Un estudio realizado por investigadores canadienses reveló que el consumo de lácteos antes de dormir podría estar relacionado con la aparición de pesadillas.
“Las asociaciones entre la dieta y las características de los sueños, destacando las sensibilidades alimentarias, en particular la intolerancia a la lactosa, son factores que contribuyen a la prevalencia de las pesadillas”, señaló la investigación publicada en la revista académica Frontiers in Psychology el 30 de junio de 2025.
Sin embargo, los investigadores indicaron que “a pesar de las creencias centenarias y las pruebas anecdóticas de que la comida puede influir en el sueño”, el tema solo se ha investigado en contadas ocasiones.
En este sentido, los investigadores consideraron que la hipótesis del malestar alimentario puede ser aplicable en la calidad del sueño.
“Algunas características de las alergias alimentarias, la más destacada es la amenaza de reacciones potencialmente mortales, pueden provocar altos niveles de angustia emocional y ansiedad, lo que a su vez podría afectar al contenido de los sueños”, precisó.
Los detalles del estudio
Para la investigación, se consultó durante cuatro meses a 1.082 estudiantes de la Universidad MacEwan, en Canadá, sobre sus hábitos alimentarios, su sueño y más específicamente sus pesadillas, y la relación que establecen entre ambos.
El 40,2 % de los participantes declararon que ciertos alimentos empeoraban (24,7 %) o mejoraban (20,1 %) su sueño, detalló el estudio.
En el caso de las pesadillas, los encuestados informaron que los cambios se debían principalmente al consumo de postres/dulces (31 %) y a los lácteos como queso, yogurt o leche (22 %) antes de dormir.

“El efecto también se asoció a las alergias alimentarias y a la intolerancia al gluten, mientras que las peores percepciones del sueño se vincularon a la intolerancia a la lactosa”, señaló el texto.
Por el contrario, identificaron a las frutas (17,6 %), vegetales (11,8 %) y tés de hierbas (13,4 %) como factores que contribuyen a mejorar el sueño.
Recomendaciones para mejorar el sueño
Además de evitar comidas pesadas antes de ir a dormir, la Fundación del Sueño de Estados Unidos (NFS, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que la cantidad de horas que debe dormir una persona a partir de los 18 años de edad es de siete a nueve.
Por su parte, la Fundación Ineco, la cual se centra en la investigación científica en neurociencias, ofrece otras recomendaciones para mejorar el sueño:
1. Definir un horario para dormir
Fijar un horario para dormir es tan importante como hacerlo para el trabajo o para realizar tareas cotidianas, afirmó Pablo López, psicólogo y coordinador del programa de tratamiento del insomnio de Fundación Ineco.
El experto recordó que el cuerpo tiene un reloj biológico que obedece a los horarios que se le impongan.
2. No usar el celular antes de dormir
El uso de los teléfonos celulares y la dependencia que la mayoría de las personas han creado con él impacta desfavorablemente en la salud y en un descanso efectivo. El uso de los dispositivos móviles horas antes de dormir podría llegar a ser contraproducente.
López agregó que el daño de las pantallas azules (pantallas de dispositivos móviles) se incrementa en la noche, debido a que el cuerpo está diseñado para que cuando haya poca presencia de luz se prepare para dormir, y las pantallas interfieren en ello.

3. Actividad física
López aseguró que el ejercicio contribuye a tener un buen descanso y beneficia la salud, pero debe realizarse hasta algunas horas previas al momento de acostarse.
También destacó los beneficios que tiene la actividad física en la salud mental de las personas, lo que produce un mejor estado de ánimo.
4. Crear un entorno adecuado
El especialista aseguró que es importante que el cerebro asocie el dormitorio con el descanso y usarlo solo para dormir: no comer ni trabajar en el mismo espacio en el que se descansa.