• En El Diario conversamos con tres activistas que compartieron sus experiencias e historias sobre la labor que desempeñan como defensoras de los derechos humanos

Desde hace más de 200 años, las mujeres iniciaron la lucha por sus derechos fundamentales, como el de vivir sin violencia ni discriminación y poder participar en todos los ámbitos de la sociedad. Con los años, las diferentes exigencias se fueron haciendo más visibles en el mundo por la labor de diferentes pioneras y por los grupos organizados que se fueron creando. 

Para promover la equidad de género y celebrar los logros de las mujeres en todos los campos, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año 1975 designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. 

Actualmente, muchas mujeres se han sumado a esta lucha y abordan temas como garantizar los derechos de las mujeres, la visibilización de los feminicidios y la despenalización del aborto. En El Diario entrevistamos a tres activistas que se mantienen en el frente de esta causa.

Suzany González, una acompañante de mujeres sobrevivientes de violencia 

Desde muy pequeña, a Suzany González la movió el sentimiento de justicia, razón por la cual estudió Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). “Desde chiquita siempre era como la justiciera, con un carácter muy imponente para hacer justicia”, indicó.

Sostuvo que los momentos políticos e históricos que ha atravesado el país, al igual que a muchos otros jóvenes, le permitió interesarse en temas relacionados con los derechos humanos, por lo que posteriormente se especializó en Derechos Humanos y realizó un magíster en Derecho Penal Internacional. 

“En pleno estudio de un diplomado sobre los derechos humanos de las mujeres en el año 2013, una profesora empezó a describir cómo las feministas eran consideradas en la sociedad. Decía ‘las feministas somos incómodas porque demostramos cómo las relaciones de poder son desiguales y no estamos de acuerdo con lo que estaba ocurriendo, somos incómodas porque rompemos estereotipos y reclamamos. Nos dicen que somos intensas, fastidiosas e histéricas’”, detalló. 

A medida de que escuchaba esa descripción, González se percató de que siempre fue feminista y no lo sabía, lo que cataloga como su “salida del clóset al feminismo”.

A Suzany siempre le costó entrar en los estereotipos, de su niñez recuerda que no quería usar vestidos, lo que era un “trauma en la familia”. Comentó que le frustraba no poder demostrar sus rasgos de personalidad porque se suponía que tenía que entrar en ciertos parámetros. Movida por la justicia y los derechos humanos, no solo veía ese tipo de problemas reflejado en ella sino en las injusticias de las mujeres que estaban a su alrededor. 

“Sin embargo, no tenía etiqueta, no sabía cómo denominar esa sensación que tenía hasta que decidí estudiarlo, lo que fue como un proceso de liberación. Fue como: ‘esto es lo que yo soy, así es que se lucha en pro de los derechos de las mujeres’, y ahí empezó mi activismo”, aseveró la abogada de 36 años de edad.

Con 10 años de militancia en materia de derechos humanos de las mujeres, Suzany ha sido acompañante de mujeres sobrevivientes de violencia basada en género e investigadora en derechos sexuales y derechos reproductivos. Actualmente, es directora ejecutiva del Centro de Estudios de Derechos Sexuales y Reproductivos (Cedesex). 

Tres historias, una misma causa: los testimonios de mujeres que trabajan en pro de sus derechos

Trabajos en la protección de los derechos de la mujer 

Suzany González, que también trabajó en instituciones públicas en las que participó en el diseño de políticas públicas en materia de derechos humanos de las mujeres, destacó sentirse orgullosa de toda su trayectoría en el activismo. Fue viceministra de Protección de los Derechos de las Mujeres y candidata al Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas.

“Más allá de las dificultades de poder hacer políticas públicas desde allí (instituciones públicas), porque en un Estado desarticulado y sin ningún tipo de recursos es difícil realizar ese tipo de acciones, estoy orgullosa de haber puesto mi granito de arena”, señaló.

Puntualizó que hoy en día existe, aunque no se ejecuta en la práctica, un plan de prevención de embarazo a temprana edad del que fue impulsora y coredactora.

Mujeres que la inspiraron

Suzany González relató que su abuela materna, quien falleció hace poco tiempo, al igual que millones de mujeres en todo el mundo, fue víctima de violencia machista durante toda su vida. “Ella fue golpeada y maltratada, sufrió todas las formas de violencia que existen”, añadió.

Entre las formas de violencia que vivió su abuela, contó que fue contagiada por su esposo del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y murió de Sida.

Mi lucha por las injusticias en materia de violencia de género y en especial en derecho sexuales y reproductivos viene de allí. Varias mujeres a mi alrededor, que bien pueden describirse como trabajadoras y estudiadas, como mi madre y mis tías, también vivieron embates de la violencia psicológica asociadas a la violencia machista o sueños que no pudieron cumplir porque no estaba hecho para mujeres”, destacó.

Sin embargo, la capacidad resiliente de las mujeres de su familia de “echar para adelante” a pesar de las desigualdades la inspiraron de gran forma. Al igual que personajes históricos feministas como: Simone de Beauvoir, Olympe de Gouges, Judith Butler, Angela Davis y Argelia Laya.

Sostuvo que todas las mujeres son unas sobrevivientes de un sistema machista que las violenta permanentemente. “No es que las mujeres seamos más guerreras, es que hemos tenido que sobrevivir a un sistema que es mucho más violento con nosotros que con los hombres”, agregó.

Resaltó que no es una guerra de género, porque los hombres también son víctimas del sistema machista, pero las mujeres se llevan la peor parte.

En este sentido, indicó que ha visto casos en los que ha acompañado a mujeres sobrevivientes de violencia machista, que en el andar del proceso se han convertido en activistas feministas y se han transformado gracias a esa causa de lucha por hacer justicia en su propio caso. 

La impunidad, uno de los problemas más difíciles de afrontar

Suzany precisó que aunque son muchas las cosas difíciles que ha atravesado como activista de los derechos de la mujer, la impunidad y la indolencia que viven las mujeres, niñas y adolescentes en todo el mundo son “las que más le duelen”. 

“Encontrarse con la pared de un sistema de justicia que casi que garantiza la impunidad de los agresores y de los hombres que violentan a la mujeres y que nos tengamos que someter a unos procesos públicos de difusión tan fuerte para que se haga justicia, porque si no se hace viral en redes sociales es difícil conseguirla, es desgastante, desesperanzador y frustrante”, afirmó.

La abogada ha convivido con la impunidad diariamente, lo que ha afectado su salud mental, por lo que es un aspecto que trabaja personalmente. Indicó que debido a que no es fácil cargar con los problemas de otros, es necesario que las mujeres que lidian con dolores propios y de otras compañeras, necesitan tener espacios de terapia y apoyo psicosocial.  

A su juicio, la indolencia es otro tema que sigue latente en la cotidianidad, como cuando se criminaliza a una mujer que interrumpió su embarazo sin preguntarle las razones tras su decisión.

Cuando se condena a una niña violada a una maternidad forzada, o cuando se justifica una violencia porque ‘la mujer era safrisca y se merecía su golpiza’, detrás de todo eso hay una indolencia tan grande que me frustra y me llena de impotencia”, resaltó.

Destacó que por lo general las mujeres activistas están desprotegidas, por lo que es importante tener una red de apoyo, debido a que lidian con “machirulos (hombres) que matan mujeres”. 

Para Suzany, aunque las mujeres han avanzado mucho respecto a la lucha por sus derechos, aún falta mucho camino por recorrer, debido a que todavía existen brechas en cuanto a la equidad, la violencia de género y el acceso a métodos anticonceptivos. 

Laura Cano, una voz por los derechos de las mujeres

Laura Cano comenzó su activismo en pro de los derechos de la mujer en la Universidad Central de Venezuela (UCV), institución en la que estudió Comunicación Social. Mientras cursó la carrera, perteneció a un colectivo cultural que tenía una sede de formación y encuentros para trabajos sociales.

“Nos reunimos cada cierto tiempo para hacer análisis de coyuntura política y estudiamos libros. Fue en esa etapa de mi vida, en el año 2014 aproximadamente, donde pude acercarme a mis primeras literaturas feministas. Al mismo tiempo, ese espacio me permitió conocer diferentes luchas que se gestaban en Venezuela y organizaciones feministas”, contó en entrevista para El Diario.

Cano sostuvo que en ese momento conoció la organización de mujeres Feministas en Acción Libre y Directa por la Autonomía Sexual y Reproductiva (Faldas R), la cual brinda información segura sobre la interrupción voluntaria del embarazo y aborda procesos relacionados con la educación integral e inclusiva y métodos anticonceptivos modernos.

“Conocerlas hizo que pudiera acercarme a su espacio de lucha y activismo. Aunque fui parte de esta organización un breve tiempo, me sirvió para conocer cómo en Venezuela un grupo de mujeres resistía a la penalización de la interrupción voluntaria del embarazo, frente a la desinformación y la estigmatización”, precisó la periodista de 27 años de edad.

Esos espacios de encuentros, en los que pudo profundizar temas relacionados con las desigualdades que viven las personas de los sectores populares y las mujeres empobrecidas y racializadas, la impulsó a sumarse a la lucha activista por los derechos de las mujeres.

Por otra parte, las luchas estudiantiles le permitieron reconocer sus capacidades de alzar la voz y participar activamente en procesos de cambios y de transformación cultural y social. Cano, que actualmente es miembro de las organizaciones no gubernamentales (ONG)  Tinta Violeta y Ruta Verde, recordó que en su época de estudio realizaban encuentros culturales en las escuelas de Antropología, Comunicación Social y Psicología.

“Encontrarme con expresiones contraculturales, antisistemas y antipatriarcales fue lo que me impulsó a estar en esta lucha”, aseveró.

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La relación entre su profesión y el activismo

Laura Cano precisó que el haber estudiado Comunicación Social le dio la iniciativa de investigar y luego de poder profundizar en algunos temas sociales, llevó a cabo sus trabajos de investigación periodística desde el enfoque de periodismo de soluciones develando “problemas sociales alarmantes”.

En sus investigaciones, abordó temas como la despenalización del aborto en Venezuela e incluso realizó campañas de publicidad dirigida a un público de mujeres jovenes en torno a que existia una organziaicón que brindaba información segura. 

Lo que estudié me dio la posibilidad de enfocarme desde la perspectiva del periodismo de soluciones y a través de esto develar la resistencia de estos grupos que buscan la transformación social”. 

Desde hace cuatro años milita en Tinta Violeta, una asociación civil que acompaña a mujeres, niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Para compaginar ambos esfuerzos, Cano vinculó lo aprendido en su carrera con la militancia en la organización, por lo que ha escrito diferentes artículos periodísticos y de opinión sobre el tema.

Además, coordina la campaña sobre la lucha por la despenalización legal y social del aborto de la Ruta Verde, plataforma que agrupa a más de 20 organizaciones. “Vincule la producción de contenidos audiovisuales con narrativas feministas por la desestigmatización social y legal de ese derecho humano en el país”, agregó. 

“El trabajo ha sido múltiple”

Laura Cano trabajado en medios alternativos internacionales en donde pudo realizar entrevistas no solo de acontecimientos de la lucha feminista o sociales en Venezuela, sino de otros países de la region. 

La activista explicó que la labor que realiza en la militancia es múltiple, ha participado en la planificación de las movilizaciones, construido campañas de sensibilización y comunicacionales en las redes sociales, y también realiza labores de vocería de las organizaciones.

“Dsde la Ruta Verde, que salimos todos los 28 de septiembre desde hace dos años como hito historico en Venezuela por la despenalización del aborto y los derechos sexuales y reproductivo, nos ha costado sostener los espacios de participación, asamblarios y de despolarización”, explicó.

Comentó que el espacio de la Ruta Verde agrupa a distintas organizaciones que son parte de diferentes posiciones sociopolíticas e ideológicas en algunos casos, pero que se unen a los derechos de las mujeres, de las niñas, de los adolescentes y personas gestantes. 

A su juicio, pese a la crisis económica que atraviesa el país que dificulta las movilizaciones, las feministas han demostrado sostenibilidad de encuentros y una diversidad de organizaciones se unieron en la misma lucha. 

En este sentido, contó que actualmente están recogiendo firmas por un proyecto de ley orgánica sobre derechos sexuales y reproductivos, el cual tienen un capítulo que deroga los cuatro artículos del Código Penal que criminalizan el aborto y también incorpora la categoría de personas gestantes por el entendimiento de las diversidades sexuales. 

En el proyecto, que ya cuenta con 10.000 firmas, se destaca el derecho a la educación sexual integral, a partos humanizados, al acceso gratuito a métodos anticonceptivos y tratamientos de enfermedades de transmisión sexual. 

“Esa iniciativa ciudadana la queremos presentar ante la Asamblea Nacional con más de 21.000 firmas que respalden ese proyecto de ley. Estamos presentando un modelo de ejecución del Estado venezolano con la participación protagónica de las organizaciones feministas y de la salud sexual, y de la ciudadanía en general en el ejercicio de sus derechos humanos”, detalló Cano.

Impactos en la actualidad

Cano considera que las mujeres desde la primera ola del feminismo en siglo XVIII han dejado semillas e impactos en la sociedad significativos. “Es decir, todos los derechos que tenemos nosotras como mujeres, siendo la mitad de la población mundial, ha sido porque nuestras ancestras lo han luchado. Ellas han puesto el cuerpo, la mente, el conocimiento para la construcción de teoría para exigir, conseguir y defender los derechos a lo largo del tiempo”, destacó.

Añadió que aunque existe un cúmulo de lucha anterior que permitió a las mujeres estar en donde están hoy en día, no se debe dejar de tomar en cuenta que sigue existiendo un sistema capitalista y patriarcal que golpea las mentes de las mujeres e insiste en no reconocer sus derechos.

“Las feministas seguiremos resistiendo, a pesar de que eso, en muchos casos, ha costado la vida”, aseguró.

Melanie Agrinzones, una mujer que se esfuerza para visibilizar los feminicidios

A los 12 años de edad, Melanie Agrinzones comenzó a investigar por sus propios medios temas relacionados con el feminismo y el activismo en derechos de la mujer. Sus propias vivencias en espacios empobrecidos de derecho y el ser una persona muy empática, la impulsaron a expresarse sobre lo que veía a su alrededor.

El haber estudiado Estudios Internacionales en la Universidad Santa María (USM) contribuyó a sus conocimientos sobre derechos humanos y organismos internacionales. Sin embargo, precisó que el sistema educativo continúa siendo machista, por lo que en la teoría se habla muy poco de los aportes de las mujeres en el tema de las relaciones internacionales.

“No quiere decir que no vimos casos, pero fueron muy pocos los aportes. Mi tesis abordó el tema de empoderamiento económico y conseguir tesis en la universidad sobre feminismo, género, mujeres, fue casi imposible”, detalló.

La finalidad de Agrinzones, cuya principal area de estudio es la teoría feminista y los derechos humanos de las mujeres, es buscar que la sociedad sea mas pacifica y democratica. 

Elegí este camino porque me apasiona defender los derechos humanos. Hablar de feminismo, género y derechos sexuales y reproductivos es algo que me nace de forma natural”, indicó.
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Tener empatía es importante

Agrinzones, de 25 años de edad, mencionó que es importante que todas las personas que creen en los derechos humanos y que los defienden conozcan que la escucha activa y la empatía es relevante. Sostiene que se debe conocer que no se tiene la verdad absoluta y que la desconstrucción es un proceso en el que aún se trabaja.

“Al momento de hacer activismo se debe entender que existe diversidad, que no hay una sola forma de ser mujer, que mi vivencia no puede limitar la experiencia de otras mujeres, ni puede negar la existencia de otras realidades”, afirmó.

A su juicio, el hecho de que cada día sean más las mujeres que se suman a la lucha por sus derechos demuestra que las sociedades podrían llegar a ser más pacíficas, igualitarias y democráticas, gracias a su participación plural.

La activista precisó que la diversidad es importante, como cuando se tienen varias voces y personas que desde sus propias realidades pueden visibilizar los diferentes problemas y proponer alternativas.

“Las mujeres estamos, en su mayoría, trabajando y visibilizando desde espacios pequeños o grandes para tener una mejor calidad de vida y para hacer valer nuestros derechos; para un futuro mejor donde quizás nuestras hijas, hijos, nietas o nietos, vivan en un sistema menos machista y más igualitario”, aseveró,

Trabajo en la visibilización de los feminicidios

Melanie Agrinzones es cofundadora de Uquira, un grupo feminista independiente que opera de manera virtual y presencial con manifestaciones de calle, el cual lleva un registro de casos de feminicidios y de abusos sexuales. 

Junto a sus compañeras de la organización y otras feministas, Agrinzones ha salido a las calles muchas veces para exigir los derechos humanos de la diversidad de mujeres y para visibilizar las realidades que atraviesan.

“Además de documentar casos de feminicidios, abuso y violencia sexual, tratamos de educar sobre feminismo, sobre interseccionalidad (un enfoque que toma en cuenta el sexo, el género, la etnia, la clase o la orientación sexual). Creo en un feminismo interseccional”, precisó.

Enfrentarse a las narrativas antiderecho y a personas que por no estar de acuerdo con sus posturas las agreden, es una problemática que la ha afectado personalmente. En redes sociales como Twitter, ha recibido acusaciones, amenazas, insultos y señalamientos sin fundamentos.

Sin embargo, no considera que Twitter sea la realidad social porque es una plataforma que está llena de bots (programas que realizan tareas repetitivas, predefinidas y automatizadas) y cuentas organizadas para atacar a las activistas que defendemos los derechos humanos.

Agrinzones añadió que todavía hay un debate contra el feminismo sobre todo de grupo antiderechos que no quieren que los derechos de las mujeres y de las diversidades de personas avancen. “Hay un tema ideológico, se nos tacha de mil cosas, y hay movimientos conservadores que usan las redes sociales para atacarnos”, puntualizó. 

Recordó que en una oportunidad fue victima de violencia física frente a una iglesia y en otros lugares le han gritado insultos, como cuando ha estado protestando por la legalizacion y despenalización del aborto. No obstante, son pocos los ataques fuera de lo virtual que han experimentado. 

A su juicio, aún falta mucha información que dar en la sociedad sobre feminismo, por lo que hay que crear nuevos espacios para el intercambio de conocimientos

Es difícil subsistir en el activismo, que es algo normalmente voluntario, cuando soy mujer, tengo varios trabajos. Uno se siente sobreexplotada, por lo que hay que aprender a poner límites y de que no es mi responsabilidad poner con todo. (…) Trato de visibilizar y apoyar la mayor cantidad de casos que puedo”, señaló.

Se puede comenzar en el activismo con proyectos pequeños

Las mujeres de su familia, las cuales han trabajado por su independencia y libertad de pensamientos, la ayudaron en su formación como feminista. “Más allá de lo teórico, creo en lo vivencial, en lo práctico y en el sentir, eso me mueve a ser empática con las personas”, agregó.

En este sentido, para las personas que desean formar parte del activismo por los derechos de la mujer, Agrinzones señaló que se pueden acercar o entrar en contacto con organizaciones de derechos humanos y activistas que les puedan servir de guía.

“Pueden empezar con proyectos pequeños, como escribir en redes sociales sobre derechos humanos o un blog sobre el mismo tema. También se pueden movilizar desde sus propias comunidades en pro de alguna causa en la que se crea. Organizar dentro de las comunidades actividades para identificar las necesidades que se tienen y desde allí comenzar con un activismo que luego pueden llevar a espacios más grandes”, puntualizó. 

A Agrinzones le resulta importante el acercamiento con esas redes de activismo porque son lugares de apoyo, que de manera conjunta además de luchar en pro de los derechos de las personas también pueden crear narrativas distintas a las establecidas por el sistema. 

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