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- La investigación del CDH-UCAB señala que tener un trabajo formal es una de las dificultades que atraviesan los adultos mayores en el exterior
El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB) publicó el viernes 22 de septiembre un estudio en el que reveló las limitaciones a las que se enfrentan los adultos mayores venezolanos que migran en busca de mejores condiciones, debido al contexto de la emergencia humanitaria compleja que afecta al país.
El informe titulado Recomenzar lejos de casa. La migración forzada de personas mayores venezolanas destaca que aunque podrían acceder a los beneficios y derechos en los países receptores, deben tener una condición migratoria regular para ser beneficiarios.
Asimismo, enfatiza que “al ser considerados como los sujetos menos productivos del grupo familiar”, su regularización migratoria no es vista como una prioridad, por lo que pueden verse excluidos del sistema de salud y seguridad social.
El estudio agrega que son pocos los adultos mayores que tienen un empleo formal y que la edad es una barrera para acceder a la formalidad laboral.
“La situación es más dramática para quienes salieron de Venezuela como jubilados y pensionados antes de 2016, y a quienes se les suspendió de forma abrupta el pago respectivo, dejándolos en condiciones de extrema precariedad económica”.
Baja remuneración
Detallan además que debido a las dificultades para tener acceso a un trabajo formal, deben dedicarse a empleos informales como venta de alimentos, trabajos en guarderías con salario mínimo, cuidados de otras personas y clases a domicilio sin contrato.
El estudio CDH-UCAB apunta que en estas actividades desarrolladas por las personas de la tercera edad, la remuneración está por debajo del salario en el mercado formal.
“Una excepción encontrada fue el caso de Uruguay, donde las personas mayores cuidadoras son remuneradas de acuerdo con lo que establece la ley y, en ocasiones, la familia empleadora las registra en el sistema de seguridad social”, enfatiza.
La investigación de la UCAB añade que en el trabajo de cuidadores remunerados puede ser agotador debido al esfuerzo físico que los adultos mayores tienen que realizar durante estos empleos.
Otro de los problemas a los que suelen enfrentarse es el registro y validación de sus estudios académicos por la lentitud del proceso y los altos costos; y el reconocimiento de la experiencia.
“Paradójicamente, la experiencia en sí misma puede convertirse en una barrera, como sucede en Colombia, donde los salarios se fijan con base en la experiencia, por lo que los empleadores prefieren contratar a jóvenes inexpertos cuya carga laboral será menor”, afirma.
Qué sugiere el estudio
La investigación del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello finaliza con algunas recomendaciones; en el caso del régimen de Nicolás Maduro, sugiere:
– Recuperar el sistema de pensiones y jubilaciones en Venezuela, y extenderlo a las personas que se encuentran fuera del país.
– Reconocer exenciones y descuentos por vulnerabilidad en los trámites ante los consulados de Venezuela.
Mientras que en el caso de los países receptores, recomienda:
-Recopilar y hacer pública información sobre las PMM en su territorio.
– Realizar jornadas especiales de regularización y registro en el sistema de seguridad social para adultos mayores migrantes.
Comenzar de cero
El informe Recomenzar lejos de casa destaca además que otro elemento que golpea a los adultos mayores que deciden migrar a otros países, es el hecho de tener que comenzar de cero cuando le correspondía disfrutar de un retiro o descanso.
“Más aún cuando ese nuevo comienzo se produce en un entorno diferente, donde no se conocen las normas ni las dinámicas sociales”.
Agregan que cuando se migra a esta edad, el arraigo es mayor, mientras que la capacidad para adaptarse al nuevo entorno suele ser menor.
“Cuando la migración se produce a un país con idioma diferente, las dificultades para aprender la nueva lengua pueden estar relacionadas no solo con una menor capacidad de adaptación, sino con la ausencia de programas de aprendizaje del idioma como mecanismo vinculado con las políticas de integración”.
El informe apunta que las limitaciones para comunicarse en el idioma del país de acogida, les generan mayor dependencia y aumenta su vulnerabilidad.
“Como puede observarse, buena parte de la salud mental de los adultos mayores no se relaciona directamente con trastornos neuropsiquiátricos. Se trata de afecciones que no requieren tratamiento farmacológico ni psicoterapia, sino que, en buena medida, pueden superarse con políticas adecuadas de integración basadas en los principios de independencia y autorrealización”.
1 comentario
Yo admiro a todas esas personas que su edad no las detiene. Y a pesar de que a veces no los tratan bien y el sueldo es muy bajo, los adultos mayores se sienten útiles y todavía tienen mucho que dar. Me gusta este artículo.