• El equipo de El Diario conversó con David Malavé, fundador de Kalathos Ediciones, sobre su participación en la edición número 82 de la Feria del Libro de Madrid y la percepción de la literatura venezolana en el ámbito español

En la caseta 187 del Paseo de Fernán Núñez, en el Retiro de Madrid, se encuentra un espacio lleno de algarabía donde un país, dispersado por la tragedia, logra encontrarse nuevamente bajo el techo de las palabras y cobijarse en su tradición literaria. En ese pequeño cubículo están Artemis Nader y David Malavé, fundadores de la editorial venezolana Kalathos, acompañados de una serie de títulos, desde poesía hasta ensayo político, para presentar en la feria del libro de la capital española. 

Kalathos, una editorial para el reencuentro de los venezolanos en la Feria del Libro de Madrid
Foto: José Ferrer
Feria de Madrid. Desde el 26 de mayo hasta el 12 de junio de 2023.

En ese paseo se encuentran 385 casetas, con 424 expositores y la presencia de más de 1.000 editoriales. Es uno de los eventos culturales más importantes en el mundo de habla hispana y la presencia de cualquier editorial entre sus filas es, como dicen algunos, una oportunidad que vale oro. David Malavé, por su parte, reconoce la importancia de pertenecer al evento, pero explica, con una voz pausada y analítica, que lo más relevante del espacio es su capacidad para reconectar a una identidad huérfana. 

Kalathos, una editorial para el reencuentro de los venezolanos en la Feria del Libro de Madrid
Foto: EFE
Existe una orfandad cultural, institucional, afectiva e identitaria. Los vecinos de la caseta me han comentado que no entendía la razón por la cual todos los visitantes no, solamente, compran y se van, sino que se quedan hablando. Y yo les decía, ‘¿No te das cuenta que nosotros no tenemos país, no tenemos nación? Nosotros estamos dispersos por el mundo por una catástrofe’”, comenta Malavé en exclusiva para El Diario.

Eso ha representado el metro y medio, compartido con dos editoriales españolas, de una caseta que ha arropado a los visitantes, tanto venezolanos como extranjeros, para dar cuenta a través de un amplio catálogo de las vicisitudes de una identidad, si no rota, a la deriva. Kalathos ha publicado más de 60 obras desde su creación en 2008 y este año ha podido contar con la visita de distintos autores para engrandecer el esfuerzo de participar en la feria. Algunos de ellos, como Rolando Peña, Edda Armas, Federica Palomero, Max Römer, Leonardo Padrón, entre otros, han podido presentarse bajo la frondosidad de la vegetación del parque y conversar con sus lectores. 

Leer más  Día del Trabajador: la edad no es un impedimento para continuar generando ingresos
Kalathos, una editorial para el reencuentro de los venezolanos en la Feria del Libro de Madrid
Foto cortesía

Estos encuentros, comenta Malavé, han sido acompañados por anécdotas jocosas de conversaciones inacabables al frente de la caseta, mientras caen los goterones de lluvia; de abrazos amigables entre personas que solo se conocen a través de una obra y, sobre todo, se ha notado una realidad inequívoca: los venezolanos persiguen un nuevo vínculo con su lugar de origen. 

“Tenemos una necesidad insólita de encontrarnos, de abrazarnos y conversar. Eso va mucho más allá de comprar y firmar el libro. Esto me hizo entender que este metro vale oro, porque es la posibilidad de confluir todos en un lugar y poder abrazarnos, conversar e intercambiar ideas. Ahora, sobre todo hay un hecho que me parece fundamental: a pesar del trancazo de la catástrofe somos capaces de seguir produciendo”, explica.

La sensación de comunidad a través de la literatura es uno de los objetivos principales de la editorial. Incluso, para Malavé, una de las características esenciales de Kalathos es su compromiso ineludible con la difusión de la escritura venezolana. 

Un camino de noviciados para la Feria del Libro

Los pasos para participar en la Feria del Libro de Madrid son complicados de asimilar para una editorial pequeña y, sobre todo, con ademán extranjero. Sin embargo, el camino trastabillado de Kalathos, desde sus inicios en Madrid en 2016, ha sido constante en un mercado caracterizado por su experticia en las etapas del libro y, en estos momentos, saturado por la reproducción incesante de propuestas. 

Leer más  Día del Trabajador: la edad no es un impedimento para continuar generando ingresos

Para participar en la feria necesaria la agremiación en el mercado y el reconocimiento de los medios españoles. Luego, los encargados de la feria analizan la calidad de los textos publicados y su cantidad para, después de ese estudio, dar el visto bueno para la participación.

Al principio, no teníamos una caseta, sino un espacio en común para las editoriales pequeñas. Sin embargo, redistribuyeron el espacio y ganaron metraje y me dieron la posibilidad de compartir un espacio con una editorial infantil de unas chicas en Barcelona y otra de Valencia”, cuenta David Malavé.

Ahora, todo el proceso previo al espacio en la feria comenzó con el análisis de una sociedad venezolana en aras de la decadencia. Los espacios culturales cerraron, la inseguridad creció, la inestabilidad política y económica fundamentaron una crisis sin precedentes y David Malavé, junto a su esposa, tuvo la obligación de emigrar. En ese vaivén lleno de ausencias, al cual se han tenido que enfrentar más de 7 000 000 de venezolanos, según las cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiado (Acnur), los fundadores Kalathos reflexionaron sobre la necesidad de los venezolanos, dentro o fuera del país, de relatar las extrañezas de su historia contemporánea. “Le dije a mi esposa, ‘mira, nosotros los venezolanos vamos a necesitar una plataforma editorial para contar nuestra versión de los acontecimientos'”, agrega.

Kalathos, una editorial para el reencuentro de los venezolanos en la Feria del Libro de Madrid
Foto cortesía

Sus conexiones previas con el ámbito editorial español, al ser fundador de la librería homónima en Los Galpones, Caracas, le permitió dar los primeros pasos seguros. Luego, su terquedad le hizo adentrarse en los ámbitos obligatorios para todo noviciado y conseguir, más allá de la aceptación de sus pares, un acompañamiento notable a través de la empatía y el reconocimiento de una literatura que, hasta hace poco, había permanecido escondida o brevemente reconocida. 

“La manera que tuvimos para explicar la necesidad de darle una voz, una presencia, a Venezuela hizo que algunos de ellos vieran el asunto con simpatía. Un ejemplo de ello es la agremiación y nuestra presencia aquí en la feria”, dice Malavé.

Leer más  Día del Trabajador: la edad no es un impedimento para continuar generando ingresos

Los primeros años se caracterizaron por el boca a boca y la difusión constante en librerías públicas y locales de comida venezolana. En 2016 comenzaron con la publicación de Cantos de fortaleza, una antología con 15 poetas venezolanas, Del fluir de Santos López y la Poesía selecta 1939-2000 de Juan Liscano.

Su incursión en la distribución del libro fue paulatina, pero a través de un bagaje de títulos publicados en Venezuela y algunos que tomaban forma en España lograron ese hito. Una de las publicaciones destacadas para la época fue, bajo el ojo y escogencia de Gisela Kozak, titulada la obra Siete sellos, crónicas de Venezuela. El bautizo del libro se realizó en una de las salas del Palacio de Linares, sede de la Casa de América. 

Por este trabajo de dos incansables del menester literario la Asociación de Editores de Madrid y la Federación de Editores de España agregaron a Kalathos, a través de un acta, en la lista de agremiados del ámbito editorial. En ese momento, los acompañó la editorial Eterna Cadencia por Argentina y, después de un tiempo de pasos noveles, encontraron su carta de presentación para la Feria del Libro.

La edición literaria, una conexión de terapia colectiva 

El mundo del libro es extenso y se subdivide en millones de ramas rizomáticas, pero David Malavé comenta con cierta suspicacia, como aquel que recuerda con alegría el principio de las cosas, que su vida profesional no estuvo dedicada al libro. El fundador de Kalathos estudió Medicina y Psiquiatría en la Universidad Central de Venezuela (UCV) pero el fervor por la literatura, encontrado en la adolescencia, le hizo involucrarse en el psicoanálisis porque es una vertiente que se nutre de la narración y el sentido imaginativo de la psique. “El psicoanálisis me permitía congeniar la medicina con la literatura. Iba de oyente a la Escuela de Letras de la UCV. Tenía amigos escritores, amigos poetas, pacientes del mundo literario”, agrega. 

Leer más  Día del Trabajador: la edad no es un impedimento para continuar generando ingresos

Su cercanía con el mundo literario le hizo pensar, luego de pasar horas en un consultorio abogando por la terapia individual, que los momentos sombríos que se divisaban para Venezuela iban a necesitar de un espacio de catarsis colectiva y la palabra, como puente comunicativa, es el techo más resistente que cobija el alma de los individuos. 

La literatura funciona como vínculo y ejercicio terapéutico. Esa fue una de las razones por las que inicié esto. Dije: esto es tan desastroso que no tiene sentido seguir en un consultorio; hace falta una acción más colectiva y efectiva y me pareció que la lectura, la escritura y la edición nos iba a permitir sanar la herida tan grande que tenemos”, explica.

Por eso mismo, uno de sus primeros fue la creación de una librería que se convirtió en un punto de encuentro en las lejanas calles de El Peñón del municipio Baruta y se llamaba Las Musas. En ese lugar Malavé descubrió el futuro de la librería y su transformación en un lugar dedicado al encuentro de los individuos bajo el aura de la literatura. Este sentido lo llevaron consigo para Los Galpones, en Caracas, para fundar las bases de Kalathos. 

Kalathos, una editorial para el reencuentro de los venezolanos en la Feria del Libro de Madrid
Foto cortesía

Las conversaciones y los recitales revitalizaron los espacios que había dejado el Ateneo de Caracas; la vida entre las copas de vino, las tazas de café, la imaginación galopante de los escritores se hizo notable en ese espacio y a partir de esa gratitud, con todos aquellos que visitaron con sus versos e inquietudes los pasillos de la librería, nació un esfuerzo editorial para brindarle una plataforma a la voz venezolana que, aunque rota y desgarrada por el presente, tiene mucho para contar.  

Noticias relacionadas