• Una estampida acabó con la vida de 46 personas que se encontraban venerando al Nazareno de San Pablo durante la Semana Santa de 1952

El 9 de abril de 1952, un Miércoles Santo, una tragedia marcó las celebraciones católicas. Una estampida en la Basílica Santa Teresa dejó 46 muertos y 115 heridos. La mayoría de las víctimas fallecieron por asfixia y aplastamiento.

La iglesia estaba abarrotada de fieles que participaban en la misa del Nazareno de San Pablo, en el templo ubicado en el Centro de Caracas. Hay varias versiones sobre lo ocurrido, una de ellas señala que hubo una confusión que desencadenó la tragedia; otra refiere que hubo un atentado.

El historiador Rafael Castro no vivió esa época, pero aseguró que no solo conoce el hecho por lo que se documentó, sino porque una de sus vecinas murió en el suceso. 

“Mi padre era un buen amigo de la señora Ángela. Y siempre escuché esa historia. Decía que con el cantar de los gallos comenzó la tragedia”, contó Castro a El Diario

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Los medios de comunicación reseñaron en ese tiempo que a las 4:45 am, mientras rezaban, alguien gritó que había un incendio y el pánico se apoderó de los devotos. 

71 años de la tragedia de la Basílica Santa Teresa
Foto: EFE

¿Cómo ocurrieron los hechos?

“Esa tragedia no se olvida, aunque sean pocas las personas vivas que la presenciaron, quedó suficiente documentación de los hechos como para armar lo que ocurrió. Las consecuencias fueron devastadoras para la comunidad religiosa y la sociedad en general de Venezuela. Además de las muertes, la tragedia dejó un gran impacto en el ámbito religioso. Se reseñó que la gente despavorida corría sin rumbo fijo y a su paso atropellaba y tumbaba a personas que no pudieron levantarse”, narró el historiador.

Los periódicos revelaron la escena donde 46 personas quedaron tendidas en el piso de la iglesia. En total fueron 23 niños, 22 mujeres y un hombre quienes murieron ese día.

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Destacaron que una de las principales puertas estaba cerrada por trabajos que realizaban, lo que aumentó la dificultad para la salida de los fieles. 

Unos aseguraban que alguien gritó: “Fuego” y la gente comenzó a correr para intentar salir. El sacerdote Hortensio Castillo, quien oficiaba la misa junto al Padre Marcial Ramírez, dio su testimonio en ese momento. Aseguró que no supo qué ocurrió, solo pudo observar cómo de repente todos empezaron a correr hacia la salida, reseñó La Nación

Momentos después, llegaron varios funcionarios policiales y bomberos, pero no encontraron ningún incendio. Tan solo había personas heridas y cadáveres.

Un funcionario de Seguridad Nacional dio otra versión y aseguró que una vela prendió el velo de una mujer, que fue apagado de forma rápida. Sin embargo, el susto fue mayor y la gente sin constatar la veracidad del grito, solo corrió. 

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71 años de la tragedia de la Basílica Santa Teresa
Foto: Pixabay

Versiones no confirmadas

Castro señaló que el cura Castillo dijo haber escuchado el grito que despertó el temor de los asistentes. Sin embargo, el padre Ramírez dijo que no oyó nada ni vio fuego en ninguna parte. Solo gente desesperada por salir.

Para ese año, mandaba en Venezuela la Junta de Gobierno que presidía Germán Suárez Flamerich, junto con Luis Llovera Páez y Marcos Pérez Jiménez a su lado. Ordenaron una investigación profunda para esclarecer el hecho y la policía del Estado, la Seguridad Nacional, se dedicó a detener a políticos opositores, acusándolos de haber cometido un atentado. 

“Las investigaciones o conclusiones nunca se dieron a conocer y la tragedia quedó como un recuerdo triste de aquella Semana Santa”, indicó el historiador. 

El jefe de la Seguridad Nacional, Pedro Estrada, declaró a la prensa días después de la desgracia y manifestó que los acontecimientos eran un plan para generar desestabilización y provocar un atentado contra Pérez Jiménez, ministro de la Defensa Nacional para ese entonces. Como autores señaló a los dirigentes del partido político Acción Democrática, Alberto Carnevalli y Leonardo Ruiz Pineda. Pero nunca hubo pruebas que los inculparan.

Han pasado 71 años y aún no se sabe qué ocurrió en realidad. Las versiones siempre han sido contradictorias”, añadió Castro.

Para las averiguaciones designaron al inspector Aníbal Rojas, jefe de la Brigada de Homicidios de la Seguridad Nacional, quien, a pesar de la presión política, reveló que no se trató de un atentado o un plan criminal. 

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Rojas se apegó a la versión de que a una mujer se le empezó a prender en fuego el velo, alguien gritó para que la ayudaran pero la voz de alarma despertó la confusión y el pánico colectivo, generando una estampida trágica.

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