- Los gatos tienen la reputación de ser animales distantes, pero un nuevo estudio descubrió que las relaciones con sus dueños pueden ser más fuertes de lo que pensábamos. Foto: David W Cerny/Reuters
Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota Your Cat Might Not Be Ignoring You When You Speak, original de The New York Times.
Todos los dueños de gatos tienen una historia que contar de esa vez que los ignoró: llamamos a nuestro felino y cuando se dio la vuelta nos preguntamos “por qué no tuvimos mejor un perro”. Sin embargo, tu gato puede estar escuchándote después de todo. Incluso, le importa más de lo que piensas.
Un estudio realizado por investigadores franceses, que se publicó el mes pasado en la revista Animal Cognition, reveló que los gatos no solo reaccionan a lo que los científicos llaman “habla dirigida al gato”, una voz aguda similar a la forma en que hablamos con los bebés, sino que reaccionan a quién está hablando.
A diferencia de los perros, el comportamiento de los gatos es difícil de estudiar, lo cual es parte de por qué los humanos los entienden menos. Los gatos a menudo están tan estresados por estar en un laboratorio que las observaciones de comportamiento significativas se vuelven imposibles. Además, olvídate de intentar que un gato se quede quieto durante una tomografía por resonancia magnética para estudiar su función cerebral.
En algunos casos, los gatos objeto de estudio se acercaban y le maullaban al hablante que usaba una voz aguda. “Al final, obtuvimos ganancias muy claras en la atención del gato cuando el dueño usaba el ‘habla dirigida al gato’”, comentó De Mouzon.
Los hallazgos revelaron que “los gatos prestan mucha atención a sus cuidadores, no solo en lo que dicen, sino también en cómo lo dicen”, detalló Kristyn Vitale, profesora asistente de salud y comportamiento animal en el Unity College en Maine (Estados Unidos), quien no participó en el nuevo estudio.
El nuevo estudio complementa la propia investigación de la doctora Vitale sobre las relaciones entre un gato y su dueño. Esta relación es tan importante, según ha descubierto la investigación de Vitale, que replica la conexión entre un gatito y su madre. “Es posible que los comportamientos de apego, originalmente destinados a las interacciones con su madre, ahora se hayan modificado para las interacciones con sus nuevos cuidadores, los humanos”.
A diferencia de los perros, “la mayoría de los gatos en realidad prefieren la interacción humana a otras recompensas como comida o juguetes”, aseguró Vitale.
La genética también puede jugar un papel en por qué los perros son más fáciles de estudiar y se supone que son más amigables.
“Los perros fueron seleccionados artificialmente hace cientos o miles de años en función precisamente de su capacidad para ser entrenados, ya sea como perros pastores, perros de caza o cualquier otra cosa”, indicó Sarah Jeannin, experta en comportamiento canino de la Universidad de Paris X Nanterre, quien no participó en el nuevo estudio.
Jeannin cuestionó el estereotipo de que los perros están más cerca de los humanos que los gatos. “La gente dice que los perros son los mejores amigos del hombre, que puedes confiar en ellos y que son muy leales, pero no sabemos qué piensan realmente los perros”, aseguró. “En realidad es solo una proyección nuestra de que los perros están enamorados de nosotros”.
“Durante años, los científicos han hecho las preguntas incorrectas sobre los gatos”, mencionó De Mouzon. Ahora bien, a los que estén convencidos de la perfidia de los gatos no les gustarán las respuestas que van surgiendo.
Después de todo, los gatos no nos odian, comentó Vitale, quien agregó que “un creciente cuerpo de trabajo respalda la idea de que la interacción social con los humanos es clave en la vida de un gato”.
Según De Mouzon, el hecho de que los gatos reaccionen de manera sutil no significa que sean distantes.
“Los gatos no hacen lo que esperas que hagan, pero si los gatos no vienen cuando los llamamos, puede ser porque están ocupados haciendo otra cosa o están descansando”, explicó. “La gente tiene este tipo de expectativas porque cuando llaman a un perro, el perro irá, pero si llamas a un humano cuando está durmiendo la siesta en el otro extremo de la casa, ¿va a ir?”.
Traducido por José Silva