• La agrupación colombiana es una de las participantes del Cúsica Fest. Preparan disco, en el que apuestan a exploraciones más electrónicas, más allá de lo orgánico. Fotos cortesía

El 12 de noviembre de este año, en su cuenta en Instagram, Monsieur Periné escribió que una parte de su gigante corazón se quedó en Cali (Colombia), donde se habían presentado en concierto. Uno de los tantos que han realizado en su país natal.

Ahora, ese corazón tendrá otra primera vez. Será el sábado 17 de noviembre en el Cúsica Fest que se llevará a cabo en la Universidad Simón Bolívar.

Siempre hemos tenido la intención de ir a Venezuela, pero ha sido difícil. Finalmente llegó el momento. Además, no estamos solos, sino que vamos a ir con una cantidad de bandas latinoamericanas, de las que somos amigos. Contentos por estar en un festival tan importante y conectar con el público”, comenta para El Diario el multiinstrumentista Santiago Prieto vía Zoom, en una sesión en la que también se encuentra la cantante Catalina García.

—En 2019 el Cúsica Fest fue una manera de reunir a bandas icónicas venezolanas con emergentes. En esta oportunidad, va más allá y los organizadores traen a bandas latinoamericanas importantes, como es el caso de ustedes. ¿Qué conocen de la movida de acá, especialmente de las más noveles?

Catalina: Pues mira, hemos conectado con artistas venezolanos desde hace mucho tiempo. O sea, con McKlopedia estuvimos en 2013 en el Rec-Beat de Brasil. Hemos trabajado con Servando Primera. Con él hemos escrito canciones. Somos muy cercanos también a Los Amigos Invisibles, especialmente a Cheo Pardo. Hemos cantado con Rawayana, quienes estarán en el festival. Somos muy amigos. De hecho, nos vamos a quedar en Venezuela trabajando en el estudio con ellos. También debo mencionar a Irepelusa, quien me parece una artista increíble. Acá en Colombia la queremos mucho. Nos gusta lo que hace Okills. Nos hemos escuchado, pero no hemos tenido la oportunidad de compartir mucho. Les ha ido súper bien en México y han trabajado mucho con Cheo.

La música venezolana siempre ha estado muy conectada con la música colombiana. A los C4 Trío los admiramos muchísimo, maestros. Con Nella Rojas también somos muy cercanos. Tiene una carrera muy bonita y es una gran artista.

Para nosotros ir a Venezuela es un sueño que teníamos pendiente. Sabemos que allá gusta nuestra música. Es emocionante por fin ver a nuestro público venezolano y compartir con tantos colegas espectaculares que tenemos”.
Monsieur Periné, una banda con amigos venezolanos que debuta en el país 
Foto cortesía

—Precisamente en “Tú y yo” escribieron junto con Yasmil Marrufo y Servando Primera. ¿Vivieron ese fervor de los hermanos Primera en los noventa?

Catalina: ¡Claro! Para mí Salserín fue mi niñez. Lo que seguramente para muchos hoy es Sebastián Yatra o Maluma, para mí fue Salserín. Cuando nos encontramos por primera vez, le dije a Servando que él no tenía idea de lo fan que soy yo. Con ellos no ha sido solo una canción. Nos hemos reunido varias veces. Salserín, y luego Servando y Florentino, influyeron mucho en mí cuando era muy chiquita.

—Precisamente en “Tú y yo” siento ciertas reminiscencias a esos ritmos que se hicieron tan populares a principios del milenio, ese pop latino que quiso acercarse a otras sonoridades. Por momentos, me recuerda a Bacilos o grupos de hace dos décadas.

Catalina: Pues siempre nos ha gustado el merengue. Me acuerdo que para esa canción queríamos hacer uno lento. Más que Bacilos, la influencia fue Juan Luis Guerra, pero también está esa mezcla con muchas cosas, con Brasil, con el bolero, con Latinoamérica, que al final tiene esa riqueza rítmica y armónica. Pero bueno, si te suena a esa época, chévere también.

—Para el disco que preparan, han hablado de otro concepto, otro universo. ¿Qué pueden adelantar de lo que han hecho en esas nuevas exploraciones?

Santiago: Estamos terminando este cuarto álbum que ha tenido un proceso largo. Desde el momento en el que conseguimos las canciones, que fueron bastantes, como 50, ha sido todo un camino. Escogimos 14, algunas de ellas ya están terminadas y lanzadas como “Tú y yo” y “Nada”. Estamos redondeando y haciendo un disco concepto. Obviamente no podemos revelar todavía el nombre, pero tiene elementos diferentes en cuanto a lo musical y a lo que decimos, especialmente en lo relacionado a nuestro discurso.

Me refiero a una especie de grito de esperanza en medio del apocalipsis que estamos viviendo. Sobre la música, hay experimentaciones nuevas, especialmente con sonidos que no teníamos en nuestro radar, más como de música electrónica y sintetizadores. Hemos intentado una especie de sonido híbrido porque siempre hemos sido muy acústicos. Queremos llevar otro camino. Esa ha sido la apuesta. Es un álbum divertido. Tiene canciones de amor y también de humor, así como otros temas casi políticos, como “Tú y yo”. Creo que está chévere, muy variopinto y con colaboraciones.

Monsieur Periné, una banda con amigos venezolanos que debuta en el país 
Foto cortesía

—Catalina comentó hace un rato que planean reunirse con Rawayana en el estudio. ¿Exactamente de qué se trata?

Catalina: ¡No sabemos! Realmente todavía no hay ningún plan de marketing. (Ríe). La idea es juntarnos a crear y ver qué sale.

Hablan de esos sonidos relacionados con lo electrónico. ¿Hay alguna influencia que hayan tomado de ese mundo que esté concatenada en esta nueva obra?

Santiago: Se van a escuchar cosas diferentes a lo anterior, otras sensaciones a las que hemos construido con fuentes acústicas. Hay mucha energía humana que proviene de los instrumentos, pero también hay osciladores y delays que producen otras sensaciones. En términos de ritmo jugamos con los samplers. Hay otra textura. Las referencias son muchas, pero no podría decir una en particular. No sabría especificar.

¿Cómo consideran que se ha reconfigurado la música latinoamericana en estos 15 años que tienen de carrera?

Catalina: ¡Wow! ¡Esa pregunta es muy grande! (Ríe). Eso es un documental, una serie de Netflix.

Exactamente.

Santiago: ¿Cómo se ha configurado el sonido latinoamericano en los últimos 15 años? Es muy enorme. Todos los países están produciendo artistas, canciones. Sí, creo que lo latino ha definido un poco el nuevo orden mundial de la música. El ritmo preponderante que antes tenía el rock, ahora probablemente es el reguetón o el dembow. Más allá de eso, hay mucha música que se está creando desde siempre. Hay distintas exploraciones. Desde lo experimental hasta lo más mainstream. Es inagotable. De México para abajo es una escena infinita de música. Si incluimos, Brasil, creo que no pararíamos de hablar en tres días.

Encontré una publicación de ustedes de abril de 2013 en Facebook sobre Lionel Belasco. Cuentan que fue de los pioneros en hacer vals criollo en Venezuela por allá en 1930. Presentaron así la canción “Juliana”. Imagino que fue en ese proceso de indagaciones, de revisión del pasado

Santiago: Sí, total. Todo artista siempre nace de una referencia. Nadie se hace solo. Uno siempre aprende de todo lo ocurrido detrás de uno. Al final, no hay nada nuevo, sino diferente. Casi todo ya está inventado. A nosotros nos gusta mucho ir hacia atrás, especialmente a la música grabada antes de que existiera la producción musical moderna, esa que permite la edición, la afinación, etcétera. Hay demasiada música increíble en todos lados, pero en Latinoamérica existen joyas muy grandes que la gente no conoce. Por eso revisamos hasta la raíz. Siempre aprendamos. Al final, es lo que somos, ¿no?

Catalina mencionó a C4 Trío. Uno de los grandes objetivos de sus integrantes es popularizar el cuatro al nivel de instrumentos como el ukelele o el charango. Entre los músicos más comerciales, uno ve a Camilo que lo ha usado. Tal vez hay una omisión de mi parte, pero no sé si ustedes lo han llegado a tocar en sus grabaciones o presentaciones

Santiago: Sí, claro que sí. De hecho, el cuatro que tengo me lo envió Edward Ramírez. Lo hizo un luthier muy bueno de Venezuela. Usamos el cuatro en nuestras canciones. A veces lo llevo en las giras cuando tengo chance de cargar todos los instrumentos. Es parte del arsenal del sonido latinoamericano. Es hermoso y versátil. Con respecto al charango, es muy lindo y todo, pero puede llegar a tener un timbre muy estridente. En cambio, el cuatro, dependiendo de cómo se toque, puede llegar a ser tan comercial como un ukelele. Es muy dulce.

Cuando uno revisa la historia reciente de la música colombiana, por lo menos desde los años noventa, ve figuras como Carlos Vives. Desde entonces hay músicos colombianos que se mantienen en la palestra. ¿A qué consideran que se deba eso?

Catalina: Creo que entre las razones fundamentales está la mezcla cultural que hay acá. Es poderosa. Por eso se expresa en nuestra música. Conecta con la historia de la humanidad. Está África presente, y hay mucha tradición de raíces propias que hablan de la tierra y de un paisaje muy vivo. Por otro lado, está la visión moderna del mundo. Por acá pasan muchas cosas. La historia también se escribe acá. Siento que somos gente muy alegre, aunque alegre es una palabra muy reductiva, sí somos expresivos. Existe mucha energía en nuestra música. Creo que eso siempre gusta. Hay un deseo por estar ahí, conectar con esa energía. Hay profundidad y una visión hacia el futuro.

Monsieur Periné, una banda con amigos venezolanos que debuta en el país 
Foto cortesía

Horacio Blanco de Desorden Público canta que acá la vida se sufre gozando. Creo que también podría decirse eso

Catalina: (Ríe) Pues, tal vez… Sí (Ríe)

El formato disco para algunos artistas nos es tan llamativo como concepto, para otros todavía sí. Estamos en la época de los sencillos. Fito Páez se refirió a eso en la reciente entrega de los Latin Grammy. ¿Cómo sienten que todo eso repercute en su quehacer como banda?

Santiago: La industria de la música es muy cambiante. Si vemos todo lo que ha pasado desde el vinilo, el casete, CD, el ipod y ahora Spotify, hay siempre cambios y los músicos se adaptan. Siempre se tratará de canciones. Pero en ese sentido, nos mantenemos claros en lo que hay que hacer: buena música. Sin duda, la tecnología y las variaciones en las maneras de consumir han hecho también que haya música con poca vida útil. Eso de alguna manera nos afecta porque somos músicos que trabajamos de una manera más artesanal, por decirlo de alguna manera. Por ejemplo, la música urbana sale más rápido y es menos costosa porque te puedes descargar un loop en el computador y queda sonando todo más fácil. Claro, los cambios tecnológicos tienen cosas muy buenas para nosotros como vincularnos con mucha gente, las redes sociales, pero es cierto que la gente no tiene paciencia para escuchar una canción larga. Otro tema es la inteligencia artificial que está creando música. No se sabe para dónde va todo. Quisiera creer que llegará un momento en el que se apostará a lo más orgánico cuando ocurra mucho de lo otro.

Imagino que les han tenido testimonios de personas que les han dicho que han sido inspiración para hacer música. ¿Cómo se sienten cuando eso ocurre?

Catalina: ¡Imagínate! Es muy bonito saber que lo que uno hace impacta positivamente, bien sea para crear, sanar, celebrar o lo que sea. Es lo más bonito que te puede pasar: saber que lo que haces impacta positivamente en el proceso evolutivo de una persona. 

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