• Las personas que suben escaleras rápidamente o se apuran para tomar un autobús tienen alrededor de un 30 % menos de probabilidades de morir por muchos tipos de cáncer en comparación con quienes caminan de forma más calmada. Foto: Getty Images

Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota Why moving fast 3 minutes a day can lower your cancer risk, original de The Washington Post.

Correr para alcanzar el autobús también podría contribuir a reducir el riesgo de desarrollar al menos 13 tipos de cáncer, según un sorprendente estudio reciente publicado en JAMA Oncology.

El estudio utilizó datos de rastreadores de actividad de más de 22.000 hombres y mujeres para demostrar que aquellas personas que se movían rápidamente durante al menos tres minutos al día, subiendo las escaleras con prisa o apresurándose hacia el metro, tenían alrededor de un 30 % menos de probabilidades de morir por muchos tipos de cáncer en comparación con quienes casi siempre caminaban suavemente de un lugar a otro, incluso si ninguno de los dos grupos hacía ejercicio de otra manera.

Este es un análisis y estudio impresionante”, comentó Susan Gilchrist, exprofesora de cardiología en el MD Anderson Cancer Center en Houston, quien ahora consulta para la institución. Ha estudiado el riesgo de cáncer y el ejercicio, pero no estuvo involucrada en la nueva investigación.

El estudio se basa en datos anteriores que indican que el ejercicio intenso, del tipo que aumenta nuestra respiración hasta que nos sentimos bastante sin aliento, podría ayudarnos a protegernos contra el cáncer.

Pero el estudio también sugiere que el ejercicio formal puede no ser necesario para obtener esos beneficios. Podría ser suficiente simplemente aumentar el ritmo de las actividades que ya estaríamos haciendo de todos modos.

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Ejercicio y riesgo de cáncer

Incluso antes de este estudio, la ciencia mostraba fuertes vínculos entre la actividad física y la reducción del riesgo de cáncer. En una revisión científica a gran escala realizada en 2016 en JAMA Internal Medicine, los investigadores encontraron que la probabilidad de desarrollar 13 tipos comunes de cáncer, incluidos el de mama, estómago, vejiga, colon y cánceres sanguíneos, era mucho menor si tanto hombres como mujeres hacían ejercicio regularmente. Un análisis de 2022 concluyó que se podrían prevenir 46.356 casos anuales de cáncer en Estados Unidos, aproximadamente el 3 % de todos los casos, si todas las personas que actualmente no hacen ejercicio comenzaran a hacerlo.

Pero la mayoría de esta investigación involucraba a personas que hacían ejercicio durante al menos 30 minutos o más casi todos los días, que es la cantidad mínima recomendada por las agencias de salud federales. La mayoría de los estadounidenses no hacen tanto ejercicio.

Por lo tanto, un grupo de científicos comenzó a investigar si una menor cantidad de esfuerzo aún podría reducir el riesgo de cáncer y, de ser así, ¿qué tanto y de qué tipos?

Estas preguntas llevaron a Emmanuel Stamatakis, profesor de actividad física, estilo de vida y salud de la población en la Universidad de Sídney en Australia, y a sus colegas a considerar el término Vilpa, un acrónimo en inglés para referirse a la actividad física de estilo de vida intenso y breve que se refiere, en esencia, a lo que hacemos cuando estamos a punto de perder nuestro tren.

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Cómo introducir la intensidad de forma sutir a tu vida

El ejercicio intenso se sabe que aumenta potencialmente la condición física, más aún minuto a minuto que las actividades moderadas, como caminar rápido. Como resultado, mejora la salud igual o más que otros esfuerzos más fáciles, en menos tiempo.

Pero si la mayoría de nosotros no hace ejercicio con regularidad, hay aún menos personas dispuestas a hacer ejercicio intenso de forma voluntaria.

Stamatakis y sus colegas se preguntaron: ¿podríamos, sin embargo, obtener beneficios casi comparables si a veces nos movemos rápido en nuestra vida normal, sin intentar hacer ejercicio en realidad?

En un estudio publicado el año pasado en Nature Medicine y ampliamente discutido, él y sus colegas concluyeron que sí, parece que podemos.

Ese estudio analizó los datos de acelerómetros de más de 20.000 personas y llegó a la conclusión de que las personas que se movían intensamente durante al menos cuatro minutos al día, pero que de otro modo eran inactivas, tenían alrededor de un 30 % menos de probabilidades de morir prematuramente por cáncer u otras causas que las personas que nunca aumentaban el ritmo.

Pero ese estudio se centró en la mortalidad por cáncer, no en los casos, aunque evitar el cáncer es preferible a sobrevivirlo.

Así que, para el nuevo estudio, la mayoría de los mismos investigadores analizaron si las ocasiones en las que hacemos esfuerzos rápidos para llegar al ascensor o al metro podrían influir en nuestro riesgo de desarrollar cáncer en primer lugar.

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Reduce el riesgo de cáncer al apresurarte

Al igual que en su estudio anterior, ellos utilizaron los datos del Biobanco del Reino Unido, un repositorio de información de salud para cientos de miles de adultos británicos, algunos de los cuales usaron acelerómetros para rastrear sus movimientos diarios.

Los investigadores obtuvieron registros de personas de mediana edad y mayores que habían usado rastreadores de actividad y dijeron que nunca hacían ejercicio. Luego usaron inteligencia artificial para analizar los datos, desglosando los patrones de movimiento de las personas segundo a segundo para encontrar cuándo se movían rápidamente.

Después, revisaron los registros médicos en busca de diagnósticos de cáncer en los siguientes siete años aproximadamente, prestando especial atención a los diagnósticos de los 13 tipos de cáncer previamente identificados como menos comunes entre las personas activas. Finalmente, calcularon los riesgos de cáncer de las personas.

Resultó que cualquier actividad física intensa y breve (Vilpa, por sus siglas en inglés) reducía el riesgo de cáncer.

“El mínimo necesario para ver alguna reducción de riesgo fue menos de un minuto al día”, dijo Stamatakis.

El punto dulce de los tres minutos

Sin embargo, el punto dulce pareció rondar alrededor de tres a cuatro minutos al día de ir apresuradamente de un lugar a otro, no haciendo ejercicio, simplemente apresurándose. Esa pequeña cantidad de movimiento intenso se asoció con alrededor de un 18 % menos de riesgo de desarrollar cualquier tipo de cáncer, mientras que la probabilidad de desarrollar uno de los 13 tipos de cáncer de interés especial fue casi un 30 % menor.

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Los riesgos continuaron disminuyendo si las personas acumulaban más actividad física intensa y breve, pero a una tasa más lenta.

“Estos hallazgos son interesantes”, comentó Kathryn Schmitz, profesora de oncología del ejercicio en el Centro de Cáncer Hillman de la Universidad de Pittsburgh, quien estudia el ejercicio y el cáncer, pero no estuvo involucrada en el nuevo estudio.

Aunque advierte que convencer a las personas de moverse intensamente, incluso por unos momentos, es probable que sea un reto.

“Las personas tienden a preferir la actividad de baja intensidad”, afirmó.

Pero Stamatakis se muestra optimista. “Los hallazgos de nuestro estudio son especialmente pertinentes para las personas que no están interesadas en el ejercicio en su tiempo de ocio”, dijo, “lo cual es la mayoría de la población adulta. Para ellos, nuestro estudio sugiere que hacer algunas ráfagas cortas de ejercicio intenso a lo largo del día puede ser beneficioso”.

Los resultados no significan que quienes hacemos ejercicio debamos dejarlo y sustituirlo por una carrera rápida o dos, agregó Stamatakis. También muestran correlaciones, pero no si la Vilpa causa directamente que los casos de cáncer disminuyan, ni cómo podría proteger contra el cáncer. Los cambios en nuestra condición física, nuestros sistemas inmunológicos y la inflamación corporal como resultado de la actividad probablemente desempeñan un papel, detalló Stamatakis.

“El mensaje principal es que moverse más a mayor intensidad durante la vida cotidiana puede ser una buena alternativa al ejercicio estructurado”, dijo, “y puede reducir el riesgo de cáncer a largo plazo”.

Traducido por José Silva

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