• La ONG Una Ventana a la Libertad denuncia que en los centros de detención del país convergen factores para la proliferación de enfermedades que ponen en peligro la salud de los presos

Una Ventana a la Libertad ha denunciado, no solo este año, el riesgo que corren los reos ante el reporte sobre el aumento en los casos de tuberculosis. Sin embargo, el miércoles 17 de agosto se conoció que las cifras de epidemiología han revelado que alrededor de 400 privados de libertad en los centros de detención preventiva (CDP) de Los Teques, Carrizal y San Antonio de los Altos, estado Miranda, están acechados por esta enfermedad.

En el informe de la ONG en el centro de detención de la Delegación Miranda del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) en Los Teques, solo tienen un baño para la población detenida que ronda en los 200 reclusos y que además carecen del servicio de agua, por lo que los familiares deben llevar botellones. 

Estas condiciones de hacinamiento e insalubridad son factores que al unirse se convierten en un riesgo para la salud de los detenidos. Si uno de ellos se contagia de tuberculosis, el resto corre peligro. Una Ventana a la Libertad advirtió que la semana pasada tuvieron que llevar a un detenido a un centro de salud en estado grave por tuberculosis. Advierten que ante esa realidad, la salud del resto de los reos está en peligro.

Aislaron a un recluso con VIH del CICPC de Maracay por amenazar con contagiar a otros presos
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Experiencias anteriores

Hace dos años, con el inicio de la pandemia, Una Ventana a la Libertad denunció sobre dos casos de tuberculosis en los calabozos de la Comandancia General de la Policía del estado Miranda (Polimiranda), ubicados en Los Teques, estado Miranda.

En ese entonces los familiares refirieron los mismos problemas que se consiguen actualmente en los centros de detención del país: el hacinamiento y el problema de los servicios públicos aunado a enfermedades altamente contagiosas. 

Aunque se han realizado jornadas de vacunación dirigidas a los reclusos contra el covid-19, los entes del régimen de Nicolás Maduro no han tratado a los reos para enfermedades como tuberculosis o sarna, dos atacantes riesgosos para la población penal. 

Síntomas y formas de contagio

La infección por tuberculosis afecta principalmente a los pulmones y el contagio ocurre de persona a persona a través de una sola gota que se disemina en el aire cuando el enfermo tosa o estornude. 

Una persona con un sistema inmunitario débil es más propensa a contagiarse por lo que deben extremar la prevención. 

Los síntomas más comunes son: tos persistente por más de tres semanas, que presente sangre o moco en la expectoración, dolor en el pecho al respirar o toser, pérdida de peso sin razón aparente, fatiga, fiebre, sudoraciones especialmente en las noches, escalofríos y disminución del apetito.

Cárceles de Latinoamérica y tuberculosis

Antes de la aparición de la pandemia, la tuberculosis era considerada la infección más peligrosa en el mundo. A pesar de haber sido erradicada de algunos países, en América Latina, sobre todo dentro de las prisiones, esta enfermedad sigue latente.

La Universidad de Stanford, Estados Unidos, reunió un equipo de 13 investigadores para realizar un informe titulado: La escalada de la crisis de la tuberculosis en las prisiones de América Latina y Central, donde exponen la problemática de esta infección creciente que alerta a la Organización Panamericana de la Salud (OPS). 

El trabajo, que realizó un equipo de 13 investigadores, descubrió que el aumento de los tuberculosos en las cárceles latinoamericanas desde el año 2000 aumentó un 206 %, superando el millón y medio de personas. 

La tuberculosis amenaza la vida de los privados de libertad en los Altos Mirandinos
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Los investigadores concordaron que el hacinamiento es el factor en común para que la enfermedad vaya en aumento. Ante esto advierten que no se trata solamente de un problema de salud pública sino que es un caso de violación de los Derechos Humanos. 

La violencia en segundo plano

Las muertes por violencia dentro de los recintos penitenciarios en el país no son tan comunes como lo son las denuncias de enfermos, desnutridos y fallecidos sin atención gubernamental. 

Así lo expuso en julio de este año Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), quien denunció que entre 1999 y 2021 se registraron 7.792 fallecidos, la mayoría por desnutrición y tuberculosis. 

En ese entonces hizo un llamado no solo a educar a quienes atienden a los reclusos sobre este flagelo que los amenaza sino también a cumplir las llamadas “Reglas Mandela”, que son 122 normas establecidas en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento del Recluso, donde destacan las mínimas condiciones de sanidad y alimentarias que requieren quienes cumplen o esperan una condena.

A propósito de esto, el director de Una Ventana a la Libertad, Carlos Nieto, ha denunciado en reiteradas oportunidades que la tuberculosis es la epidemia de las prisiones. “Está en todas las cárceles y todos los centros de detención preventiva de Venezuela y ninguna ha sido atendida”, dijo Nieto en una entrevista para Unión Radio en abril de este año.

También indicó que la falta de atención sanitaria y de registros oficiales dificulta la labor de quienes trabajan en pro de los DD HH de los presos en el país. 

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