- Los especialistas coincidieron en que la incorporación de especies inadecuadas para la urbe, aunado a una política de poda y sustitución deficientes, comprometen la supervivencia del arbolado
Cada 8 de noviembre, desde el año 1949, por propuesta del ingeniero Carlos Maria della Paolera, el primer catedrático de Argentina y también el exdirector del Instituto de Urbanismo de Buenos Aires. Esta fecha tene el objetivo de concienciar a las personas, pero sobre todo a los grupos de trabajo de planificación urbana, sobre la necesidad de generar ambientes sanos con espacios verdes, para evitar el hacinamiento de la población, la contaminación y asegurar la terminación de dichas obras.
La tala de árboles afecta, justamente, el urbanismo de las ciudades, una situación que ocurre en Venezuela.
Este texto fue publicado originalmente el 21 de julio.
La ciudad de Caracas se ha caracterizado por la gran cantidad de árboles en calles y avenidas, especies que fueron plantadas hace muchos años y que permitieron la expansión de una gran biodiversidad de fauna silvestre como aves, perezas, roedores y reptiles. Ese arbolado no solo contribuye con el ornato de la ciudad, sino que permite el desarrollo de una mejor calidad de vida para todos sus habitantes.
Sin embargo, la ciudadanía, grupos ambientalistas y diversas ONG han denunciado, a través de redes sociales, la tala de gran cantidad de estos árboles en los municipios que conforman la Gran Caracas, justificando esta práctica para la construcción de aceras, murales decorativos, espacios recreativos o simplemente para la expansión de las zonas comerciales.
Bajo la premisa del desarrollo, se ha expandido la incorporación del cemento y el asfalto en buena parte de los espacios verdes que conforman la ciudad.

Explicó que actualmente existe una crisis climática mundial, por lo que es necesario mejorar el ambiente y aumentar la superficie de la cobertura boscosa.
De acuerdo con Arangú, el tema del ornato y paisajismo ha cobrado relevancia como una estrategia local para la mitigación de los efectos del cambio climático.

Destacó que es vital, dentro del diseño de estrategias de planificación urbana, la incorporación de los arquitectos y los urbanistas para contribuir en el desarrollo de ciudades “más humanas, ecológicas y verdes”.
A su vez, los indicadores del Banco Interamericano de Desarrollo señalan que una ciudad sustentable es aquella que tiene una perspectiva de planificación y desarrollo futuro que ofrece características como calidad de vida, calidad de ambiente, aire puro, de lo contrario se torna una ciudad poco atractiva para la inversión.
Vegetación y fauna desprotegida
A pesar que el país cuenta con un marco de institucionalidad jurídica en materia ambiental, al parecer el ambiente nunca había estado tan desprotegido como en estos últimos años, detalló el especialista.
Recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un estándar mínimo de superficie de áreas verdes, el cual es un indicador de calidad de vida, de aproximadamente 9 metros cuadrados de zona verde urbana por habitante. Sin embargo, señaló que en Venezuela no se cuenta con un estudio que avale si ese parámetro internacional es respetado.
Insistió en que hasta este momento la vegetación no tiene un papel relevante en la planificación urbana visto desde la perspectiva de la infraestructura de servicios.
Ir más allá de la denuncia ciudadana
El artículo 127 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que los ciudadanos tienen el deber y el derecho de proteger el ambiente en beneficio de sí mismo y del mundo futuro. Además, el artículo 43 de la Ley orgánica del Ambiente estipula que los ciudadanos están en el deber y derecho de denunciar cualquier afectación al ambiente. A pesar de ello, para Arangú la disconformidad de la población solo se limita al espacio de las redes sociales.
Si bien es cierto que la ley reconoce que las publicaciones en las redes sociales tienen carácter legal, esa acción no es suficiente para que los órganos de justicia actúen, detalló el especialista.
“Hay una pasividad muy grande por parte de la ciudadanía. Las personas se limitan a las redes sociales. Por supuesto hay temor (…) Lo que permite el avance de la doctrina es la denuncia formal y bien fundamentada. Que debe constar de un escrito donde se describe la situación con el marco legal que se ha violentado, y por último el petitorio donde se especifique lo que se está solicitando”, indicó Arangú.
Sostuvo que existe un desconocimiento jurídico importante en materia de derecho ambiental para fundamentar las denuncias de una forma contundente.
Supervisión por parte de especialistas
La poda es necesaria porque el árbol al crecer puede dañar el espacio urbano que está a su alrededor. No obstante, el procedimiento debe hacerse con el conocimiento y la pericia necesaria de expertos, porque de hacerlo de una manera incorrecta podría afectar su sistema de crecimiento, explicó a El Diario Ignacio Armas, director de la ONG la Tierra se Calienta.
Armas insistió en que su organización está en contra de la práctica del corte sistemático de árboles.
Señaló que es determinante la supervisión por parte de especialistas en biología y botánica cada vez que se autoriza una poda o tala para certificar el proceso de principio a fin.

Para Armas, en los casos donde la tala total de la especie vegetal es la única opción viable es necesario contar con un reglamento o una normativa donde se indique cuál es la medida que va a resarcir el daño ambiental causado.
Destacó que situaciones como el deslave ocurrido en octubre de 2022, en la localidades de Tejerías y El Castaño (Aragua), en parte ocurre por la expansión del área urbana de forma no planificada y una deforestación sin control.
El director de la Tierra se Calienta dijo que es necesaria la masificación de la práctica de ecoconstrucciones, donde se puedan utilizar materiales más amigables con el medioambiente así como respetar las áreas verdes circundantes de la ciudad.
Especies no adecuadas
Cuando inició el proceso de urbanización a mediados de los años cuarenta y cincuenta, en Caracas, se tomó como referencia el modelo europeo, que consta de casas con jardines y todas las aceras arboladas. Aunado a ello, quien toma la decisión de qué especies sembrar escogió aquellas que no son las adecuadas para los ambientes urbanos, expresó a El Diario, Eduardo Cudisevich, ingeniero Agrónomo y especialista en medio ambiente.
Cudisevich insistió que es notoria la falta de mantenimiento del arbolado por parte de las alcaldías, quienes son los garantes de su conservación.
Puso como ejemplo que en la parroquia San Bernardino la comunidad de vecinos levantó un censo en 1987 donde se contabilizaron 5.500 árboles. En 2022, levantaron nuevamente la data en compañía de los habitantes de la parroquia y quedaban 2.063. Es decir, menos de la mitad en un periodo de 30 años.
Explicó que de esa suma al menos 400 están en una condición de alto riesgo, por lo que cree que caerán este mismo año.
Señaló que la gran mayoría de estos árboles van a causar problemas con la infraestructura. “Aunque para talar un árbol se obliga a tener un permiso, la ciudadanía hace lo que desea”.
Criticó que los funcionarios de las alcaldías que se encuentran asignados a las áreas de ambiente,”no siempre tienen el personal capacitado”.
Políticas públicas inadecuadas
No hay una política por parte de las alcaldías de resembrar con especies adecuadas, ni de mantener o ir sustituyendo, detalló Cudisevich.
Detalló que muchos entes municipales advierten que no cuentan con los recursos para implementar esos programas, pero existen alternativas para lograr ese financiamiento.
Otra de las vías de financiación que sugiere el ingeniero es el apoyo económico de organismos internacionales como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) entre otros multilaterales.
Iniciativas de concientización y beneficio económico
Como parte de una iniciativa de concientización y sensibilización de la población Cudisevich está preparado un bosquejo ante la Comisión de Ambiente del municipio Libertador para que se apruebe una ordenanza que premie a los vecinos que tengan y mantengan un árbol adecuado frente a sus casas.