• Por 25 años, la teniente coronel Francisbell Reyes ha servido en los Bomberos de Caracas con la misión de ayudar a la comunidad

“En el momento que ingresas a la institución de los bomberos te enamoras”, son las primeras palabras que expresa, sonriente, la Teniente Coronel Francisbell Reyes, integrante de los Bomberos de Caracas desde hace 25 años.

Su base está en la estación de San Bernardino desde donde trabaja con el objetivo de ayudar a la mayor cantidad de personas diariamente. Sentada frente a su escritorio con su radio y una linterna junto a ella, Reyes recuerda orgullosa sus inicios en el cuerpo de bomberos.

Foto: José Daniel Ramos

En 1995, Francisbell estudiaba Publicidad y Mercadeo, y entrenaba en un gimnasio cuando observó un aviso de prensa en el que buscaban a pasantes para las brigadas médicas de los bomberos y aceptó hacer las pruebas, una decisión que le cambiaría la vida.

“Sabes que todo niño sueña con ser bombero, cuando le preguntas a los niños qué quieren ser, eso es lo que escogen, en mi caso no fue así. Pero después de que estás aquí, que vas haciendo carrera, que conoces lo vulnerable que es la vida, cómo puedes perderla en segundos, hace que valores todo. Comencé hace 25 años y permanezco aquí”, dijo Reyes.

Una de las cualidades que cautivó a Reyes fue poder ayudar a muchas personas, y resaltó que atender a niños, ciudadanos heridos, en muchas veces no tienen ni para comer, la hizo querer la vida y valorarla aún más.

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Hasta hace un mes, la bombero patrullaba en las calles de la capital atendiendo emergencias. Ahora desde la estación de servicio dirige a sus compañeros.

“Ser bombero es más que apagar incendios”, agrega.

El rol de la mujer en los bomberos 

Francisbell bebe un sorbo de café, llama a un compañero de la estación para chequear que todo está en orden y sonríe al recordar cómo era el trato hacia las mujeres en las estaciones de bomberos en los años 90. En esa época pocas mujeres llegaban a uniformarse, y Francis destaca que una mujer tenía que hacer el doble de lo que normalmente hacían los hombres, para que la respetaran y tuvieran su propio espacio. Ahora se toma mucho más en cuenta a la mujer .

Foto: José Daniel Ramos

Una de las cosas que hace sentir más orgullosa a Francisbell durante su labor es ver la reacción de las personas cuando observan a una mujer atendiendo las emergencias, y con cualquier detalle le agradecen, hace que todo su trabajo valga la pena.

Como bombero paramédico ha tenido la virtud y la alegría de traer bebés al mundo en las estaciones de servicio, y a pesar de no tener los materiales e insumos al momento, ser parte del nacimiento de niños y ayudar a las madres le brinda una inmensa satisfacción.

Pero dentro de su servicio también le ha tocado ser parte de momentos muy difíciles y tristes. En el año 1999, en varios estados del país se registraron fuertes lluvias que causaron desastres en Vargas y Miranda, que dejaron miles de damnificados y una cantidad de fallecidos que no ha podido ser deterninada.

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Foto: José Daniel Ramos

Francisbell formó parte del equipo de rescate y también prestaba ayuda médica en los centros de acopio. Las lágrimas caen en su rostro cuando recuerda a los compañeros que perdieron la vida rescatando a las personas durante la tragedia.

“Muchos de nuestros compañeros se iban por ríos y los perdías, pero luego desde la sombras aparecían y te alegrabas de que estuvieran vivos, pero también te enterabas que un compañero fallecía y eso duele, todavía duele mucho”, lamentó con tristeza.

Ser madre y ser bombero 

Cada día Francisbell se levanta temprano, hace el desayuno para sus hijos. Antes de salir de su casa se persigna religiosamente y le pide a Dios que la cuide, luego lleva a sus hijos al colegio y se dirige a la estación de servicio hasta la tarde, cuando busca a los niños o permanece en la estación si le toca la guardia nocturna.

Su primera hija, Génesis, nació cuando tenía 23 años de edad y desde pequeña la cuidó y compartió con ella en la estación de servicio y junto a sus compañeros, a quienes su hija llamaba “tíos”. Ocho años después nació su hijo Gabriel y por último Sophia, quien es la niña pequeña de la familia.

Ser madre y ser bombero representó para Francisbell sacrificar muchos momentos y no poder compartir junto a sus hijos eventos familiares, debido a que le tocaba trabajar, pero ellos nunca se lo reclamaron de alguna manera, sino la apoyaron y comprendieron en todo momento.

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A medida que sus hijos iban creciendo y les tocaba exponer en el colegio sobre lo que hacen los padres, ella siempre era la invitada y se sentía la heroína de sus niños y le pedían que llevara el camión, los cascos. Su padre es quien siempre le aconseja que no trabaje tanto y que esté más con sus hijos, pero ella sabe que ellos comprenden su labor y son muy pacientes.

Su pilar en la familia es su abuela de quien aprendió los valores más importantes: responsabilidad, respeto, humildad, honestidad, y ese mensaje espera pasarlo a sus hijos y a compañeros en las estaciones.

Ayudar en tiempos de crisis

En el último año la crisis de los servicios básicos, especialmente de agua y electricidad, han empeorado en el interior del país y la capital, lo que ha afectado considerablemente a los cuerpo de seguridad y atención para brindarle ayuda a los venezolanos.

Foto: José Daniel Ramos

Durante las fallas eléctricas en el territorio nacional, a comienzo de año, Francisbell estuvo en el operativo cuando en el ferrocarril que conecta La Rinconada con Los Valles del Tuy se quedó sin energía y más de 4.000 personas quedaron encerradas. Con el funcionamiento y un plan estratégico lograron sacar a las personas sin que hubiera heridos de gravedad o víctimas.

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Diciembre suele ser un mes de alerta debido a los fuegos artificiales, pero para la bombero todos los meses son esenciale, porque están de servicios los 365 días del año.

A pesar de que de contar con un camión y un jeep en funcionamiento, atienden 30 casos al día.

“En estos momentos de crisis hemos visto que muchos han prestado su colaboración. Algunos vecinos han traído un café o unas arepas. Siempre la comunidad ha estado con los bomberos a pesar de que la situación no está fácil para nadie”, asegura.

Rescatar y ayudar a personas en crisis es parte de las misiones diarias del cuerpo de bomberos y de Francis quien asegura que es lo que sabe hacer y no quiere dejar de ser bombera nunca.

Arriesgar la vida para brindar protección y poder salvar muchas más es una filosofía que representa a Francis, quien ve la calle como la “universidad de la vida” que te prepara y te da las experiencias que te forma como persona.

“Nunca la vida de un bombero es normal, nosotros somos los atípicos, los que corremos hacia la emergencia, cuando todos huyen de ella”.

Cada mañana la teniente coronel Francisbell Reyes se coloca su uniforme, se amarra sus botas, guarda la linterna y luego de persignarse sale dispuesta a ayudar al venezolano que lo necesite, sin importar de que sea hombre o mujer, su meta es hacer que la comunidad esté protegida.

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