• El arzobispo de Caracas, monseñor Baltazar Porras, bendijo la bajada de la cofradía y les agradeció por cumplir con la costumbre caraqueña

Los palmeros de Chacao se adentraron en los caminos del Ávila, montaña que bordea el norte de la ciudad de Caracas, para cumplir con la tradición, que ha pasado de una generación a otra, de bajar con la palma. Además de la cofradía, decenas de personas se sumaron el sábado 1° de abril a esta costumbre caraqueña.

El grupo se concentró en la Cueva de los Palmeros, ubicada en el sector Sabas Nieves de la montaña, por el acceso de Chacao. Algunos miembros de los palmeros de Chacao optaron por pernoctar en el Ávila la noche del viernes y bajar con la espiga el sábado por la mañana.

A la bajada de la palma asistió el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Caracas, para dar la bendición a quienes se encargaron de cumplir con la tradición capitalina.

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#TeExplicamosElDía | Sábado 1° de abril

“Es una bonita tradición con la que comienza la Semana Mayor. Esta tradición de los palmeros de Chacao tiene un profundo significado humano, espiritual, teológico que es el compartir de la fe”, expresó el cardenal Porras a los medios de comunicación.

Por su parte, el vicario general de la Arquidiócesis de Caracas y párroco de la basílica de Santa Ana y Santa Teresa, Armelim de Sousa, confirmó que este año se retomarán las misas de medianoche del miércoles Santo. La tradición será retomada luego de tres años de pandemia.

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Al volver de la montaña, los palmeros agrupan las hojas y las llevan a la iglesia de la plaza Bolívar del municipio Chacao, con el propósito de que el padre las bendiga en la misa y sean entregadas a los feligreses el domingo de Ramos.

Los palmeros de Chacao cumplieron con la tradición de bajar la palma a Caracas

La tradición de la palma bendita

La costumbre caraqueña nació en el siglo XVIII en medio de una epidemia de fiebre amarilla que afectó a la ciudad de Caracas.

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En 1776, año en el que la enfermedad azotó más fuerte al entonces pueblo de San José de Chacao, el párroco José Antonio García Mohedano pidió a los dueños de haciendas vecinas enviar a sus peones al Ávila para recolectar la espiga y bendecirla. Promesa que le hizo a Dios a cambio del cese de la peste.

Tradición Con esta solicitud, el sacerdote evocó el pasaje de la Biblia en el que Jesús entra a Jerusalén y es recibido por un camino de hojas de palma.

Curiosamente, luego de que el párroco recibió las espigas, los casos de personas enfermas se redujeron, lo que hizo que se repitiera año tras año y se convirtiera en una tradición que cuenta con 247 años.

En los casi 250 años de recolección de la hoja, los palmeros interrumpieron su costumbre durante 2020 y 2021 debido a las restricciones por la pandemia del covid-19; sin embargo, la costumbre caraqueña fue retomada por la cofradía en la víspera de Semana Santa del 2022.

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