• El equipo de El Diario conversó con varios estudiantes de Educación para conocer detalles sobre el inicio de su vocación. Foto: Jose Daniel Ramos @danielj2511

Para Ana Carrillo, la pedagogía siempre fue la carrera a la que se quería dedicar. Sus habilidades para comprender, aprender y apoyar a reforzar los temas con sus compañeros de clase le permitió darse cuenta desde muy joven de que la docencia era una carrera para la cual “sería muy buena”. 

“Me di cuenta de que era buena ayudando a los compañeros que no comprendían ciertos temas. Me sentaba a explicarle de nuevo lo que había dicho la profesora y me entendían, lo que me daba cierta satisfacción”, relató en entrevista para El Diario

Carrillo, quien estudia el sexto semestre de Educación mención Integral en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), sostuvo que en su familia tenía el ejemplo de su mamá que se dedicó por un par de años a enseñar como auxiliar en un preescolar.

“Los días que salía temprano de clases, estando en primer grado, mi abuelo me llevaba al preescolar donde mi mamá trabajaba. Ahí veía cómo con paciencia y comprensión ella ayudaba a los niños con las asignaciones. Cuando tuve que elegir la mención que quería estudiar, quise escoger una que me permitiera estar con niños y niñas, más que con adolescentes”, contó. 

Foto: Jose Daniel Ramos @danielj2511

Estudiar Educación pese las dificultades

El portal de noticias Infobae reseñó que informes de distintas organizaciones no gubernamentales (ONG) venezolanas, entre ellas FundaRedes, indican que miles de maestros abandonaron sus puestos en busca de mejores oportunidades en el extranjero debido a los bajos ingresos en el país, lo que ha generado una escasez de educadores calificados e impacto en la calidad de la educación.

Sin embargo, en medio de la crisis que atraviesa el sector educativo aún hay jóvenes que desean cumplir su sueño de estudiar esta profesión y unirse a la nueva generación de educadores que apuesta por el país.

En el panorama actual, un docente que trabaja 40 horas semanales percibe ingresos mensuales de entre 9 y 12 dólares, mientras que los que laboran 53 horas ganan menos de 17 dólares.

Debido a la falta de respuesta por parte del Estado a sus reivindicaciones laborales, docentes y trabajadores públicos han realizado cientos de protestas para exigir salarios dignos y el cumplimiento de los compromisos contractuales por parte del Ministerio de Educación.

La oportunidad de dejar una huella

Ana Carrillo, de 23 años de edad, sostiene que uno de los motivos por los cuales eligió ser docente es para poder brindar conocimiento a los niños y niñas en una de las etapas “más cruciales de sus vidas”. A su juicio, desde que un niño entra a preescolar va desarrollando habilidades de aprendizaje y de socialización.

“La mayoría de las personas se recuerdan de su maestra de preescolar o primaria. Creo que más allá de lo que se pueda ganar trabajando en esta área, es bonito poder enseñar de una manera divertida y que de esa forma ellos te recuerden gratamente”, agregó. 

Considera que la paciencia es una virtud que todo docente debe tener, así como la capacidad de no solo enseñar lo que puede estar en el programa, sino reforzar valores y principios que “en muchas ocasiones no son brindados en casa”. 

La educación en los primeros años de vida es esencial y poder aportar en la formación de la futura generación me parece uno de los trabajos más gratificantes que se puede tener”, agregó. 

Formar con valores y respeto

Ana Carrillo precisó que uno de los principales valores que se debe inculcar a los niños cuando ya están en una edad de comprender ciertos temas es la empatía, un aspecto que considera fundamental para el entendimiento de la sociedad. 

Aseveró que el acoso escolar es un tipo de maltrato que sigue sucediendo en las instituciones educativas, por lo que se propuso ser lo más observadora posible para percatarse a tiempo de un caso cuando esté ejerciendo la profesión.

“A mí, al igual que a muchas personas, me hicieron bullying cuando estaba en la primaria. Es algo que de cierta forma te marca y puede generar inseguridades por tu aspecto o intelecto. Por eso me parece tan importante que la nueva generación de docentes se enfoque más en esto, que el coloquial ‘chalequeo’ también puede ser acoso”, detalló.

Foto: Jose Daniel Ramos @danielj2511

El camino para encontrar su vocación

Tras intentar una carrera en la cual no encontró su vocación, el camino llevó a Alessandro Serloni a estudiar Educación en la UCAB. Aunque no estaba en sus planes, eligió esta profesión debido a que, en cierta forma, se asimilaba a la formación militar que deseaba tener. 

Contó que nunca fue un estudiante de sacar 20, pero tenía una ponderación promedio en sus primeros años de estudios. “Nunca me había quedado una materia en mi vida, hasta que comencé en Relaciones Industriales donde me fue muy mal”, indicó. 

Serloni, de 22 años de edad, se encontró con la disyuntiva de qué estudiar luego de no poder seguir en la carrera. Después de recibir apoyo y asesoramiento, escogió la escuela de Educación y se inscribió en la mención Ciencias Pedagógicas. 

Tengo un poco de Asperger y eso hace que me arraigue a las cosas con más fuerzas. De joven quería ser militar, pero en ese entonces no quise unirme al ejército. Me quería acercar a una carrera que estuviera relacionada y me pareció que Educación se parece un poco a esa formación por la manera en que enseñan”, detalló.

Mayor empatía con los alumnos

Conforme fue avanzando en la carrera, Serloni se fue enamorando de la profesión. Precisó que la formación en la UCAB le ha parecido de gran calidad y los profesores tienen empatía con los alumnos. 

“No es como en otras carreras que te envían una tarea ultra pesada y tres exámenes. La Escuela de Educación es distinta, evalúan de otra forma con actividades de formación continuas y sumativas”, señaló. 

Serloni puntualizó la importancia de que se forme una nueva generación de educadores, que son las personas en las que recae el deber de enseñar a los futuros profesionales. Además, sostuvo que es relevante tomar en cuenta la calidad más que la cantidad, en cuanto a la formación de estos profesionales. 

El amor por enseñar

Carla Ramírez, de 19 años de edad, está en el primer año de Educación en la Universidad Central de Venezuela (UCV), sostuvo que tuvo la suerte de quedar por el Sistema Nacional de Ingreso (SNI) en la carrera que deseaba.

“Cuando estaba en bachillerato me preguntaban lo que quería estudiar y para ese entonces no estaba segura. Aunque la Educación siempre me gustó, veía que no era una carrera muy bien pagada y eso me frenó un poco a la hora de elegir”, relató en entrevista para El Diario.

No obstante, Ramírez señaló que fue voluntaria en un liceo como labor social, donde, por la falta de profesores, en varias ocasiones se quedó haciendo suplencias a los maestros. Eso le permitió tener una cercanía con la profesión.

“Eso incentivó mi deseo de estudiar Educación, porque me di cuenta que amo enseñar. Mis padres me dijeron que de alguna forma se consiguen los medios para vivir de lo que uno sabe y quiere hacer, así que me decidí por seguir mi vocación”, agregó.

Foto: Jose Daniel Ramos @danielj2511

Una formación ética y humana

Carla Ramírez precisó que las personas que estudian Educación no solo aprenden las herramientas y estrategias para poder brindar una enseñanza de calidad, sino que forman a la persona “en lo ético y lo humano”. 

Sostuvo que la educación es una de las herramientas más poderosas que tiene el humano y es lo que permite el avance de la sociedad. “Poder formar parte de eso, de las personas que forman a otras para lograr cambios o progresos, me enorgullece”, resaltó. 

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