemente ocurra en un futuro no muy lejano con las arepas, símbolo venezolano hoy incrustado también en este lugar donde se toma cariñosamente todo de todas partes para compartirlo entre conocidos y extraños en una misma mesa.

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