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- El equipo de El Diario recorrió el complejo de la Ciudad Universitaria para ver el avance de las obras de rehabilitación. Aunque solo falta la reparación de los sistemas de ventilación y aire acondicionado para reabrir su paraninfo, la directora de Cultura, Trina Medina, explicó que aún quedan varias obras pendientes para volver a operar al 100 %. Fotos: José Daniel Ramos
Dentro de la Plaza Cubierta de la Universidad Central de Venezuela (UCV), varias cintas plásticas amarillas acordonan la entrada al Aula Magna. Adentro, las puertas abiertas dejan entrever unos grandes extractores de aire, mientras los obreros van de aquí para allá realizando diferentes tareas. Todo forma parte de los trabajos de recuperación de la Ciudad Universitaria de Caracas, los cuales se ejecutan desde mediados de 2021 por una Comisión Presidencial del régimen de Nicolás Maduro.
De todas las obras bajo rehabilitación en el campus universitario, el complejo del Aula Magna es quizás el más emblemático, y el que más celeridad requiere. Desde hace dos años, todos los actos de grado de los egresados no se han podido realizar allí. Esto debido a que el espacio se encuentra cerrado desde 2020 por fallas en el sistema de ventilación y aire acondicionado. A esto se agregó una proliferación de hongos y bacterias que obligaron a mantenerlo clausurado.
Sin embargo, con el paso de los meses, el semblante del Aula Magna parece haber recobrado su normalidad, al menos externamente. La directora de Cultura de la UCV, Trina Medina, aclaró en entrevista a El Diario que todo el avance visto en las obras es apenas la punta del iceberg. Recordó que el complejo no solo está conformado por el Aula Magna, sino que también consta de la Sala de Conciertos, así como de la Galería Universitaria. También por tres sótanos en los que practican al menos siete agrupaciones musicales y teatrales.
Por ese motivo, si bien reconoce las mejoras en varios aspectos, todavía quedan muchos trabajos por hacer tras las bambalinas. De todo el proyecto de recuperación de las instalaciones, estimó que se ha cumplido cerca del 40 %. Aun así, considera que la primera etapa de la obra, que corresponde a la sala principal, podría estar lista próximamente.
La graduación soñada
Medina acotó que su mayor prioridad es volver a abrir el Aula Magna para realizar los actos de grado. Hasta ahora, estos se han realizado al aire libre en la Plaza Cubierta, lo cual si bien constituyó una mejora respecto a otras graduaciones más modestas realizadas durante la pandemia de covid-19, sigue sin cumplir el sueño de la mayoría de los estudiantes de recibir su título bajo las icónicas Nubes de Calder.
La directora de Cultura espera que pronto finalice la primera etapa de los trabajos, que si bien seguirán incompletos, al menos permitirán cumplir con esta tradición. “Nosotros estamos apostando para que nos entreguen el Aula Magna para finales de febrero, para los grados de marzo. No tenemos la seguridad, pues dependemos de la situación del país y del presupuesto. No sabemos si se va a completar, qué va a pasar aún en este momento en que todo está tan movido”, declaró.
A pesar de tener ese plazo estimado, admitió que no tiene ninguna certeza sobre cuándo podría reabrir el Aula Magna. Aseguró que solo falta por realizar la sustitución de los ductos del sistema de ventilación, así como la reparación y reemplazo de las unidades de enfriamiento de líquidos (chiller) del aire acondicionado. Sin embargo, indicó que la universidad no puede dar garantía de cuándo se completará esta parte de la obra, pues la Comisión Presidencial no les brinda ningún tipo de información sobre los plazos.
En su estado actual, el paraninfo del Aula Magna sigue sin ser apto para albergar eventos multitudinarios. Aunque ya se solventó la situación de salubridad por la humedad, Medina explicó que la falta de ventilación solo permitiría hacer graduaciones con grupos extremadamente pequeños, incluso con las puertas abiertas. “Los grados no podrían pasar de 80 graduandos y sin sus acompañantes. Porque se modificaría la carga calórica de la sala. Habría mucho calor para hacer un acto de cuatro horas, que no es lo recomendable”, agregó.
¿Qué se ha hecho en el Aula Magna?
El equipo de El Diario realizó un recorrido por el complejo del Aula Magna el 16 de enero para constatar el avance de las obras. A primera vista, pese a algunos detalles como jardineras descuidadas y baldosas caídas, se apreció la limpieza del espacio, así como su iluminación y la recuperación total de sus taquillas y los pasamanos de las rampas que conducen a sus balcones.
En toda la Plaza Cubierta faltan también varias placas metálicas, como la que hace homenaje a los miembros del Orfeón Universitario fallecidos en un accidente en 1976. Sin embargo, trabajadores de la Dirección de Cultura aclararon que estas serán restituidas en cuanto terminen todos los trabajos en las áreas externas.
Medina detalló que uno de los primeros trabajos realizados fue la impermeabilización del techo. También la intervención del sistema eléctrico, con la sustitución de fusibles dañados, instalación del sistema de aterramiento, rectificación de fases, reparación del voltiamperimetro y los bancos de interruptores. Además, se le hizo mantenimiento a la planta de emergencia y a los circuitos.
Al descender por una de las rampas de la plaza, se encuentra la Galería Universitaria. Aquí el ambiente es el de una zona en construcción, con potes de pintura y herramientas por el suelo, así como escritorios y sillas apilados en las esquinas. Aunque en algunas partes aún falta iluminación, en general ya la obra se ve bastante avanzada. Solo le faltaría, al igual que el paraninfo y la Sala de Conciertos, que los sistemas de aire que circulan por todo el complejo sean reparados.
Madera fina
Otro aspecto importante fue la restauración de todas las piezas de madera. Esto tanto de las puertas, diseñadas especialmente para contener el ruido, sino también de las paredes que recubren sus entradas. El jefe de la División de Programación y Producción de la UCV, Neyfran Ortuño, explicó a El Diario que el espacio sufría de una plaga de termitas, a pesar de estar hechas de maderas amargas, como samán, apamate y cují. Esto posiblemente por injertos de madera dulce, la cual atrae a estos insectos, hechos en refacciones previas.
Por eso, luego de un proceso de fumigación, se trató la madera con químicos en cápsulas que selló las partes afectadas en las que se escondían los nidos. “Este insecticida ataca estos poros y evita la repoblación de las termitas. Aparte de eso, fue sellado con cera de abeja, una cera especial para el tratamiento y pulitura de la madera, que es lo que le da ese aspecto oscuro bastante particular”, dijo.
De igual modo, en el caso de las puertas, se desmontaron varias piezas desgastadas por años de uso o por ser forzadas en algunas ocasiones. Dependiendo del caso, se repararon o sustituyeron sus herrajes y cerraduras, además de restaurar la madera alrededor.
Dentro de la sala
En el interior del paraninfo, cinco extractores repartidos en las salidas se encargan de mantener la circulación del aire. Esto ha permitido que ya no haya olor a humedad y se pueda respirar sin riesgos. Ortuño precisó que toda la sala fue tratada por meses con amonio cuaternario, un poderoso desinfectante que eliminó tanto las bacterias como al hongo que proliferó durante el tiempo de encierro.
Solo en el calor del recinto se resiente la ausencia de ventilación. Medina comentó que al hacer la revisión de la ductería, se descubrió la presencia de asbesto y lana de vidrio pulverizada. Estos materiales, aunque en su momento fueron comunes, actualmente están prohibidos para la construcción, pues son altamente cancerígenos. La directora señaló que en los ductos en mejor estado, todo este revestimiento se succionó con una aspiradora industrial, pero muchos otros debieron desecharse por su deterioro.
Sobre el aire acondicionado, queda pendiente la reparación de la torre de enfriamiento que alimenta los chillers. “Nosotros no tenemos acceso a la información que maneja la comisión presidencial con respecto a los aires acondicionados. Se ha manejado yo creo que con una extrema discreción, porque es como que nuestra casa la están remodelando y nosotros solo podemos estar parados para ver qué es lo que van a hacer”, reconoció.
De las 2.696 butacas que hay en el Aula Magna, muchas sufrieron los estragos de la contaminación por el hongo, pero también por el paso del tiempo. Actualmente la mayoría están tapadas por una funda protectora tras su desinfección, dejando descubiertas solo aquellas que requieren alguna reparación extra. Ortuño indicó que se debe sustituir la goma espuma del relleno, así como algunas fundas rotas. Estas están hechas de lana de ovejo, material que Medina añadió que solo se consigue en la Unión Europea, mientras que sus apoyabrazos son de semicuero.
Pero el elemento más importante del paraninfo son las Nubes Acústicas, instalación creada por el artista Alexander Calder para el techo del Aula Magna y cuyas propiedades de amplificación del sonido la convierten en uno de los cinco auditorios con mejor acústica del mundo. Medina señaló que al ser una obra de extremo valor patrimonial, no ha sido tocada todavía por la Comisión Presidencial. En cambio, esperan la visita desde Estados Unidos de un equipo de la Fundación Calder, el cual hará la inspección de la obra y será el que dé las directrices para su mantenimiento.
Aula Magna 300
Antes de la pandemia, y con miras a la celebración del tricentenario de la UCV en 2021, la Dirección de Cultura creó el proyecto Aula Magna 300. Este compilaba toda la problemática del complejo y elaboraba un plan de acción para su recuperación. Este plan cobra especial relevancia este 2023, cuando se cumplen 70 años de la primera vez que se estrenó el Aula Magna, el 3 de diciembre de 1953, por la entonces dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Aunque el auditorio no tuvo su apertura formal hasta el 2 de marzo de 1954.
Medina apuntó a que debido a la falta de presupuesto de la universidad, este proyecto estaba destinado inicialmente para buscar el apoyo de empresas privadas. También el financiamiento de antiguos ucevistas a través de la Asociación de Egresados, quienes podrían “apadrinar” económicamente alguna obra en específico.
Con la llegada de la Comisión Presidencial, se le asignó la recuperación del Aula Magna y la Plaza Cubierta a la empresa Racar Ingenieros C.A. Esta misma también intervino en la Facultad de Medicina, el Instituto de Medicina Tropical y la plaza del Rectorado, incluyendo su emblemático reloj. Fue entonces cuando la Dirección decidió presentarles el proyecto y sus representantes aceptaron.
¿Qué falta por hacer?
Medina explica que todavía queda mucho trabajo pendiente. Por ejemplo, además de la reparación y sustitución del aire acondicionado del paraninfo, se añade la instalación de dos chillers donados en 2017 por la Embajada de Estados Unidos para la Sala de Conciertos. También la recuperación del piso original de terracota, así como trabajos de friso y pintura en algunas paredes y techos.
En el caso del escenario del paraninfo, indicó que urge hacer mantenimiento correctivo de los escenarios. Esto consiste en lijar al menos tres milímetros del suelo, reparar los entramados y sellar con resina protectora, ceras hidrosolubles y pulir. No obstante, advirtió que a largo plazo será necesario sustituir las tablas en su totalidad, pues ya el piso se ha vuelto bastante delgado después de 70 años siendo lijado.
En cuanto a los baños, la Dirección de Cultura detalla en un informe que urge sustituir el sistema de fluxómetros, el cual posee su membrana vencida, lo cual provoca botes de agua al bajar la llave de los inodoros. También se deben reemplazar las llaves de paso, canillas y tuberías por su antigüedad, así como los espejos. También se requiere la actualización del sistema contra incendios.
No obstante, uno de los puntos que requiere más intervención es la modernización de los equipos usados en todo el complejo. Esto parte desde el sistema de sonido, con la restauración y mantenimiento de los sistemas de audio externo e interno de las salas. También de la sustitución de las luminarias por luces led, las cuales emiten menos calor y ahorran energía. Finalmente, se requiere la actualización de los sistemas de video, consolas y proyectores, así como la adquisición de un router y nuevos dispositivos de grabación.
Una universidad moderna
A pesar de ser declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, la Ciudad Universitaria no es una reliquia intocable, ajena a los cambios de la tecnología y la forma de relacionarse con los espacios públicos. De hecho, Medina acotó en que si en los últimos años la UCV parece haber quedado congelada en el tiempo, no ha sido por su condición especial, sino por los recursos reducidos otorgados por el Estado, que apenas alcanzan para el pago de nóminas y las operaciones administrativas básicas.
Por eso, si bien saluda y reconoce el trabajo hecho en los últimos meses por la Comisión Presidencial, aclaró también que el deterioro del campus pudo haberse prevenido de haber contado con presupuesto suficiente para su mantenimiento. Esto incluye también la modernización de espacios para adecuarlos a las exigencias de una universidad del siglo XXI, sin que esto atente contra las estructuras que sí son patrimoniales.
Por ejemplo, señaló que en el caso del Aula Magna, la intervención del piso del escenario, baños o sistemas audiovisuales se puede hacer, ya que no viola los criterios de preservación de la Unesco. De hecho, recordó que el paraninfo originalmente no fue diseñado para realizar espectáculos sino solo actos protocolares o conferencias, por lo que solo tenía la iluminación ambiental de su techo y sonido básico. Algo que fue cambiando en las décadas posteriores.
Un cambio que a Medina le gustaría incluir en el futuro es la construcción de un sistema de tramoyas en el escenario del Aula Magna. “Así podríamos presentar espectáculos teatrales, zarzuelas y óperas. Hacer estos eventos aquí les cuesta mucho a los productores, porque no tenemos una parrilla de tramoya como en el Teatro Teresa Carreño”, dijo. De igual forma, agregó que los actos se suelen filmar todavía con una antigua cámara de cinta. “En verdad estamos en un estado de obsolescencia, trabajando con las uñas”, agregó.
Sin detenerse
A pesar de todos los problemas, y todo el trabajo por hacer, Medina afirmó que la actividad cultural de la universidad no se tiene. La Dirección ha mantenido su programación habitual, de manera gratuita, en espacios como la Plaza Cubierta o Tierra de Nadie. Sin embargo, espera que la apertura de las tres salas del complejo les permita ampliar las posibilidades y realizar eventos más grandes. Incluso volver a los años de obras y conciertos de artistas externos, los cuales generaban ingresos para la universidad.
De igual modo, el sótano donde se encuentran los camerinos y salones de las agrupaciones culturales de la UCV ya está de nuevo disponible, luego de trabajos de limpieza e iluminación. Durante los años que el Aula Magna estuvo cerrada, ensayaron en los espacios de las facultades, incluso en la parroquia universitaria. Medina informó que se llegó a un acuerdo con la contratista para permitirles volver a sus espacios, por lo que reanudarán sus actividades allí a partir del 23 de enero.
Pero la mayor esperanza de Medina, y de todas las autoridades universitarias, es que pronto vuelvan a volar los birretes dentro del paraninfo. Una que también mantienen los estudiantes que están próximos a su fecha de graduación, y se asoman con cierta expectativa sobre las cintas amarillas cuando caminan por la Plaza Cubierta. Si la UCV poco a poco recupera su esplendor, la máxima consagración será cuando el Aula Magna vuelva a latir como el corazón de la Casa que vence a las sombras.
