• Yanet-Ly Narváez Bravo, de 56 años de edad, encontró en una bicicleta usada, que compró el año pasado, una herramienta para sortear las dificultades que representa la escasez de combustible en el país 

El 13 de marzo de 2020, día en el que se reportaron los dos primeros casos por Covid-19 en Venezuela, Yanet-Ly Narváez Bravo, médico obstetra, tomó la decisión de quedarse en casa y hacerle seguimiento a sus pacientes por vía telefónica. Sin embargo, solo sería cuestión de tiempo para que regresara a los consultorios y las salas de parto, porque los nacimientos no se detendrían por la cuarentena. 

Yanet-Ly, de 56 años de edad, estudió Medicina en La Universidad del Zulia (LUZ) y realizó un postgrado en ginecología y obstetricia en el Hospital Chiquinquirá de la ciudad de Maracaibo. Recientemente su promoción cumplió 30 años y en todo este tiempo es la primera vez que, como profesional, enfrenta un desafío tan grande como atender partos y cesáreas en medio de una pandemia. 

Antes de que el coronavirus de Wuhan trastocara la vida de millones de personas, la especialista tenía una vida profesional muy agitada. Trabajaba de lunes a sábado en dos consultorios privados, como médico visitante en varias clínicas y en el ambulatorio de las Damas Salesianas de San Francisco. 

Toda su rutina se modificó con la llegada del Covid-19, pero con el tiempo ha encontrado un ritmo de trabajo adecuado, a pesar de que debe lidiar con otro obstáculo ajeno a la pandemia: la escasez de gasolina. 

Todos conocen la calamidad que representa llenar el tanque de gasolina en el Zulia, pero la ausencia total de gasolina coincidiu00f3 con el Covid-19. Como al principio no salu00eda, no me importaba, pero cuando tuve que ir a ver a los pacientes ya era un problema, por eso comencu00e9 a usar la bicicletau201d, dijo la obstetra en exclusiva para El Diario.

Con la creencia de que el acceso al combustible sería cada día más difícil, la médico invirtió hace un año en una bicicleta usada, que ahora es su método de transporte regular. Sin embargo, todavía tiene algo de gasolina en su vehículo por si se presenta una emergencia de noche o muy lejos de su hogar. 

Ir en bicicleta a atender una cesárea
Foto: Cortesía

Asegura que trasladarse en bicicleta en el contexto de la pandemia tiene muchos beneficios. Aclaró que antes de la cuarentena no la usaba con tanta frecuencia, porque su agenda siempre estaba muy apretada. 

“Ahora no hay tráfico, hago ejercicio, bajé de peso, tengo mejor condición física y me siento muy bien”, añadió. 

Además de la ganancia que representa para su salud usar la bicicleta, Yanet-Ly tiene otras motivaciones para seguir usando este método de transporte. Considera que la crisis del combustible está fuertemente ligada con un tema de corrupción, por lo que no está dispuesta a cooperar con eso. 

Tambiu00e9n soy pro ambientalista y la bicicleta no contamina. Otra cosa que me preocupa es la gente que se aglomera en las colas para el combustible, porque pueden aumentar los casos de Covid-19 en esas situacionesu201d, explicu00f3. n

Atender un parto en plena pandemia 

Durante estos meses de cuarentena Yanet-Ly ha atendido un parto y tres cesáreas electivas. Cada uno de esos nacimientos han sido una experiencia única para la obstetra, porque ahora las medidas de bioseguridad deben ser más estrictas. 

El primer parto que se presentó fue en el municipio San Francisco, por lo que recurrió a utilizar su carro para llegar mucho más rápido. En las otras ocasiones pedaleó para llegar a las cesáreas. 

Ahora me llevo mi mono de mu00e9dico guardado aparte y me cambio antes de atender a las pacientes, hasta otra mascarilla me pongo. Uso un gorro, alcohol en spray, sin prendas y con lentes protectoresu201d, detallu00f3 la especialista. n

Señala que otra cosa que ha cambiado es como se surte el pabellón para los partos, pues ahora intenta tener muchas más batas para la paciente, sábanas y todo lo que sea necesario para preservar desinfectado el espacio al que llegará el recién nacido.

Luego de cumplir con su labor, Yanet-Ly se cambia de ropa y se encomienda a Dios para trasladarse hasta su casa. La médico insiste en que debe ir con mucha precaución por las calles de Maracaibo, porque ya han ocurrido robos de bicicletas. 

La doctora describe cómo la soledad ha invadido su ciudad a medida que aumentan los casos por Covid-19 en el país. Es por eso que prefiere mantenerse en casa el tiempo que sea necesario o hasta que una de sus pacientes la llame. 

Este nuevo estilo de vida y de trabajo le ha permitido dedicarle tiempo a cosas que antes ignoraba como el uso de las redes sociales. Ahora es usuaria regular de Instagram y hace poco participó un reencuentro por Zoom y WhatsApp con sus compañeros de universidad. 

La pandemia por Covid-19 y la crisis de combustible cambió la forma en la que Yanet-Ly realizaba sus labores, pero eso no la detuvo y encontró en estas dificultades una nueva forma de ver la vida, por lo menos mientras todo vuelve a la normalidad. 

Este artículo de El Diario fue editado por: Génesis Herrera|Yazmely Labrador.

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