• La negligencia por parte del régimen para solventar la crisis de vacunación ha permitido, desde el año 2016, la reaparición de enfermedades que se consideraban erradicadas, como la difteria o el sarampión

Ante la crisis que atraviesa el país, donde el costo de la vida cada día asciende a niveles más altos, uno de los sectores que más ha resultado afectado ha sido el de la salud. La escasez de los medicamentos, especialmente los que forman parte del esquema de inmunización para niños, ha dejado a la deriva a los padres que necesitan cubrir las necesidades de sus hijos.

La Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp) reveló la alerta que existe por la reaparición, propagación y mortalidad de enfermedades como el sarampión o la difteria.

Según cifras de la Svpp, el brote de difteria que comenzó en el año 2016 sigue activo con un total de 1249 casos confirmados y con una tasa de mortalidad de 287 personas. La mayoría de los afectados son niños entre 10 y 14 años de edad. Por otra parte, enfermedades como el sarampión y la malaria han alcanzado a 326.135 personas en todo el territorio nacional. También se registró un aumento en las tasas de mortalidad infantil, desnutrición y tuberculosis.

Escasez de vacunas

La falta de vacunación ha ocasionado la reaparición de enfermedades que ha generado una desestabilización en el entorno de la salud, demostrando el alcance de la crisis sanitaria que atraviesa el país.

Ante esta situación, en el año 2014 el Estado creó la Empresa Socialista para la Producción de Medicamentos Biológicos (Espromed Bio), que tenía como finalidad producir, en su mayoría, la vacuna DTP (para difteria, el tétanos y la pertussis).

Gerardo Briceño, presidente de Espromed Bio señaló en 2018 que dicha empresa tenía como objetivo la creación de 120 millones de dosis al año, de las cuales 50 millones serían exclusivamente de DTP. El único reporte que se conoce de la producción de la empresa señala una dotación de 1.700.000 dosis de pentavalente, que incluye DTP. De resto, en los seis años que tiene operativa la empresa, no existe ningún otro reporte de producción.

Sin embargo, las cifras que se refieren a la vacunación y la responsabilidad del Estado por asegurar los esquemas de inmunización reflejan una realidad muy distinta. En el año 2016, de acuerdo con el informe entregado por la Organización Panamericana de la Salud (Ops), se alcanzó una cobertura de 84% de vacunación en el país.

Respecto a la cifra entregada por el Ops, el epidemiólogo y ex ministro de Salud, José Félix Oletta, aseguró que ese número “es maquillado”, porque “en mayo de ese año vimos resurgir la difteria, así que eso es totalmente falso. Además, si fuese cierta la cifra, igualmente demostraría que estamos muy mal, puesto que no alcanzamos el puntaje mínimo de cobertura, que es 90%”.

El País.

Ese mismo año Alejandro Rísquez, pediatra y epidemiólogo, presentó un reporte en el que se explican las verdaderas cifras del alcance que tuvo la vacunación en el país ese año, aclarando que la cobertura de las dosis necesarias para solventar el esquema de inmunización fue de 60%. Estados como Amazonas, Delta Amacuro y Bolívar fueron los más afectados por esta situación, ya que solo recibieron la mitad de las dosis necesarias.

Oletta aseguró, aunque no existe una data oficial sobre este caso, que el Estado venezolano tiene una deuda de 30 millones de dólares con el Fondo Rotatorio de la OPS, razón por la que ya no le proveen vacunas al país. En palabras del especialista y ex ministro de la Salud, a través de este fondo es mucho más económica la obtención de las dosis de vacunación, pero “si no pagan, no le surten”.

También explica que el régimen de Nicolás Maduro se ha encargado de realizar pequeñas jornadas de vacunación que resultan insuficientes para solventar la situación. Para Oletta se debe mantener un proceso continuo de este servicio durante los 365 días del año para mantener a la población protegida, porque estas jornadas esporádicas lo que hacen, principalmente, es sumar población flotante que no tiene la capacidad de completar los refuerzos necesarios para el proceso de vacunación.

Vacunación dolarizada

Con el aumento de enfermedades de transmisión infectocontagiosas que se registra en el país y la escasez de los esquemas de vacunas y medicamentos pertinentes, muchos centros de salud privados han decidido brindar el servicio completo, incluyendo las vacunas necesarias para el niño. La única variable que no se contempla es el costo: entre 100 y 150 dólares por dosis.

“Mi hija tiene dos meses de nacida y necesita ser vacunada cada dos meses, porque muchas de las vacunas necesitan refuerzos constantes”, relató un padre que prefirió mantenerse en el anonimato para El Diario.

“Cuando fui a ponerle sus vacunas el precio de cada una era de 150 dólares. En total, por las dos vacunas, me cobraron 300 dólares. No aceptan bolívares, sólo dólares”, agregó.

El presidente de la Svpp, Huniades Urbina, señaló que “hay algunos médicos que tienen unos proveedores seguros que traen las vacunas importadas y obviamente deben ser canceladas en dólares”.

Aunque lamentó la situación, porque 70% de los venezolanos no tiene la capacidad de cubrir dichos gastos, también afirmó que la única forma de brindar el servicio es a través de las importaciones realizadas, ya que el gobierno nacional ha dejado en el olvido los tratamientos inmunológicos necesarios en la niñez.

Cruzar la frontera en busca de una vacuna

Carlos Valero, diputado de la Asamblea Nacional (AN), informó sobre disponibilidad de 360.000 vacunas para la población infantil venezolana ubicada en Colombia.

En el mes de marzo, Mariano Navas Contreras, profesor de la Universidad de los Andes desde 1991, escritor, investigador y traductor, narró su experiencia de viaje en busca de vacunas para su hijo. En el inicio del texto escribe: “Ya pasaron los tiempos en que veníamos de compras. Tenemos que vacunar a nuestro hijo en Cúcuta. En Venezuela ya no hay vacunas”.

Esta es una situación que afecta a mujeres, ancianos y todo tipo de enfermos que optan por trasladarse a Colombia para conseguir sus vacunas y tratamientos.

“Nos dirigimos, entre la multitud y el griterío, hacia los centros de vacunación de La Parada, primer poblado al cruzar la frontera. Todos a reventar. Gente en sillas de rueda, mujeres –como la mía– con sus niños en brazos, ancianos, multitud de enfermos de toda índole. Para las vacunas han repartido los “fichos” (números) desde la madrugada”, agregó Contreras.

Foto cortesía.

La misma situación narrada por el profesor Contreras la padecen cientos de padres que, al notar el precio tan elevado de las vacunas en Venezuela, deciden pasar la frontera para darle el tratamiento necesario a sus hijos. Una madre caraqueña, que decidió resguardar su identidad, comunicó su caso a El Diario: “Aunque muchas de las vacunas se pueden encontrar aquí, su precio es altísimo y no podía costear la vacuna del Neumococo que necesitaba mi hijo”.

Viajar desde Caracas hasta el estado Táchira implica una serie de peligros y dificultades que cada padre debe atravesar para poder llegar a Cúcuta. Antes de salir de la ciudad capital es necesario realizar extensas colas para conseguir un pasaje. Luego, en el camino, es posible encontrarse con alcabalas que se han transformado en espacios para el “matraqueo” o robo. También abundan las organizaciones delictivas que se encargan de poner obstáculos en la vía para robar a los pasajeros. Estos son los peligros más frecuentes que debe enfrentar cualquier viajero en una carretera nacional. Los padres, siendo conscientes de estas dificultades, deciden tomar ese camino para poder ofrecerle a sus hijos un tratamiento de salud necesario.

“La pediatra me comentó que muchos de sus pacientes iban para Cúcuta y ahí era mucho más económico, contando con el viaje ida y vuelta, que comprarlas en Caracas”, agregó la madre caraqueña.

Luego del extenso y peligroso viaje entre la ciudad capital y la frontera con Colombia, los padres deben enfrentarse en Cúcuta a extensas filas de personas que, como ellos, buscan el mismo servicio.

Los padres venezolanos tienen que hacer esfuerzos para poder brindarles a sus hijos las vacunas o los tratamientos necesarios en la niñez. Cada padre debe decidir entre pagar cientos de dólares por una vacuna o viajar hasta Cúcuta, con su hijo en brazos, para poder brindarle dicho servicio de salud.

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