• Máxima presión o el uso de la diplomacia son las estrategias que los aspirantes a la Casa Blanca planean desarrollar para enfrentar la crisis venezolana. Foto: EFE

“Todas las opciones están sobre la mesa, las fuertes y las menos fuertes y ustedes saben a qué me refiero con fuertes”. Estas palabras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en septiembre de 2018, cayeron como un rayo estruendoso en Miraflores. Muchos en Venezuela apostaban o temían una intervención militar norteamericana que propiciara el fin del régimen de Nicolás Maduro.

Pasaron los cuatro años de la administración de Trump y aunque la salida de fuerza no llegó, sí se aplicaron sanciones contra funcionarios chavistas, pero también contra la desahuciada economía venezolana.

Trump aspira a gobernar por cuatro años más y ofrece continuar su actual estrategia contra el régimen de Maduro. Del lado del aspirante demócrata Joe Biden creen que esa política está desgastada. “Es un fracaso abyecto. Desde que asumió (Trump) el cargo, Nicolás Maduro se ha fortalecido”, cuestiona el exvicepresidente de Obama.

Pero ¿qué puede esperar Venezuela de ser electo Biden o Trump para el período 2020-2024?

Diego Area es venezolano y director asociado del Atlantic Council, una importante organización no partidista con sede en Washington que proporciona un foro para líderes políticos, empresariales e intelectuales internacionales. Considera que si en algo coinciden Trump y Biden, es en el diagnóstico del tema. “Hay una perspectiva compartida de la amenaza que significa Maduro y su régimen, no solo para los derechos humanos y la estabilidad de Venezuela, sino también para la estabilidad democrática en la región”, señala.

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Los términos que emplean los candidatos avalan la opinión de Area. “Maduro es un gobernante ilegítimo, un tirano que martiriza a su pueblo” dice Trump, mientras Biden advierte: “Maduro, a quien he conocido, es un dictador, así de sencillo. Y está causando un sufrimiento increíble al pueblo venezolano para mantenerse en el poder”.

La opción Trump

Con el triunfo de Donald Trump en 2016, las protestas masivas en Caracas, violentamente reprimidas de 2017, y la reelección presidencial de Nicolás Maduro en mayo de 2018 (no reconocida por la comunidad internacional) el gobierno estadounidense puso el pie en el acelerador en su ofensiva contra el régimen venezolano. Las sanciones alcanzan hoy a más de 200 entes del gobierno o funcionarios del mismo y han afectado directamente a la economía venezolana, aunque la génesis de la debacle financiera fuera anterior al establecimiento de las sanciones.

Area cree que Trump continuará su política de máxima presión contra Venezuela de resultar reelecto, mientras Biden se enfocaría más en la diplomacia para buscar una salida pacífica y democrática con ayuda de la comunidad internacional.

Su opinión coincide con la de Michael Camilleri, abogado experto en temas internacionales,  exdirector de Asuntos Andinos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y actual miembro de Diálogo Interamericano con sede en Washington. No obstante, hace una observación: “Lo que ha quedado claro es que con Trump la política hacia Venezuela está hecha para Miami”, asevera.

Es un poco difícil saber si en un segundo gobierno una política motivada por intereses internos va a seguir o si Trump va a sentarse a negociar algo con Maduro, porque ya no le preocupa tanto el voto en Florida”, dice Camilleri.

La posibilidad que deja abierta Camilleri tiene sentido a la luz de los hechos. En su libro In The Room Where It Happened: A White House Memoir (En la habitación donde sucedió: una memoria de la Casa Blanca) el exasesor de Seguridad de Trump. John Bolton expresó que el presidente tenía dudas sobre el apoyo que habían dado a Juan Guaidó, tras anunciar que asumía las funciones de presidente interino de Venezuela en enero de 2019.

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Martín Rodríguez, analista político venezolano que trabaja para American for Prosperity, una organización no gubernamental de tendencia conservadora cercana a los republicanos, expresa su opinión sobre el cuestionamiento a las motivaciones electorales de Trump: “Estoy en franco desacuerdo, porque aunque puede haber un lente electoral a través del cual ver la política, sería mezquino no reconocer que el presidente Trump es el que más presión le ha puesto al gobierno de Maduro”, asevera.

La estrategia demócrata 

Si bien los planes de Joe Biden se centran en la diplomacia para intentar resolver la crisis política de Venezuela, Diego Area no piensa que vaya ocurrir un acercamiento con Maduro. “Yo creo que va a tratar de construir más en función de los incentivos al régimen para una posible salida negociada del poder, junto con aliados internacionales. Esta máxima presión que heredaría de la administración Trump lo usaría como fichas de cambio”, sostiene.

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Para Michael Camilleri, el cambio de estrategia de Estados Unidos no es como para que en Miraflores armen la fiesta: “Si Nicolás Maduro está esperando una mano suave del presidente Biden creo que se va a sorprender”, vaticina.

Pero en la estrategia de Biden también hay algunos nubarrones. Cuando se desempeñaba como vicepresidente, Barack Obama decidió relajar las sanciones a Cuba y propiciar un acercamiento, que se selló con la visita del mandatario estadounidense a La Habana en marzo de 2016. Biden se ha comprometido a retomar ese acercamiento si llega a la Casa Blanca.

Video Obama en Cuba. Crédito: DW en Español

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Según Martín Rodríguez, el precedente de Cuba “da lugar para preocupación”. Dice que “Biden podría desarrollar una estrategia de engagement y estabilidad, tratando de contener la crisis humanitaria en Venezuela, y vías diplomáticas para presionar al régimen, lo que creo que no sería efectivo y se corre el riesgo que su estrategia propicie nuevos diálogos”.

Otros dos temas resaltan de las posiciones de los aspirantes presidenciales respecto a Venezuela: El apoyo a Juan Guaidó como presidente interino y el apoyo al Estatus de Protección Temporal de Protección (TPS, por sus siglas en inglés) para evitar la deportación de venezolanos de los Estados Unidos.

En el primer caso, Diego Area comenta que la confirmación del respaldo a Guaidó por parte de los dos aspirantes está garantizado. “Lo único que lo puede cambiar es un movimiento interno y una redistribución de la influencia interna. Dependería de la capacidad que (Guaidó) tenga de aglutinar dentro del país”, opina.

Sobre los TPS, los demócratas han intentado infructuosamente aprobarlo en el Congreso y Biden se ha comprometido a su aprobación vía resolución presidencial, mientras los republicanos más bien desean eliminar los estatus de protección existentes y es poco probable que esto cambie en caso de que Trump sea reelecto.

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