• Luego de años dedicado al mundo financiero, la muerte de su padre llevó al expresidente de Banesco a perseguir una de sus grandes pasiones. Por eso, convirtió su historia personal y la fragilidad de los recuerdos en arte con su primera exposición Álbum familiar: una poética de la ausencia

Óscar Doval reconoce que se siente incómodo hablando sobre arte. Lo suyo, cuenta entre risas, mientras se ajusta la corbata del traje, son los números. Décadas trabajando como consultor financiero prepararon su cerebro para analizar rápidamente las fluctuaciones de los mercados bursátiles o el riesgo detrás de una inversión, pero no para encarar el reto de expresar con palabras aquello que materializó en sus obras.

Sin embargo, detrás de él se exhiben las imágenes producto de dos años de introspección e insomnio. Movido por la inminencia de la muerte de su padre, en 2020 Doval se refugió en los álbumes de fotos, los cuales digitalizó para convertirlos en piezas de arte. El resultado fue su primera exposición, El álbum familiar: una poética de la ausencia, la cual se inauguró el 20 de octubre.

La quinta Arquetipo de Altamira, en Caracas, un espacio de venta de artículos de hogar de alto perfil, alberga las obras en sus salas, entre sus muebles de diseñador y lámparas de cristalería fina. Así, curiosamente logró la calidez de un ambiente íntimo y familiar, como quien mira los retratos en las paredes de un hogar. 

Se trata de 35 obras gráficas, 3 pinturas y 6 esculturas realizadas por Doval entre el año 2021 y 2023. La curadora María Luz Cárdenas las distribuyó en tres zonas o estaciones simbólicas: La Emperatriz/Reina Madre; Sagrada Familia y Rituales familiares.

Cuestión de tiempo

Óscar Doval: una búsqueda del equilibrio a través del arte
Foto: Cortesía

Doval bromea con la prensa pidiéndole que le pregunten sobre la Bolsa de Valores de Caracas, donde tuvo una reunión más temprano. Confiesa que aún siente algo de pudor cada vez que lo llaman artista, pero también se dibuja una sonrisa en su rostro. Hace otra broma: esta vez sobre la ironía de ser considerado como artista emergente a los 56 años de edad. Aun así, también apunta a que era el momento perfecto para emprender un camino por el que siempre se sintió atraído, pero inseguro.

En entrevista para El Diario, el consultor financiero dice que toda su vida estuvo marcada por el arte. En gran parte por influencia de su padre, quien desde niño le inculcó esa pasión y con quién podía sostener largas conversaciones sobre sus colores favoritos. Por él entró en la Escuela Técnica de Artes Visuales Cristóbal Rojas, donde aprendió pintura y escultura. Pero al terminar el bachillerato, si bien tenía opción de continuar su formación, la incertidumbre sobre su futuro le hizo inclinarse por una carrera más convencional. Terminó estudiando Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), especializándose en Psiquiatría.

Quizás esa misma incertidumbre llevó a Doval por otros caminos insospechados, pues ahora también bromea con que la vida lo preparó para ser de todo, menos psiquiatra. Realizó estudios en Administración y Finanzas y avanzó en cargos corporativos. Llegó a ser presidente del banco Banesco entre 2017 y 2018, hasta que la entidad sufrió una intervención temporal por parte del régimen de Nicolás Maduro. Y luego de eso, hasta la actualidad se mantiene como director de la casa de bolsa Rendivalores y de la Asociación Venezolana de Capital Privado (Venecapital). 

Vivir de lleno en el mundo financiero, sometido a un montón de variables económicas y hasta políticas hizo que la pintura pasara a un segundo plano en su vida. Ocasionalmente hacía obras personales que terminaban en su estudio o en casa de algún allegado. También se dedicó al coleccionismo de arte, pero nunca con la misma relevancia de antaño.

La pintura es algo íntimo totalmente, era privado, solamente las conocían mis allegados y personas íntimas y yo creo que la enfermedad y la muerte de mi padre me dijeron hasta cuándo, si es una vocación que está allí presente, por qué no ejercerla”, cuenta.

El padre

Óscar Doval: una búsqueda del equilibrio a través del arte
Foto: Cortesía

El mundo parecía un lugar diferente en 2021. En medio del encierro por la pandemia de covid-19, Doval pasaba las noches en vela al lado del teléfono. La lucha de su padre contra el cáncer llegaba a su final, y la espera por una llamada que realmente no deseaba recibir le hacía permanecer hasta la madrugada viendo fotografías antiguas. 

Una noche decidió fotocopiar una de esas imágenes e intervenirla como un ejercicio de catarsis. Le gustó el resultado, y al cabo de un tiempo comenzó a digitalizarlas en la computadora para experimentar, de una forma muy intuitiva, con las líneas y siluetas. No usó ningún programa profesional de edición (los cuales admitió no saber usar aún). Solo la herramienta de Paint y la necesidad de crear algo sobre esa base de recuerdos que evocaban aquellas imágenes. 

Cuando el sentimiento era más melancólico, más doloroso, y está muy ligado a lo que la fotografía producía en mí, aparte que ese día estaba particularmente triste por algo, probablemente son fotos que vas a ver con composiciones más oscuras en su esencia, por ejemplo, con rostros ausentes, quizás tonos más apagados. A veces me escapaba de eso utilizando colores más vivos”.

Por ejemplo, en muchas imágenes están presentes tonos rojos vivos y magentas, colores que Doval asocia a su propia emoción. Sin embargo, en otros una figura sin rostro destila amarillo. Es su padre, a quien representa así como una forma de simbolizar su ausencia física, pero que se manifiesta con la energía de su color favorito. Uno que recuerda de sus largas conversaciones sobre arte, y que incluso llegó a estar presente en la cocina de su antiguo hogar.

“Mi padre era un amante profundo de la plástica. Él tuvo una historia parecida, porque con todo y que estudió dibujo, nunca hizo carrera dentro del tema del plástico, quizás también por miedo o por necesidades económicas. Pero sí creo que es una manera de rescatarlo y tenerlo internamente presente, a través de cada espacio creativo”, reflexiona.

Memorias

Óscar Doval: una búsqueda del equilibrio a través del arte
Foto: Cortesía

Doval camina entre los muebles de exhibición de la quinta Arquetipo contando la historia detrás de cada una de sus obras. Evita dar vueltas sobre los simbolismos de cada trazo y prefiere hablar desde la sinceridad de lo que conoce mejor, que es su familia. En esos cuadros está encriptado un momento de su memoria que el paso del tiempo ha ido difuminando, hasta convertir a sus seres queridos en líneas borrosas o figuras sin rostro.

Así, como en el negativo de una foto, una energía con los colores que Doval asocia a sus emociones más fuertes va trazando contornos de figuras que comparten unas vacaciones en Los Caracas o en el Parque del Este, una foto de sus padres de novios o de Adela, su madrina, una mujer andaluza que nunca tuvo hijos, y que crió a Óscar y sus hermanos como parte de una gran familia.

Algunas imágenes son extremadamente difusas, como una señal tenue, pues representan momentos que Doval ya olvidó o que directamente nunca vivió, pues en sus álbumes habían fotos hasta de 1910. En otros, las figuras y colores son más nítidos, como en una escena de su madrina junto a una niña en Los Caracas, y que al artista todavía le evoca recuerdos felices y divertidos de su niñez. 

“Yo no me di cuenta tampoco hasta que me lo señaló la curadora María Luz Cárdenas, que ciertamente los recuerdos se difuminan y se diluyen con el tiempo. No tienen la misma nitidez, o vividez según la forma, y van perdiendo fuerza en lo emocional y en lo cognitivo también. Yo creo que de alguna manera esa difusión tiene que ver con que hay algunos flashbacks”, opina. 

La madre

Óscar Doval: una búsqueda del equilibrio a través del arte
Foto: Cortesía

Además de su padre, otra figura cuya presencia es central en las paredes es la de la madre de Doval. Llegó de Burgos, España, en los años cincuenta, y la recuerda como una mujer bastante dominante y liberal para su época, pero también centrada en el trabajo y en sacar adelante a su familia. Doval evoca que ella solía ir a fiestas con peinetas y mantillas españolas, que le daban un aire de nobleza. De esa foto nace La Emperatriz que preside la exposición.

Indirectamente, en las paredes cuentan la historia de su madre como núcleo de su familia. Desde su despedida en un puerto de Barcelona (Cataluña), como la única de su familia en emigrar; las citas con el padre de Oscar y su matrimonio, y luego la vida familiar construida en Venezuela, pero sin renegar de sus raíces, representada en su mantilla. De ahí que las seis esculturas de la exposición sean precisamente bustos de madres usándola.

—Hay mucha admiración hacia su madre en la forma en que la refleja…

—Sí, yo creo que tengo una admiración de mi madre precisamente por ser una mujer de tanto empuje, igual que mi esposa, por cierto, quien es psicoterapeuta y la admiro en lo intelectual y lo físico. Es el eje de nuestra familia. Mi madre era una mujer muy bella, que cuidaba mucho su aspecto. No era muy dada a lo humanístico o a lo creativo, era una mujer de trabajo y de producir dinero. Creo que en mí están esos dos aspectos. Está el que se liga a lo creativo y a lo humano (por su padre), y está el otro aspecto de la relación con el dinero, que trabajo en finanzas.

Contraste

Al terminar el recorrido, Doval se sienta en una banca de piedra, pide una coca-cola light al mesero. Conversa con los presentes, tratando de acostumbrarse cada vez más a la etiqueta de artista. Una más que suma a la de neuropsiquiatra, consultor financiero, directivo bancario, padre, hijo y esposo. Una etiqueta que se debía a sí mismo desde su juventud, y con la cual ya obtuvo su bautismo de fuego con El álbum familiar: una poética de la ausencia.

Desde el día que intervino su primera foto, asegura que no ha parado de trabajar. Ahora en su agenda de la semana, entre reuniones de negocios y monitoreo de mercados, afirma que dedica un espacio para el arte. Acota que actualmente se enfoca en la escultura, explorando el uso de materiales como madera y resina.

En el patio de la quinta Artefacto, los rayos del sol se proyectan con intensidad sobre el agua azul de una piscina que, como todo en la casa, solo es de exhibición. A lo lejos, nubes grises se asoman en el horizonte de la ciudad como el presagio de un choque de fuerzas naturales opuestas. Un contraste que Doval entiende, porque ha formado parte de su esencia, de esa herencia de caracteres de sus padres que ahora intenta equilibrar. Sabe que la exposición marcará un punto de inflexión en su carrera, pero lo asume sonriendo. No volverá a dejar que la vida se siga escapando sin hacer lo que ama.

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