Email
- Lo que prometía ser un año para el florecimiento de proyectos dio un giro inesperado con el ocaso de los NFT, la caída de Terra LUNA y la declaración de bancarrota de FTX, que arrastró consigo los precios de la industria. Por otra parte, se llevó a cabo el tan esperado merge de Ethereum, aunque sin un impacto positivo en el precio del activo. Foto: Pixabay
El año 2022 puede resumirse como caótico para la industria de las criptomonedas, la tecnología blockchain y los NFT en general. La invasión rusa en Ucrania, una posible recesión en Estados Unidos y el desplome de acciones de las principales empresas tecnológicas impactaron negativamente en el mercado.
Sin embargo, dos hechos fueron determinantes para el desplome del sector cripto: la caída del proyecto Terra LUNA en mayo, que provocó la bancarrota de fondos como Three Arrows Capital y Celsuis; así como el quiebre del exchange FTX en noviembre, que arrastró a otras compañías como BlockFi y exacerbó el bearmarket (mercado bajista).
Muestra de lo negativo que fue este año se puede ver en el precio actual de las criptomonedas desde su máximo histórico (ATH en inglés): BTC $ 16.472,94 (-76,15 %), ETH $ 1.191,19 (-75,60 %), BNB $ 243,74 (-64,50 %), DOGE $ 0,067 (-90,75 %), ADA $ 0,241 (-92,18 %), DOT $ 4,27 (-92,23 %) y SOL $ 9,60 (-96,33 %).
A continuación, los hechos que marcaron el año 2022 en el mundo cripto:
El derrumbe del mercado NFT
El crecimiento exponencial que tuvo la industria de los tokens no fungibles en 2021, incluidos los juegos play to earn, se esfumó rápidamente a comienzos de este año. O al menos así lo demuestran los números.
Por ejemplo, en mayo se vendían 19.000 piezas de NFT por día, lo que supuso una caída del 92 % luego de las casi 225.000 piezas diarias que se vendieron en septiembre de 2021, según datos de NonFungible recogidos por The Wall Street Journal. En mayo solo había unas 14.000 billeteras activas para este mercado, lo que significó una disminución del 88 % si se toma en cuenta que noviembre del año anterior registró un máximo de 119.000 wallets activas.
Los dueños de NFT también han visto que su inversión es significativamente menor a cuando la adquirieron. El token no fungible del primer tuit del cofundador de Twitter, Jack Dorsey, se vendió en marzo de 2021 por 2,9 millones de dólares, pero ahora no ofrecen más de 14.000 dólares por él.
Y los juegos NFT han desaparecido casi por completo del espectro critpo. AXS, el token nativo de Axie Infiniy, se cotiza actualmente en 5,90 dólares luego de haber alcanzado un máximo histórico de 166,09 dólares. De hecho, ese juego ha perdido en un año (de septiembre de 2021 a septiembre de 2022) el 60 % de sus usuarios, según Activeplayer.io.
El desplome de Terra LUNA
El ecosistema de Terra LUNA se perfilaba como uno de los más sólidos y prometedores dentro del entorno cripto. Sin embargo, todo el proyecto se vino abajo el 8 de mayo, cuando el UST -su criptomoneda estable algorítmica- perdió la paridad 1:1 con el dólar, lo que causó pánico en sus inversiones, quienes buscaron refugiarse en otras stablecoins como USDT, USDC o BUSD.
De hecho, en los días siguientes, el precio de LUNA y de UST cayó 95 % y 42 % respectivamente y siguió en caída libre. La Fundación Luna prestó poco más de 20.000 BTC y 750 millones de UST (1,5 millardos de dólares en total) para intentar recuperar la paridad, pero la presión de las ventas fue mayor. Anchor Protocol, una plataforma defi (finanzas descentralizadas) del mismo ecosistema Terra, tuvo retiros por más de dos millardos de dólares en un día.
El colapso de LUNA derrumbó el precio de las principales criptomonedas (BTC perdió la mitad de su valor y no se ha recuperado) y puso en evidencia su sistema fallido basado en una stablecoin algorítmica que no soportó la presión de ventas producto de un mercado bajista. Su fundador, el surcoreano Do Kwon – quien es acusado de fraude- aún se encuentra prófugo de la justicia y estaría en Serbia, según la agencia Yonhap.
La caída de este proyecto supuso pérdidas para el sector de 40 millardos de dólares, pero también impactó negativamente a compañías como el prestamista de criptomonedas Celsius Network y el fondo de cobertura Three Arrow Capital (3AC). Por otra parte, supuso la pérdida de confianza de los inversionistas en el entorno cripto.
La declaración de bancarrota de FTX
Cuando se creía que el evento más catastrófico del ecosistema cripto había pasado, ocurrió algo mayor: la crisis de liquidez del exchange FTX a inicios de noviembre. Binance se había ofrecido para “rescatar” dicha compañía, pero desistió del acuerdo luego de detectar el “mal manejo” de los fondos de los clientes.
De hecho, el exchange usó millardos de dólares de sus propios usuarios para hacer arriesgadas inversiones a través de su compañía comercial, Alameda Research, según pudo constatar The Wall Street Journal. El fundador de FTX, Sam Bankman-Fried, negó esas acusaciones, pero no pudo demostrar que fueran falsas.
El exchange finalmente se declaró en bancarrota el 11 de noviembre y su valoración, de unos 32 millardos de dólares, se desplomó. Ese mismo día Sam, apodado como el “rey critpo”, anunció su renuncia.
La caída de FTX afectó a más de 130 empresas afiliadas, desplomó el precio del bitcoin a como estaba en noviembre de 2020, tras cotizarse en 15.600 dólares, y provocó la quiebra de la plataforma de préstamos BlockFi, que irónicamente había sido salvada a principios de año por el mismo FTX gracias a un plan de rescate de 400 millones de dólares.
Entretanto, Sam Bankman-Fried, quien huyó a las Bahamas y posteriormente fue extraditado a Estados Unidos, cumple casa por cárcel luego de una fianza de 250 millones de dólares. Sin embargo, no pagó ni un centavo, sino que se trata de un monto que sus familiares deberán cancelarle a la justicia en caso de que se escape.
Luego de las irregularidades de FTX, se avivó el debate en redes sociales sobre qué tan confiable son los exchanges centralizados (CEX) para depositar los fondos. Un mes después, Reuters publicó un artículo en donde detallaba que la Justicia de EE UU tendría avanzada una causa judicial contra Binance -el mayor intercambio de criptomonedas del mundo- por el incumplimiento de las leyes contra el lavado de dinero.
Se trata de una investigación que ya tiene cuatro años y, según Reuters, no ha avanzado por la falta de acuerdos entre los fiscales: algunos dicen que la información recabada es suficiente y otros comentan que hace falta recopilar más datos. Lo cierto es que después de que salió el artículo, Binance registró una ola masiva de retiros de más de 6 millardos de dólares, sin embargo, continuó funcionando.
El merge de Ethereum
No todo en 2022 fue negativo para el mundo cripto. El 15 de septiembre se llevó a cabo el merge (fusión) de Ethereum luego de más de ocho años de evaluación. Se trata de una actualización en la red que puso fin a la prueba de trabajo (PoW en inglés) y dio comienzo a la prueba de consenso (PoS en inglés).
Esta transición supuso una reducción de energía del 99 %, ya que a diferencia del PoW, que supone un trabajo computacionalmente costoso, en el PoS la probabilidad de encontrar un bloque de transacciones para recibir la recompensa correspondiente viene dado por la cantidad de criptomonedas, en este caso ETH, que se tienen delegados en la red.
La fusión de Ethereum sirve como preámbulo a los avances de 2023 si se tiene en cuenta que su red funciona para el desarrollo de proyectos DeFi, NFT y las DAO (organización autónoma descentralizada).
Sin embargo, el nuevo mecanismo a través de la prueba de consenso avivó el debate sobre si está en juego la descentralización de Etherum, ya que sus validadores y usuarios podrían estar sujetos a regulaciones.
