• Considerado como la fiesta cultural más grande de Colombia, el Carnaval de Barranquilla es una celebración para el disfrute de locales y visitantes. El Diario conversó con un grupo de venezolanos que asistió este año a las fiestas carnestolendas del Caribe colombiano. Foto: EFE

Carrozas, orquestas y grupos de danzas se dieron cita en la vía 40 de la ciudad, que se convirtió del 10 al 13 de febrero en lo que se conoce como El Cumbiódromo de Barranquilla, en Colombia. Allí desfilaron los grupos tradicionales y las fantasías, mientras los espectadores disfrutaron de la majestuosidad del también llamado Carnaval del Río. 

Decretado por la Unesco en 2003 como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, el Carnaval de Barranquilla goza de un renombre internacional. Su fama se debe a los personajes, danzas y disfraces autóctonos; sumado a los ritmos tradicionales, como el chandé, el mapalé y la cumbia, los cuales conforman una fiesta con matices propios. 

Ni superhéroe ni princesas 

Enderson Delgado nació en el estado Trujillo (Venezuela) y reside en Barranquilla desde 2017. Trabaja como mesonero en un café del Malecón, a las orillas del río Magdalena. Aún recuerda la emoción del primer Carnaval que vivió a su llegada a Colombia: “Lo que más me impresionó es que aquí a los niños no los visten de Batman o del Zorro, ni a las niñas las disfrazan de princesas de Disney, acá en Barranquilla desde chamitos les gustan sus disfraces criollos: de Marimondas, de Congos, de Farotas… las niñas con sus trajes de bailarinas de cumbia. El único disfraz de aquí que vi en Venezuela fue el de negrita”, comenta Delgado en entrevista para El Diario

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Un integrante de una comparsa participa en la Gran Parada de Comparsas, durante el tercer desfile del Carnaval de Barranquilla del 12 de febrero. Foto: EFE/Ricardo Maldonado Rozo

El Carnaval de Barranquilla se diferencia por sus comparsas tradicionales, las cuales destacan por elementos de la historia, fauna y tradiciones de la zona del caribe colombiano. Las Marimondas, caracterizadas por una vistosa máscara de tela con trompa y grandes orejas; el Congo, un disfraz colorido con un sombrero altísimo y muchas lentejuelas; el traje folclórico de lo bailadores de cumbia; y las Farotas, donde los hombres se visten con una llamativa falda y sombrero de flores son parte de las 16 danzas emblemáticas de los carnavales barranquilleros. 

Una herencia cultural

Mairín Terán es venezolana, nació y creció en Petare, pero es hija de padres colombianos. Actualmente reside en Colombia, país donde emigró en busca de nuevas oportunidades. Desde pequeña tuvo cercanía con el Carnaval de Barranquilla, a través de su papá, quien bailaba para una comparsa de cumbia. Comenta que hay una diferencia en la forma de vivir el Carnaval en Barranquilla en comparación a lo que veía en Venezuela: “En Caracas el Carnaval son cuatro días libres para ir a la playa, aquí la gente vive preparando el Carnaval todo el año. Eso es dando el feliz año y ya las radios ponen una música de Carnaval”, alega la mirandina que actualmente gerencia un restaurante en la zona gastronómica llamada El Caimán Del Río. 

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Disfraz del tercer día de desfiles del Carnaval de Barranquilla. Foto: EFE

Otra de las diferencias, destaca Terán, es el significado de la reina del Carnaval. En Barranquilla, comenta, no es una reina de belleza, sino que además de bonita debe estar comprometida con la parte cultural y sobre todo saber bailar.  “Hay un evento que se llama la Lectura del Bando. Ese día el alcalde de Barranquilla entrega las llaves de la ciudad a la reina del Carnaval y le cede el control para que decrete la fiesta. Este 2024 la reina proclamó que los carnavales se viven con todo el tumbao”, acota el  barranquillero Oscar Borrás para El Diario

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Borrás se confiesa un apasionado por el Carnaval y lo considera una fiesta que hacen los barranquilleros para el deleite propio y que, a su vez, atrae a turistas nacionales y extranjeros. A su juicio esta celebración permite que los foráneos se sientan también locales durante unos días, aprendiendo a bailar champeta, siendo bañados de maicena, o danzando con un Congo. 

Público asistente disfruta de la Gran Parada de Tradición, segundo desfile del Carnaval de Barranquilla, el 11 de febrero. Foto: EFE/ Ricardo Maldonado Rozo

Una celebración que abraza al turismo internacional  

No solo los venezolanos que residen en Colombia disfrutan de estas fiestas, Samuel Cano viajó desde Palmira, estado Táchira, para disfrutar de las celebraciones previas al carnaval de Barranquilla. Comentó al ser entrevistado para El Diario que su intención este 2024 fue conocer la ciudad y tener un acercamiento con el carnaval. “Con el paso fronterizo abierto para los tachirenses es atractivo venir al Caribe colombiano, se gasta menos que en un viaje a Margarita y disfrutas de unos carnavales que son muy distintos a los nuestros. El pasaje y la comida salen más baratos que los lugares turísticos en Venezuela, pero los hoteles si elevan full los precios para el fin de semana del carnaval”, afirma el turista venezolano. 

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Un integrante de una comparsa expulsa fuego por la boca durante la Gran Parada de Tradición, segundo desfile del Carnaval de Barranquilla, el 11 de febrero. Foto: EFE

Los extranjeros también pueden unirse a una comparsa a través de algunas agrupaciones que ofrecen incluir a los foráneos. Tal es el caso del grupo El Desacato: “Nuestra comunidad es internacional e incluye a quienes vienen, pero no pueden meterse en una comparsa tradicional, porque están lejos para asistir a los ensayos. Nosotros ofrecemos cuatro encuentros virtuales previos, donde ensayamos los bailes, y luego la persona llega unos días antes para integrarse. Proponemos otra forma de disfrutar el carnaval para los extranjeros, no siendo espectador sino pintándose y bailando”, explicó Felipe Ginebra, director de arte y miembro fundador de @eldesacatocarnavalero. 

El plan de El Desacato es una experiencia completa e innovadora, donde, por un precio de 200$, el visitante es recibido con un desayuno elaborado por un chef local, para luego comenzar a maquillarse con barro volcánico teñido de colores, en un proceso de transformación en la que también se vestirá y adornará  con tocados y accesorios previamente elaborados por los organizadores,  para luego salir a desfilar y bailar -previamente practicadas en los encuentros virtuales- en la calle junto a otras agrupaciones. 

Integrantes de una comparsa participan en la Gran Parada de Tradición, segundo desfile del Carnaval de Barranquilla. Foto: EFE

Semana y media de fiestas carnestolendas 

Raúl Salazar es un barranquillero que se considera creador de contenido cultural para las redes sociales. Se confiesa enamorado del carnaval de su ciudad, e invita a los venezolanos y extranjeros a planificarse con tiempo para disfrutar de una semana y media de fiesta. “Vengan desde una semana antes para que disfruten del festival de guachernas, de la guacherna diversa, el desfile del carnaval de los niños, la coronación de la reina de carnaval, la noche del río, la coronación de la reina popular, la conocida Batalla de Las Flores el Sábado de Carnaval, donde se presentan las comparsas más afamadas”, resalta el joven costeño. 

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Si el presupuesto es corto y no se desea un palco del cumbiodromo, Salazar dice que no es impedimento, pues se puede ver el desfile desde las aceras de la carrera 44. También invita a los extranjeros al carnaval de la calle 17, conocido como el desfile del Rey Momo. El domingo de Carnaval se presentan las danzas típicas de Barranquilla, mientras que el lunes desfilan comparsas de fantasías y de tradición popular. Finalmente, el martes los barranquilleros celebran la muerte de Joselito en toda la ciudad, actividad que despide el carnaval. 

Los venezolanos que deseen visitar Barranquilla pueden hacerlo conectando vía aérea desde Bogotá, ciudad que cuenta con vuelos directos desde Caracas y Valencia.  Para quienes viven al occidente del país, existe la posibilidad de volar desde Cúcuta o Riohacha, tras cruzar la frontera por los estados Táchira y Zulia, respectivamente. La invitación de los barranquilleros es a planificar desde ya para los carnavales de 2025, que se celebrarán los primeros días del mes de marzo de ese año. 

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