• De marzo a junio Peribeca fue un pueblo desolado y marcado por el cierre de comercios debido al confinamiento por la pandemia del covid-19. Desde julio la economía se reactivó paulatinamente en la zona y los turistas retornaron

Los habitantes de Peribeca cambiaron hace muchos años la sala de sus hogares. Lo hicieron por un negocio para ofrecerles bebidas, dulces típicos, pasteles, cachapas y otros productos a los turistas que visitaban ese pueblo.

Peribeca, con sus coloridas casas, calles empedradas y una iglesia que destaca por su arquitectura andina y alemana, llama la atención de propios y extraños. 

Hasta febrero del año 2020 este pueblo, ubicado en el municipio Independencia del estado Táchira, era destino casi obligatorio de los residentes de la entidad andina cada domingo; no obstante, la llegada del covid-19 al país en marzo cambió el panorama por completo, obligó el cierre de negocios y la visita de turistas mermó rápidamente.

De marzo a junio Peribeca se convirtió en un pueblo fantasma, con calles vacías, locales comerciales cerrados y visitantes ausentes. Esta situación causó preocupación en los habitantes del lugar quienes viven casi en su totalidad del turismo.

Pueblo turístico
Foto: Carlos Franceschini

Aunado a las restricciones por la pandemia, la falta de combustible en las estaciones de servicio se convirtió en otra limitante para que las personas pudieran acercarse a Peribeca y disfrutar un día diferente en compañía de familiares o amigos.

A mediados de junio la situación mejoró considerablemente, según lo explicó Ildemaro Useche, propietario de Dulces y Bebidas Típicas Aguamiel en entrevista exclusiva para El Diario.

La afluencia de turistas en Peribeca desde antes de la pandemia venía disminuyendo por la situación del país, pero se acrecentó con la cuarentena. No obstante, hasta junio y julio ya la gente cansada del encierro en sus casas decidió empezar a salir a los sitios turísticos”.

Ildemaro tiene su negocio desde hace más de 15 años y allí ofrece a los turistas –además de un ambiente familiar- bebidas típicas, tortas, fresas con crema y todo lo relacionado con dulces andinos.

“Es un negocio en el que hemos venido experimentando la crisis que vive el país y que nos afecta enormemente porque todos los comerciantes y prestadores de servicio de Peribeca vivimos exclusivamente del turismo, esa es nuestra fuente de ingresos”, añadió.

Pese a las dificultades, él y los demás comerciantes que hacen vida en el pueblo se esfuerzan por tenerlo en condiciones adecuadas para los visitantes. 

Limitantes que no se hacen esperar

Peribeca cuenta con un sinfín de potencialidades que la hacen uno de los destinos predilectos para los venezolanos no solo del estado Táchira, sino de todo el país e incluso recibía turistas de otros países. 

Sin  embargo, su actividad turística se ha visto limitada por distintos factores como el cierre de la frontera con Colombia.

Táchira
Foto: Carlos Franceschini

“El cierre de la frontera nos ha hecho que ese turista que captábamos de la hermana República, por ejemplo, ya no pueda venir”, aseguró Ildemaro.

Recientemente la población de Peribeca sufrió una vaguada producto de la crecida de la quebrada La Capacha, que derrumbó el puente ubicado en la vía principal para ingresar al pueblo.

“La vía principal colapsó por la crecida de la quebrada, algo que desde hace 40 o 50 años no sucedía. No se puede ingresar por la vía que ha sido la tradicional, pero tenemos dos alternas que permite que los turistas nos visiten”, explicó.

Peribeca
Foto: Carlos Franceschini

La devaluación del bolívar hizo que los comerciantes en Peribeca tuvieran que migrar al uso del peso colombiano como la moneda de curso popular en la zona para evitar pérdidas en sus negocios. 

Nos afecta demasiado porque en Peribeca como en todo el país ya nuestra moneda perdió su valor considerablemente. Este es un pueblo que se basa principalmente en lo que se genera a través de la divisa, ya nosotros no manejamos mucho la moneda nacional”, acotó.

Los prestadores de servicio de Peribeca siguen apostando por el comercio y el turismo como su fuente de ingresos; pero aseguran que requieren de un “cambio de orden económico, social y también político” en el país para que el panorama mejore.

Ahorros que se desvanecen 

Desde el inicio del confinamiento y las restricciones impuestas en todo el país por la pandemia del covid-19, los habitantes de Peribeca se vieron en la obligación de sacar sus ahorros para sobrevivir en vista de no poder abrir sus negocios al público.

uso de divisa en Táchira
Foto: Carlos Franceschini

“Los pequeños ahorros que la gente tenía los sacó y además no alcanzaban para cubrir tres meses, sino 15 días. A las personas les tocó hacer esfuerzos grandes y dedicarse a otras cosas”, relató Ildemaro.

Los habitantes de Peribeca se describen como una familia grande en un ámbito geográfico pequeño. Todos buscaron la manera de ayudarse y tenderse la mano durante los meses de cierre total, también idearon alternativas para generar ingresos y mantener a los suyos.

“Es un pueblo que tiene cierta vocación agrícola, algunos cultivos alrededor y pues nosotros podíamos solventar por ahí, también podríamos decir que estamos privilegiados porque tenemos la frontera cerca y eso alivia desde el punto de vista de alimentos”, dijo.

Para Ildemaro Venezuela pasó de ser un país productor a ser uno dependiente de la economía de puerto. No se produce nada y todo se compra a otras naciones.

Servicios públicos intermitentes 

La calidad de vida en el pueblo se deteriora con las constantes fallas de los servicios públicos. Intervalos de suspensión de energía eléctrica que van desde 12 hasta 16 horas diarias, aspecto que dificulta aún más las actividades de los prestadores de servicio que –en su mayoría- requieren de éste como servicio público primordial para la conservación de sus productos.

“A los restaurantes se les puede dañar la comida porque si no hay electricidad los equipos de refrigeración no funcionan, el servicio telefónico también es inestable y el internet es pésimo, es el más pésimo que hemos tenido”, manifestó Ildemaro.

El tema del combustible tampoco da descanso. De haber suministro continuo de gasolina en la entidad andina Peribeca vuelve a experimentar la afluencia de turistas, de lo contrario el pueblo permanece solo.

“Si es semana flexible y no hay gasolina el turista no puede venir al pueblo, de igual manera lo hemos experimentado en la semana radical que si hay gasolina el turista viene pero si no hay se hace mucho más difícil tener que sacar productos, exhibirlos y no tener quien venga a comprarlos”, aseveró.

Pese a esas debilidades el pueblo cuenta con una organización de prestadores de servicio y comunidad desde la cual trabajan constantemente para hacer mejoras en Peribeca.

“Se han venido haciendo algunas mejoras que hace la misma comunidad con sus propios recursos. No tenemos apoyo gubernamental en ninguno de sus niveles, este pueblo sobrevive porque sus habitantes lo mantienen y hacen todo lo que está a su alcance”, puntualizó.

Restaurantes no escapan de la realidad

La venta de comida era uno de los principales negocios en Peribeca. La pandemia afectó a estos negocios y muchos se vieron en la obligación de cerrar sus puertas porque no encontraron otra alternativa.

Economía en Táchira
Foto: Carlos Franceschini

“Antes habían como once restaurantes y ya quedamos como cuatro o cinco. El turismo se ha ido reactivando poco a poco, pero se mantienen más que todo los negocios que son propios. Casi nadie puede pagar un alquiler”, explicó Romel Prato, dueño del restaurante Paladar Café en entrevista exclusiva para El Diario.

Romel tiene su negocio desde hace once años y explicó que durante tres meses no pudieron trabajar. Ahora laboran solo los fines de semana aunque el día de mayor movimiento en el restaurante es el domingo.

“Ha disminuido la venta los sábados; este es un negocio que abría de martes a domingos e incluso antes era mejor un martes que el mismo día sábado. Ahora se nos convirtió en un negocio familiar, antes teníamos cuatro empleados fijos pero ya no se puede”, añadió.

La pandemia lo obligó a reducir gastos. Él debe encargarse de sus dos hijos y de su papá, quien sufrió un accidente cardiovascular, es diabético y hace un mes le amputaron una pierna; además también cuida a su mamá, quien aunque trabaja, el dinero no le alcanza. 

Táchira
Foto: Carlos Franceschini

“Tenemos ahora una dieta más reducida, ya no es uno sino el hijo el que come bien, uno se va limitando a ciertas cosas”, indicó.

Autoridades ¿ayudan o perjudican?

En el recorrido hecho por el equipo de El Diario en Peribeca, algunos habitantes y prestadores de servicios se quejaron por un escenario que vivieron el domingo 8 de noviembre. Ese día se presentaron organismos de seguridad y procedieron a evacuar a los visitantes del pueblo.

El domingo no me gustó mucho lo que pasó porque estaba llegando gente y la guardia y la policía llegaron y sacaron a todos los turistas. Esto se volvió un desastre”, explicó José Díaz, dueño de una venta de chucherías y juguetes en Peribeca.
Táchira
Foto: Carlos Franceschini

Para José la función de los organismos de seguridad debe ser colaborarles para mantener el orden público.Ayudar a que se cumplan las normas de convivencia en el pueblo.

Ellos tienen que colaborarnos a nosotros, venir temprano, ubicar a la gente, que estacionen bien los vehículos. Para eso es un centro turístico, para que la gente se acerque”, dijo.

A su juicio, la actitud y el comportamiento de los uniformados no fueron los apropiados con los visitantes; tampoco con los dueños de negocios, quienes al quejarse de la situación obtuvieron una respuesta inapropiada por parte de la policía.

“La gente busca salir a divertirse y se encuentran con que vienen estos señores, en tono grosero, a reclamarles por el volumen. En lugar de decirles ‘venga, acomódese y le baja el volumen’ pero de buena manera”, declaró José.

Táchira
Foto: Carlos Franceschini

Él se acerca a Peribeca los fines de semana para abrir su negocio; de lunes a viernes trabaja con su esposa en la población de Táriba, pues asegura que “debe laborar de lunes a lunes para medio sobrevivir”. José espera que una situación similar no se vuelva a presentar.

La realidad es que Peribeca no es el mismo pueblo turístico plagado de gente los fines de semana que algún día fue. Pero sus pobladores mantienen sus esperanzas vivas en que esos tiempos vuelvan más temprano que tarde.

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