Cada generación es un producto de su tiempo. Su música, sus modas, sus ideologías, sueños e inquietudes forman parte de un espíritu común, que los alemanes llamaban Zeitgeist. Así, aunque la cultura es un testigo que los pueblos van pasando para preservar su acervo, cada uno de sus herederos va incorporando elementos propios de su época. Una forma de adueñarse de la cultura y decir “estuvimos aquí”.
En Venezuela, las últimas décadas han estado marcadas por la resiliencia frente al desasosiego. Por algo el verso “Florecemos en un abismo” de Rafael Cadenas se convirtió en una suerte de lema para toda una generación de jóvenes poetas que han tomado la palabra para plasmar su espíritu. Un coro que la revista electrónica mexicana Círculo de Poesía recoge para el registro en su dossier Si el río abriese los ojos: Antología de la continuidad.
El proyecto busca reunir en su página web una selección de poetas venezolanos nacidos a partir del año 1990, como parte de una idea mayor de congregar voces de diversas latitudes bajo su iniciativa de poesía panhispánica. En su apartado sobre Venezuela, la muestra fue escogida por los poetas Bolívar Pérez, Zorian Ramírez y Juan Lebrun. Actualmente en el portal se encuentran publicados alrededor de 20 autores, aunque esperan eventualmente llegar a los 60.
Para profundizar en la trascendencia del proyecto, el 8 de mayo, a las 4:30 pm, sus compiladores realizarán la presentación Hacia la construcción del gran poema, en la Sala TAC del Trasnocho Cultural, en el centro comercial Paseo Las Mercedes, en Caracas. Allí hablarán sobre la antología, con palabras del editor general de Círculo de Poesía, Alí Calderón. También habrá un recital con varios de los poetas participantes.
Diversidad de voces
Pérez, Ramírez y Lebrun conversaron con El Diario sobre el surgimiento de Si el río abriese los ojos. Ramírez (Caracas, 1996) contó que la idea comenzó luego de conocer a Alí Calderón en Caracas, durante el evento Expoesía que se celebró en noviembre de 2024 en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). Luego de ese acercamiento, el poeta mexicano contactó individualmente a los tres jóvenes para sumarlos a su proyecto de poesía panhispánica, encargándose de la antología de nuevas voces venezolanas.
Al principio no tenían pensado enfocarse en una década en específico, pero quizás su propia afinidad como escritores nacidos en los noventa les hizo resonar con los autores de su generación, dándose cuenta que todavía no habían sido lo suficientemente explorados. Lebrun (Caracas, 1997) agregó que muchos de los artículos académicos que consultaron sobre poesía joven venezolana abarcaban, salvo algunas excepciones, a autores nacidos hasta la década de los ochenta. Por eso decidieron centrarse en figuras emergentes más contemporáneas.
Reconoció que no sabían si cubrir solo a poetas ya publicados o incluir a autores que, a pesar de ser inéditos, forman parte de la escena poética y poseen, a criterio del grupo, un gran potencial como prospectos. Al final decidieron sumar ambas voces, con el fin de incorporarlas formalmente en el sistema literario venezolano.
Al respecto, Pérez (Maracay, Aragua, 1990) señaló que los criterios que siguieron para hacer la selección se enfocaron en abarcar la mayor diversidad de voces posible. “Dentro de estos criterios de heterogeneidad está la posibilidad de escuchar, explorar y difundir la voz de personas no sólo de Caracas, sino de otros territorios del país, e incluso que están en el exterior. Digamos que parten o se mueven en distintos contextos políticos, sociales, y esto ha sido muy importante para nosotros a la hora de seleccionar”, expresó.
Compiladores y compilados
La presentación del dossier en la Sala TAC contará con recitales de poetas que figuran en la antología, como Pamela Rahn, José Luis Glod, Hamid el Sayegh, Valentina Diaslara, Arianna Mathison y Soriana Durán. También participarán AnCe Zamora Maneiro, Milagros Meleán, Jesús García y Alejandro Indriago.
Otros autores venezolanos que han sido publicados hasta el momento por Círculo de Poesía son Andrea Crespo Madrid, Carlos Iván Padilla, Carlos Katán, Yéiber Román, Érika Manoche Barreto, Ana Mirabal Mujica, José Mestre, Michela Lagalla, Kaira Vanessa Gámez, Ricardo Sarco Lira y Jesús Montoya.
Sobre las mentes detrás de la antología, Bolívar Pérez es psicóloga y está residenciada en Caracas. Entre 2014 y 2017 condujo el colectivo Ruta Poética y actualmente es miembro de la agrupación poético-musical 4 Grados del Fuego. Su exploración creativa pasa por la integración del performance, la danza y la improvisación, además de publicar sus poemas en revistas como Mentekupa, Épale y Chivos sin mecate. En 2020 publicó su primer libro, Contra-natura, nada, de forma digital por Fundarte.
Por su parte, Juan Lebrun viene de ganar el I Premio Internacional de Poesía Joven Ida Gramcko 2024 por su poemario El libro de las improvisaciones. En 2021 también fue reconocido con el Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana por Salmista. Recibió además el tercer lugar en el VII Concurso de Poesía Joven Rafael Cadenas de 2022. Sus textos han sido publicados en portales como Letralia, Prodavinci, El Diario, LP5, Revista Culturel (El Salvador) o Buenos Aires Poetry (Argentina).
Finalmente, Zorian Ramírez Espinoza es músico y contrabajista de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas. Ha sido finalista del lII Premio Internacional Bruno Corona Petit y del VII Premio Rafael Cadenas. En 2022 publicó su plaquette Memoria derramada, con la editorial Petalurgia de España, así como el trabajo de grado Las escuelas de contrabajo en Venezuela, reconstrucción evolutiva 1970-2003, por el Centro de Investigación y Docencia de El Sistema (Cides). Dirige junto a Pamela Rahn el taller de escritura experimental “El objeto y la memoria”.
Búsqueda de identidad
La heterogeneidad fue uno de los principios que constituyó la antología. Ramírez aseguró que en la muestra no hay voces iguales, pues cada autor refleja no solo su estilo particular de escribir, sino también los temas que le marcan desde lo más personal. No obstante, destacó que existe un punto común que los atraviesa a todos: la búsqueda y reflexión sobre la identidad.
“Es un replanteamiento de quiénes son dentro de este contexto, ya sea que estén afuera o adentro, ya sea que vayan por el sentido de la sexodiversidad, por el sentido del nacionalismo, del insilio o del exilio”, indicó.
En ese interés por saber de qué está hecha la poesía venezolana contemporánea, los autores no solo tocan su experiencia sobre lo que es crecer bajo el permanente conflicto político o la inestabilidad económica, sino que se permiten escudriñar otros rincones más íntimos del alma. El desarraigo por la migración, los dilemas internos, la familia, la espiritualidad o las múltiples expresiones de género y orientaciones sexuales tienen cabida dentro del rompecabezas de pensamientos que intenta armar el proyecto.
“Como país, como juventud, tenemos el derecho también de explorar todas las áreas que se supone que nos atraviesan, poder hablar desde otros deseos, otras sensaciones, desde la maravilla, la belleza y la indagación del terreno emocional y que esto no toque necesariamente el conflicto político, aunque por supuesto está también allí presente”, complementó Pérez.
Panhispánico
Alí Calderón (Ciudad de México, 1982) es el fundador y editor general de la revista Círculo de Poesía, la cual ha sido testigo por 15 años de la forma en que los discursos y versos de los diferentes países de Latinoamérica convergen y divergen de acuerdo con la evolución misma de su literatura. En entrevista para El Diario, relató que desde hace un tiempo se percató de que el concepto de una literatura únicamente nacional se quedaba corto frente al vasto universo que integra la poesía en español en general.
Por eso comenzó a desarrollar la idea de hablar sobre poesía panhispánica. El término no tiene nada que ver con el hispanismo político ni con una reivindicación del pasado colonial, sino que apunta a la suma de las constelaciones literarias de cada país como un todo, con la lengua española como signo común de identidad y entendimiento mutuo. Como la propia revista define en su portal, “es una categoría crítica que surge a partir de una manera de leer el presente”.
“Es importante de vez en vez, en cada generación, cada determinado tiempo, volver a conocernos, volver a saber qué se está escribiendo en todas las formas de nuestro idioma. Por eso para nosotros era muy importante desde la revista comenzar con un trabajo que me parece muy singular, y es empezar a conocer a los nuevos poetas que están escribiendo en todos los puntos del español”, comentó.
Acotó que decidieron comenzar sus antologías hispanoamericanas por Colombia y Venezuela, y recientemente inició también el apartado de poetas españoles y chilenos. Adelantó que próximamente se incorporarán México y Argentina. Sin embargo, para el poeta fue necesario tomar primero las voces venezolanas y colombianas, al estar fuertemente influenciadas por sus procesos sociopolíticos actuales.
“Para mí que era muy interesante ver qué se estaba escribiendo en todas las zonas políticas de Venezuela, y además de una generación posterior al chavismo, algo que está muy contemporáneo, que está muy vivo, muy presente. Quería ver las contradicciones que hay, la manera de entender la realidad, de entender la ciudadanía”, dijo.
Generacional
Lebrun explicó que si bien la idea de clasificar por décadas la poesía venezolana puede llegar a ser arbitraria, hay algunos elementos que caracterizan a las generaciones que los antecedieron. Por ejemplo, los años ochenta estuvieron marcados por las nuevas tecnologías y el nacimiento del Internet, como una novedad que despertaba tanto fascinación como inquietudes que se plasmaron en su literatura.
En cambio, para los autores nacidos en los noventas toda esa hiperconectividad está ya normalizada, por lo que pasa a un segundo plano para retomar temas más humanos. La tecnología deja de ser la protagonista y se vuelve el vehículo para plasmar orgánicamente esas ideas, asumiendo nuevos formatos como el publicar un videopoema por YouTube, o crear una propuesta visual con herramientas digitales.
Parte de eso se recoge en el propio dossier, donde, a diferencia de otras antologías tradicionales, pueden permitirse libertades como incluir fotopoemas, video collage, video performance y otras expresiones creativas. Ramírez añadió que incluso el propio hecho de estar en una página web les deja manejar una muestra grande de poetas y piezas.
Calderón también resaltó que la llegada de Internet facilitó no solo la proliferación de espacios de difusión como Círculo de Poesía, sino también el intercambio cultural entre personas de todo el continente, lo que cambió su relación con la tradición literaria. “Ahora la tradición no se hereda acríticamente, sino que se elige. Hay más opciones para que un poeta elija su pasado y su constelación intelectual, es decir, a los autores con los que le interesa dialogar. Internet permite elegir a los contemporáneos”, observó.