• Nicolás, de 30 años de edad, es técnico en artes plásticas y habla tres idiomas. Está en constante aprendizaje en lo que al arte se refiere, sin embargo, admite que las oportunidades aún no han tocado a su puerta

Esta nota fue publicada originalmente el 30 de septiembre de 2023

Nicolás Alberto Pérez es oriundo de Caracas, pero vive en la ciudad de San Cristóbal (Táchira) desde hace varios años junto a su mamá, sus hermanas y una tía. Él fue diagnosticado con síndrome de Asperger cuando tenía 17 años de edad y desde entonces ha transitado por un camino de aprendizaje y convivencia con dicho trastorno del espectro autista, en el cual los idiomas y el arte han sido sus vías de escape y sus mejores aliados.

Para él, esa condición no tiene una connotación negativa y mucho menos representa un obstáculo. Por el contrario, considera que a través de ella logró vislumbrar una serie de facultades o virtudes de su personalidad que -inevitablemente- van de la mano con ciertas dificultades o retos que “hay que saber cómo llevar”.

“Fue muy importante para mí (el diagnóstico) y se logró gracias a una donación que me hicieron en ese momento”, dijo Nicolás en entrevista para El Diario.

Su mamá, Ana Pérez, afirma que desde que su hijo era un niño mostró conductas atípicas: poco interés en los tópicos escolares, hiperactividad y aprendizaje acelerado fueron algunas de ellas.

El artista con síndrome de Asperger que halló en el dibujo y los idiomas su propósito de vida

Así como con la lectura, la habilidad para aprender nuevos idiomas -como el inglés y japonés- y el desarrollo de sus dotes artísticos llegaron sin previo aviso. El primero gracias a aplicaciones, amigos en línea y la práctica constante; y el segundo, fomentado por su creatividad y perseverancia.

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“Al tener una condición como el Asperger no tienes una fluidez motriz como cualquiera, entonces ser pintor sería más fácil que ser dibujante, por ejemplo, pero yo quería un trazo fluido y me empeñé en eso”, indicó Nicolás, quien actualmente tiene 30 años de edad.

Sus pasos en el arte 

Los primeros pasos de Nicolás en el dibujo se dieron con la caricatura. Un día decidió que era momento de perseguir sus sueños y empezó a dibujar. De a poco se fue interesando en las artes plásticas hasta llegar a hacer cuadros. Confiesa que al principio dibujaba muchos gatos por dos razones: le gustan estos animales y siente interés por la animación y el arte caricaturesco.

“A veces un dibujo mío parece simplista, pero el esfuerzo que tuve que hacer para lograrlo fue muy amplio”, dice haciendo referencia a la dedicación que le imprime a cada una de sus creaciones.

Al cabo de un tiempo descubrió aspectos relacionados con la cultura japonesa y comenzó a indagar más al respecto hasta el punto de enfocarse en aprender japonés. Ahora lo domina con facilidad.

“Comencé a aprender con amigos por Internet, ellos me enviaban cursos para que yo los hiciera y así lo logré”, precisó.

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Casi en simultáneo, Nicolás empezó a estudiar Artes Plásticas en la Escuela de Arte de San Cristóbal, donde dos años después se graduó como técnico en esa rama. Desde entonces se ha enfocado en perfeccionar sus técnicas de manera autodidacta.

El artista con síndrome de Asperger que halló en el dibujo y los idiomas su propósito de vida

“En febrero de 2020 estuve en Bogotá, Colombia, y fui a la embajada japonesa. Allí el agregado de ese país quiso que hiciera un trabajo para su restaurante, pero por la pandemia eso se vio paralizado”, explicó.

Durante su estadía en la capital colombiana trabajó como vendedor de arte informal y traductor en un paseo turístico, pero fue un empleo transitorio. Luego, regresó a Venezuela y se vio en la obligación de reinventarse, aunque sin mucho éxito.

“Fue muy duro, a veces la misma inestabilidad te obliga a buscar soluciones que te ayuden a pensar o ver cómo destrabar la situación que estás viviendo”, precisó.

Intentó emprender con una pequeña bodega en su casa y no le fue bien. Las ventas eran muy bajas, lo que generaba no le alcanzaba ni para reponer inventario y mucho menos para satisfacer sus necesidades básicas, así que la cerró. En ese punto llegó la idea de salir a la calle a ofrecer sus dibujos.

“Salir a pedir no es algo fácil”

En vista de que su situación económica no era la mejor y que sus intentos por conseguir un empleo formal habían sido infructuosos, Nicolás decidió salir a las calles de San Cristóbal como una vía de escape a la depresión en la que estaba sumido. La finalidad era dar a conocer sus dibujos y pedir apoyo económico como artista.

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“Yo no lo veo tanto como alguien que pide dinero, sino como el cantante que recibe propinas por su talento”, aclaró.

Asegura que cada vez que se acerca a una persona, lo hace con mucho respeto y siempre inicia con la frase “disculpe las molestias”, porque -a su juicio- nadie está obligado a darle dinero. Igualmente, hace una venia como símbolo de agradecimiento cuando alguien colabora con él.

“Yo no he encontrado la fórmula para ganarme la vida, por más que hable tres idiomas y tenga un técnico en arte. No soy un buen comerciante, me cuesta llegar a las personas y no suelo mirar mucho a los ojos porque no me lo permite mi condición”, detalló.

El artista con síndrome de Asperger que halló en el dibujo y los idiomas su propósito de vida

Pese a todo ello, hay jornadas en las que Nicolás corre con suerte y recibe buenas remuneraciones, bien sea por sus dibujos o sencillamente como un aporte económico que las personas desean darle sin interés alguno. Cuando eso ocurre, él ahorra parte del dinero obtenido y lo invierte: así nació la idea de vender ramen, una sopa de origen japonés, en su casa.

El precio de sus obras varía según diversos aspectos: el tamaño, el material y la complejidad. Un dibujo en hoja blanca cuesta 10 mil pesos colombianos (unos 2,5 dólares) y uno en cartulina grande lo vende en 20 mil pesos (unos 5 dólares).

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En cuanto a los ingresos, estos varían según la dinámica del día. Uno catalogado como “bueno” puede dejarle 50 mil pesos (12 dólares) y una jornada a la que califica como “normal” le genera unos 5 dólares.

“El dinero lo distribuyo entre reponer materiales para dibujar y aportar a la casa. La nevera la teníamos dañada, me esforcé y la arreglamos”, dijo.

“Hay muchos artistas, pero pocas oportunidades”

Para Nicolás Pérez, uno de los grandes problemas a los que se enfrenta es que hay un abanico amplio de artistas plásticos pero las oportunidades en el campo son reducidas. Eso, sumado a la crisis económica ha puesto cuesta arriba a varios de sus proyectos.

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“Quisiera soñar e ir más allá, me cuesta pensar a pequeña escala porque tengo una mentalidad un poquito globalista. Soy el tipo de persona que quiere hacer las cosas de una manera divertida y grandiosa a la vez”, explicó.

Tiene muchas ideas y proyectos que desea ejecutar en algún momento. Uno de sus planes es tramitar la nacionalidad española, pues su familia paterna es de ese país europeo. También anhela conocer Japón y adentrarse más en su cultura. Le gustaría trabajar en un call center como traductor. Actualmente está estudiando coreano y vietnamita. Mientras que en el arte se declara abierto a cualquier posibilidad: desde un proyecto animado, pasando por un mural, hasta una exposición de sus obras. Por ahora, sigue enfocado en su día a día y en hacer del conocimiento su mejor herramienta.

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