• La demógrafa Anitza Freitez explicó que la ausencia de políticas enfocadas en formación, capacitación y establecimiento de mejores condiciones de vida influyeron en la pérdida del potencial de la población más joven

La transición hacia el envejecimiento poblacional es un proceso que está ligado a las posibilidades de progreso. Va de la mano con variables económicas o de políticas públicas ajustadas a la protección e inserción laboral, así como de capacitaciones profesionales en las áreas de interés que tienen una demanda estratégica para el país.

Desde la década de los años sesenta, la pirámide poblacional le permitió a la nación ganar el bono demográfico, donde los habitantes pertenecientes al segmento económicamente activo superaron en la mayor proporción histórica a la población dependiente; conformada por niños, niñas, adolescentes y adultos mayores que no están insertados en el campo laboral.

En este proceso, que es de larga duración, la estructura general de la población se fue modificando.

Primero, hubo un ensanchamiento de la pirámide de la población producto de la alta fecundidad, que se refiere a esa pirámide de la década de los años sesenta, correspondiente a un país eminentemente joven donde más de 45 % tenía menos de 15 años. En ese escenario, apenas la población de 60 años de edad o más representaba un 2,5 %. Una cúspide finita que teníamos”, dijo en exclusiva para El Diario Anitza Freitez, doctora en demografía y coordinadora del Proyecto Encovi de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Sin embargo, después de cinco décadas, el promedio de hijos por mujer se redujo considerablemente, siendo el principal factor que marcó el cambio en la estructura por edad de la población.

La pirámide se estrechó en la base, lo que se tradujo que para 2021 ese 45 % de la población menor a 15 años se había reducido a un 27 %; mientras, la población de 60 años o más se había elevado a un 12 %”.

Ese comportamiento llevó a que la población en edad de trabajar, sobre todo la que se encontraba en el rango entre 15 y 29 años de edad, se hiciera más visible en ese estrato medio, destacó Freitez.

Proceso migratorio aceleró el envejecimiento demográfico de la población venezolana
Eduardo Barrios / Unsplash

Carga demográfica y el remodelaje de la población

El crecimiento del número de individuos en el rango laboral productivo tuvo más peso entre el número total de individuos, y por consecuencia el grupo dependiente (menor de 15 años de edad y adultos mayores) se hizo menor, lo que consolidó la reducción de la carga demográfica.

Eso genera una menor presión sobre necesidades que el Estado debe financiar, como por ejemplo, lo relacionado con la educación, atención en salud materno infantil, entre otras”.

De acuerdo con Freitez, el país experimentó un “remodelaje en la pirámide de población” y eso propicia una transformación en la estructura de las demandas que se traduce en alivios de la presión fiscal y recursos del Estado para resolver problemas propios de una población más joven.

En consecuencia, no supimos resolver los problemas que demandaba la población y por consiguiente acumulamos un déficit importante”, dijo la especialista.

Bono demográfico desaprovechado

La primera década del siglo XXI, cuando el éxodo migratorio no se había producido en Venezuela, desde la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) se comenzaron a analizar los cambios demográficos y los retos asociados a ello como el proceso silencioso de envejecimiento poblacional, el embarazo adolescente y la mortalidad juvenil por violencia, que son factores que inciden en la demografía del país.

La mayoría de los problemas que se reflejan en esos estudios aún tienen vigencia en 2023. Incluso, reflejamos la primera gran ola de migración de mano de obra calificada como estudiantes universitarios y profesionales”, destacó la investigadora.

Según el análisis de Freites, la pérdida del bono demográfico se dio debido a que no se hicieron las intervenciones en materia de políticas públicas que apuntan a formar jóvenes que tuviesen las habilidades necesarias para su inserción en el mercado de trabajo.

“Para que esa población joven se insertara en el mercado laboral se debió haber preparado con antelación. Es por ello que no fue aprovechada, sobre todo cuando el tema de la migración aún no estaba presente en la ecuación”, resaltó.

Por otra parte, consideró que en lugar de crear oportunidades, el mercado laboral se fue limitando cada vez más debido a la situación económica negativa del país.

“Factores como la contracción económica, inseguridad de la propiedad privada, la política de expropiaciones y estatizaciones de empresas, de alguna forma incidieron en la reducción de las oportunidades para un grupo importante de la población”, indicó Freitez.

El efecto de la migración

Con la incorporación del boom migratorio y su impacto directo en los últimos 11 años, la población que precisamente buscó una mejor calidad de vida estuvo en un rango de edad entre los 15 y 29 años.

“Cuando comenzamos a medir esos datos de salida de la población de los hogares, a través de la encuesta Encovi, encontramos que el 60 % de las personas que se habían ido entre 2012 y 2017 correspondían a la población de 15 a 29 años de edad”, señaló la docente.

Luego, en el monitoreo de Encovi siguió evidenciándose que el peso de la población joven se redujo, y se fue uniendo a ese proceso migratorio la población de mayor edad.

Ahí se fue incorporando la población de 30 a 60 años de edad y según la encuesta Encovi de 2022, el 90 % de los migrantes está en el rango de edad entre los 15 y 59 años”, sostuvo.

Teniendo en cuenta que uno de los factores que aceleró la pérdida del bono demográfico fue la migración, la especialista insistió en que solo la ralentización del proceso migratorio podría evitar el crecimiento de la curva de envejecimiento poblacional.

“Lo que se puede dar es una desaceleración de la relación de dependencia demográfica si se logra revertir el proceso migratorio”, agregó.

Proceso migratorio aceleró el envejecimiento demográfico de la población venezolana
Jose G. Ortega Castro / Unsplash

Actualización educativa

El  bono demográfico no se perdió solo por la migración, sino que, es parte de la sumatoria de factores que se fueron añadiendo con el tiempo.

Resaltó que una de los factores es precisamente las adecuaciones en materia educativa, las cuales no se han ido ajustando en el contexto de las necesidades que demanda el desarrollo del país y de la región.

“Nosotros no hicimos las mejoras necesarias en materia educativa. En este momento estamos hablando de una mejora en el pensum cuando esas modificaciones debieron haberse hecho hace mucho tiempo atrás. Uno de los países que es modelo en aprovechamiento del bono demográfico es Corea del Sur, donde concentró recursos y voluntad política para masificar la educación media, pero además diversificándose. Para ello, contó con el apoyo del sector privado”.

De acuerdo con Freitez, el Ministerio de Educación coreano no contaba con la capacidad de dotar a todos los liceos de la infraestructura necesaria para brindar la educación diversificada de calidad y manteniendo las actualizaciones tecnológicas necesarias.

Entonces, se articuló un plan de formación integral donde el estudiante fomentaba la educación académica en la escuela mientras compaginaba sus estudios en la práctica laboral como aprendices”, sostuvo Freitez.

Destacó que en Venezuela, a través del Instituto Nacional de Capacitación y Educación (Ince), renombrado por el régimen venezolano como Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), se puso en marcha una iniciativa importante para reforzar la educación técnica en áreas de interés estratégicas para el país.

La reactivación del Inces o la incorporación de alguna otra institución que cumpla funciones similares debe hacerse lo más pronto posible, para potenciar las capacidades productivas en los sectores que requieren una mano de obra calificada”, aseguró la coordinadora de Encovi.

Fuentes y mediciones externas

Los cálculos con relación a qué tan envejecida está la población son difíciles de hacer, debido a que no se poseen las fuentes estadísticas para hacer esos ejercicios.

“Por ahora, las fuentes que se están usando son las que maneja la división de población de Naciones Unidas. En 2019 se pudo desmontar la posición gubernamental de crecimiento poblacional gracias a la data de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Gracias a ello se comprobó que Venezuela no tenía 33 millones de personas como se preveía según el censo de 2011 que iban a tener para 2020, sino que éramos 28 millones”.

Destacó que los datos de la Encovi no les permitiría llegar a una estimación similar, en virtud de por ejemplo, cuando el hogar emigra por completo no hay quien reporte ese caso.

“La ONU a través de la implementación de procedimientos en directo y modelos matemáticos son quienes manejan esa estimación de 28 millones que hasta ahora es la fuente más fidedigna con la que contamos debido a que el Estado venezolano no proporciona cifras”, dijo la demógrafa.

La pérdida de la natalidad

Cuando la población joven se va del país, los hijos que tienen en el exterior no se contabilizan en Venezuela.

Todo eso va abonando el proceso de envejecimiento. Cuando hablamos de este proceso estamos aludiendo a una tendencia del crecimiento de la población de 60 años de edad o más. Como es una cifra relativa, si la población más jóven va disminuyendo el peso de la población adulta mayor va aumentando. Es por ello que, no solo aumenta en términos absolutos sino en términos relativos”.
Proceso migratorio aceleró el envejecimiento demográfico de la población venezolana
Freestocks / Unsplash

Freites resaltó que el país experimentó pérdida de la población con las tres variables que determinan el cambio demográfico.

Tenemos pérdida por migración, pérdida por los nacimientos que no se están produciendo en Venezuela y hemos tenido pérdida por el avance de la mortalidad”, dijo Freites.

Aunado a ello, las estimaciones de Naciones Unidas determinaron que se perdió alrededor de tres años en la esperanza promedio de vida de la población venezolana

Perder eso en tan poco tiempo es muy significativo. Este resultado tuvo mucho que ver con la mortalidad infantil experimentada durante finales de la década del año 2000 y 2010. Además, dentro de los factores de riesgo asociados con la sobrevivencia de la población infantil está incluido la alimentación de la madre y del recién nacido, así como los controles del embarazo, y los programas de inmunización los cuales desconocemos su alcance real”.
Noticias relacionadas