- Desde la aparición del Covid-19, a mediados del mes de diciembre de 2019, la población mundial ha estado vigilando su avance. La poca información sobre el origen del virus, qué lo provoca y sus formas de contagio ha provocado una especie de «histeria colectiva» en la población mundial
El temor es un factor que se propaga con rapidez entre las personas. La sensación de peligro antecede a la razón y dificulta la respuesta coherente que pueda tener el individuo ante una amenaza. El manejo de la información sobre el coronavirus de Wuhan (Covid-19), ha sido uno de los factores para la propagación del miedo debido a la alta posibilidad de contagio.
La nueva cepa del coronavirus fue declarada el 30 de enero por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un factor de “Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional” (ESPII). Tedros Adhanom Ghebreyesus, director del organismo, comunicó en ese momento que la decisión estuvo antecedida por la “necesidad” de generar una acción mancomunada de todas las naciones del mundo para enfrentar la propagación del virus.
Pero, al mismo tiempo, la OMS calculó que la tasa de mortalidad dentro de China, país donde se originó el brote (específicamente en la ciudad de Wuhan), comprende entre 2% y 4%. En el resto de las naciones la tasa de mortalidad es mucho menor con apenas un 0,7%.
El organismo de salud estableció que los síntomas presentados por los infectados son: estornudos, dolor de cabeza, dificultad para respirar, tos, falla renal, fiebre. Asimismo, los factores como la edad, el sexo y la condición física son importantes para determinar el nivel de afectación que tendrá el Covid-19 en la persona.
En El Diario conversamos con la psicóloga Antonella Fabiano para entender otra secuela del virus: el temor al contagio. La consideración de la epidemia, según ella, como una posible pandemia es un medio discursivo que produce miedo y, al mismo tiempo, modifica el proceso de reacción. “Esto ha generado diferentes reacciones de la población, que van desde tomar acciones concretas en materia de prevención, como en casos donde se ha desencadenado una especie de ‘histeria colectiva’”, agrega.
El inicio del Covid-19 fue en Wuhan, una ciudad de aproximadamente 11.000.000 de habitantes, según datos proporcionados por el mapa interactivo de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos. Aunque la mayoría de los casos confirmados están en el territorio chino, el temor que ha afectado al resto de la población ocurre, según el experto en comunicación científica Alexandre López-Borrull en una entrevista al medio Dircomfidencial, por la lejanía de su inicio y la desconfianza en las publicaciones noticiosas.
“Es un tema que afecta a la salud, nace en la otra punta del mundo (lo que genera desconfianza con la información oficial) y la mayoría de la población no es experta con el tema”, comenta.
Antonella Fabiano agrega que la aproximación del contagio a los países de occidente ha provocado que la ansiedad sobre la posibilidad de enfermarse se propague con la misma rapidez que el propio coronavirus. Para ella es importante determinar la diferencia del miedo como una emoción natural o, por otra parte, como una fobia que paralice al individuo ante la posibilidad de contagio.
La importancia de la información para combatir el miedo
En la sociedad contemporánea, con la creación de las redes sociales, la información se modifica y la veracidad de los medios de comunicación es constantemente puesta a prueba. Además, la propagación inmediata de un noticia falsa puede provocar un temor sin fundamento en millones de personas.
En este caso, para Fabiano, es primordial centrarse en la forma de comunicar para contrarrestar los efectos del temor ante el contagio. “La sobreinformación, que puede venir de Internet o de redes sociales, fuentes muchas veces no confiables, puede provocar preocupación excesiva a enfermar o morir, lo cual puede llegar a convertirse en una obsesión innecesaria y generar alarma social”, asevera.
Con el coronavirus de Wuhan, que no tiene un origen claro, la necesidad de información constante es una factor característico. El individuo, según Fabiano, necesita reconocer los síntomas, los peligros y la forma de combatir la enfermedad. Por ende, el proceso de comunicar la proliferación del virus debe tener un sentido ético y verosímil, para evitar un miedo sin fundamentos claros.
Esto, según refiere, produce la estigmatización, tanto de las personas contagiadas como de los habitantes del país asiático, por el desconocimiento de los límites del Covid-19. Entonces, la importancia de la información para deslastrar los estigmas, prejuicios y fobias es imperante en el momento de una situación de tal magnitud.
Los casos de ansiedad provocados por la posibilidad, pero no por el hecho ocurrido, se pueden reducir, según Fabiano, al momento de separar el escenario negativo del escenario real y realizar las preguntas: ¿Existe una posibilidad real de contagio? ¿Se está expuesto al virus? ¿Se tienen síntomas físicos asociados al virus?
La importancia de mantener los efectos del virus dentro de los parámetros expuestos por las organizaciones de la salud permite que el individuo separe la información falsa de la real. De esta forma, su proceso de cuidado será positivo y no estará cargado de ansiedad, fobia y histeria, comenta Fabiano.
Carlos Mateo, coordinador del Instituto Salud Sin Bulos en España, refiere que el combate contra la desinformación es tan importante como la lucha contra el coronavirus de Wuhan en sí. El trabajo de Mateo está enfocado en la reducción de “bulos” (mentira articulada para que sea percibida como verdad) en el ámbito de la salud.
El uso de las redes sociales, como medio inmediato de información, debe estar antecedido por la revisión de perfiles oficiales y medios de comunicación con un sentido ético pertinente, según expertos. Para Mateos, además de la coordinación con los entes gubernamentales, es necesaria la difusión a través de canales audiovisuales para informar, enseñar y derrocar las mentiras sobre el contagio del coronavirus.
Los especialistas consideran que la ansiedad que produce el Covid-19 es provocada, principalmente, por la desinformación sobre el tema y el uso indiscriminado de las noticias volátiles de las redes sociales. Entonces, para reducir la histeria sobre el tema es imperante la responsabilidad, tanto como para comunicar como para investigar y visitar los perfiles oficiales para confirmar cada información.