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La ecuatoriana que sorprendió a todos sus familiares al reaccionar dentro del ataúd en el que se encontraba murió el pasado viernes de un accidente cerebrovascular isquémico.
Bella Montoya, de 76 años, había sido declarada muerta -por primera vez- en un hospital de la ciudad de Babahoyo, en el centro de Ecuador, la semana pasada.
Pero cuando los dolientes que asistieron a su velatorio la escucharon tocar su ataúd, la llevaron de inmediato al mismo hospital para que recibiera tratamiento.
Después de siete días en cuidados intensivos, el Ministerio de Salud de Ecuador confirmó su muerte.
El comunicado del ministerio agregó que había permanecido bajo “vigilancia permanente” mientras estaba en el hospital.
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“Esta vez mi madre sí ha muerto, mi vida ya no será la misma”, aseguró su hijo, Gilbert Barberán Montoya, en declaraciones a un periódico local.
Después de su muerte, el 16 de junio, Montoya fue llevada de regreso a la misma funeraria antes de su entierro en un cementerio público.
Según la prensa local, la señora Montoya tenía una afección llamada catalepsia, en la que una persona experimenta convulsiones, pérdida del conocimiento y el cuerpo se vuelve rígido.
“El ataúd comenzó a sacudirse”
Tras ser declarada muerta por primera vez la semana pasada, Bella Montoya fue metida en un ataúd y trasladada a una funeraria donde, después de cinco horas, el ataúd comenzó a sacudirse. Cuando abrieron el féretro se encontraron con la mujer luchando por respirar, todavía con la bata y la pulsera del hospital.
“Mi madre empezó a mover la mano izquierda, a abrir los ojos, la boca; le costaba respirar”, contó su hijo, Gilbert, describiendo el momento en que se dio cuenta de que su madre seguía viva.
Un vídeo grabado por un vecino presente en la funeraria que se hizo viral muestra a la mujer tumbada en el ataúd abierto.
Minutos después Bella Montoya fue sacada del cajón, colocada en una camilla y trasladada al mismo hospital donde había sido declarada muerta.
La periodista ecuatoriana Cristina Muñoz le dijo a la BBC que no es extraño que no se abra el ataúd hasta que llegue a la casa fúnebre.
“La limpieza de un cadáver se hace a veces en los hospitales, pero preparar el cuerpo y maquillarlo antes del velorio lo hacen profesionales en las funerarias”, explicó Muñoz desde Quito.
Pero este cuidado en la funeraria no siempre tiene lugar, ya que -en palabras de Muñoz- “ese ritual suele ser muy caro por lo que familias con pocos recursos deciden hacerlo ellos mismos”.
Un caso que impactó al país
El Ministerio de Salud ecuatoriano creó una comisión para investigar el incidente.
Balberán explicó que había llevado de emergencia a su madre al hospital en la mañana y que “al mediodía un médico me dijo que había fallecido”.
Incluso le entregaron un certificado de defunción en el que se decía que había muerto de un paro cardiopulmonar, tras sufrir un derrame cerebral.
Según le dijo a la BBC la periodista Muñoz, el caso de Bella Montoya tuvo un fuerte impacto en el país.
Para Muñoz también están las puertas abiertas “para que su hijo pueda recurrir ante la justicia por negligencia, mala práctica y estrés emocional”.
En febrero hubo un caso similar al de Montoya en el estado de Nueva York, Estados Unidos, cuando una mujer de 82 años respiraba mientras se encontraba en una funeraria, tres horas después de haber sido declarada muerta en una residencia de ancianos.
