• Los padres de Gabriel González, un niño de tres meses de edad, vivieron una lucha ardua para conseguir el dinero que les permitiera costear la cirugía a corazón abierto que requería su hijo

Al bebé Gabriel González le detectaron una cardiopatía congénita auriculoventricular (AV) en diciembre de 2022, una afección que ponía en riesgo su vida y cuya única solución era una intervención quirúrgica que debían practicarle antes de los 6 meses de edad. Desde que supieron el diagnóstico, sus padres, Marbelis Castellanos y Olliver Villarreal -dos jóvenes tachirenses- atravesaron varios infortunios hasta lograr salvar la vida de su bebé. 

Conscientes del desafío al que la vida los estaba presentando y de la única alternativa existente para salvar a su hijo, Marbelis y Olliver emprendieron una carrera en la que la falta de tiempo y recursos económicos eran sus principales enemigos. La cirugía a corazón abierto que ameritaba el niño superaba los 40 mil dólares  (en Caracas) y los 13 mil dólares (en Colombia) cifras que, ni ellos ni sus familias, podían costear. 

“Yo no paraba de llorar, estaba devastada, pensaba qué podría hacer, de dónde iba a sacar esa cantidad de dinero y mil cosas más, pero al día siguiente me desperté, decidí calmarme y junto con mi esposo empezamos a ocuparnos de la situación para buscar una solución lo antes posible”, dijo Marbelis para El Diario.

Los altibajos que enfrentó una pareja tachirense para salvar el corazón de su hijo

En Táchira, trataron de visibilizar el caso a través de medios de comunicación y de pedir ayuda ante las autoridades regionales, pero los intentos fueron infructuosos. 

Tocamos la puerta del gobernador, la primera dama y fundaciones dependientes del gobierno, pero nada. La respuesta fue que en el estado Táchira no les compete”, aseveró.

En busca de nuevas oportunidades, contactaron vía correo electrónico a la Fundación de Cardiología Integral (Fundacardin) en Caracas, expusieron el caso de su bebé y cuatro días más tarde les enviaron un correo de vuelta donde informaron sobre la programación de una cita médica para el 27 de enero en Caracas. 

Asistieron a la evaluación en Fundacardin y de allí los remitieron al Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano, en Caracas, donde quedaron en lista de espera y sin saber cuándo los llamaría. Pero, al cabo de 20 días les llegó la noticia que tanto estaban esperando y por la cual habían luchado: la fecha de la cirugía. Finalmente, Gabriel entró a quirófano el 23 de febrero y, ahora, se recupera satisfactoriamente en el centro de salud hasta que los médicos consideren que está listo para volver a casa. 

Antecedentes

Marbelis y Olliver contaron que hace algún tiempo tuvieron otro bebé que presentó la misma cardiopatía congénita de Gabriel, sin embargo, ese pequeño no logró vencer la enfermedad.

“Él falleció a los 22 días de nacido por esa afección”, explicó Marbelis.

Tras el diagnóstico de Gabriel y con los antecedentes del otro bebé fallecido por problemas del corazón, los médicos les han recomendado a Olliver y a ella someterse a una prueba genética para saber por qué dos de sus tres hijos (tienen otra niña de 5 años de edad) nacieron cardiópatas. 

“Sabía que algo estaba mal”

Marbelis recuerda que previo al nacimiento de Gabriel, todo parecía normal. Incluso, ella se sometió a diversos estudios prenatales con el objetivo de descartar cualquier anomalía cromosómica, fallas en el corazón y previendo lo que había pasado con su otro bebé pero todo estaba bien. Los médicos no detectaron ni la afección cardíaca ni la trisomía 21 (síndrome de down). 

Se enteró de la enfermedad 29 días después del nacimiento del bebé. Contó que mientras lo alimentaba Gabriel se atoró, comenzó a toser y su piel se puso morada. De inmediato, ella y su esposo, lo llevaron al Hospital Central de San Cristóbal para que recibiera atención médica, lo estabilizaran y descartaran una posible infección respiratoria.

“Los médicos le hicieron rayos X y gracias a ello se dieron cuenta que el corazón de Gabriel estaba más grande de lo acorde a un bebé de su edad”, indicó. 

Al notar esa anomalía, los doctores los remitieron con un especialista en cardiología pediátrica pero éste pasaba consultas en San Cristóbal solo una vez al mes. Para su suerte, justo a los dos días de ese chequeo el cardiólogo examinó a Gabriel, diagnosticó ambas patologías y le indicó tratamiento por dos meses con furosemida y espironolactona, medicamentos diuréticos que le ayudarían a evitar la retención de líquido en su organismo y con los que, según su evolución, les diría los pasos a seguir. 

“El niño continuaba mal, se ponía morado, su respiración no era normal y mi intuición de madre me dijo que eso no estaba bien porque aún con el tratamiento no veía mejoría (…) Lo llevamos de nuevo a consulta y el doctor nos dijo que debía ser operado lo antes posible”, precisó Marbelis.

El cardiólogo les explicó que era de suma urgencia la cirugía a corazón abierto antes de que Gabriel cumpliera los seis meses de edad, de lo contrario su salud empezaría a deteriorarse y la esperanza de vida del pequeño no sería mayor a dos años. 

Un camino de altibajos 

Marbelis y Olliver no tuvieron un camino sencillo en su afán por lograr la cirugía de Gabriel. Sus primeros intentos para difundir su historia y recaudar fondos a en el estado Táchira fallaron, pues lo logrado no era suficiente para cubrir los gastos que tenían. 

Luego de comunicarse con Fundacardin, recibieron como respuesta la fecha de la evaluación, pero para concretar este paso se necesitaba dinero para costear el viaje.

La pareja programó una vendimia. Previo a ésta, recorrieron distintos locales comerciales de San Cristóbal al igual que el Mercado Mayorista de Táriba, municipio Cárdenas, para pedir colaboración en alimentos y así preparar los platos que ofrecerían. 

Los altibajos que enfrentó una pareja tachirense para salvar el corazón de su hijo

“La actividad fue todo un éxito, gracias a Dios, mucha gente se acercó, colaboró y eso nos alegró muchísimo”, acotó Marbelis.

Con el dinero recolectado se trasladaron a Caracas y asistieron a la evaluación médica en la fundación. De allí, los remitieron al Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano, donde expusieron el caso, mostraron todos los exámenes del niño y quedaron a la espera de respuesta. 20 días después les llegó un correo con la tan anhelada fecha para la cirugía a corazón abierto que necesitaba Gabriel. 

“Lloramos de alegría y de miedo a la vez, porque aunque sabía que todo iba a salir bien, era una cirugía muy compleja y con riesgos entonces era inevitable sentirse así (…) para nosotros como padres esta cirugía lo era todo, era algo que pedíamos a Dios y ahora es una realidad”, añadió Marbelis. 

El esfuerzo continúa 

Pese a lograr la cirugía de Gabriel, los gastos no cesaron. Marbelis y Olliver se vieron en la obligación de alquilar, por tiempo indefinido, un anexo en Caracas -cerca del Hospital Cardiológico- acondicionado solamente con una cama individual, cocina, nevera ejecutiva y baño, cuyo costo es de 20 dólares diarios. Una cantidad de dinero difícil de conseguir teniendo en cuenta que están lejos de casa y solo Olliver puede trabajar, dado que ella debe estar al tanto de las atenciones que requiera el bebé.

Si pagamos de lunes a viernes, nos regalan sábado y domingo (…) junto a familiares y amigos hacemos rifas para ayudarnos y bueno, bendito Dios mi esposo consiguió trabajo cantando en restaurantes, pues esa es su profesión”, agregó Marbelis. 

De igual manera, deben asumir el pago de las terapias de estimulación y consultas con especialistas que requiera Gabriel tras recuperarse de la intervención quirúrgica, pues éstas son indispensables para su adecuado desarrollo por la trisomía 21 y para vigilar constantemente el funcionamiento de su corazón. 

“Cada consulta con el cardiólogo cuesta 80 dólares y con los demás especialistas oscila entre 50 y 80 dólares. Es lamentable como está todo tan caro pero seguimos luchando por y para él”, dijo. 

Los altibajos que enfrentó una pareja tachirense para salvar el corazón de su hijo

Marbelis, publica, a través de la cuenta en Instagram @gabrielgonza_todopormicorazon, actualizaciones frecuentes sobre la evolución de Gabriel posterior a la intervención y ha mencionado que se encuentra con niveles de saturación y frecuencia cardíaca estables. 

“Seguimos atentos a cada detalle de su evolución. Gracias a Dios aquí han atendido bien a mi bebé, los doctores y enfermeros están muy pendientes de Gabriel, y como padres eso lo agradecemos”, enfatizó Marbelis. 

Tanto ella como Olliver desean que visibilizar su historia y los obstáculos que superaron, ayude para que otros niños con condiciones similares accedan con mayor facilidad a tratamientos y cirugías en centros como el Hospital Cardiológico.

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