• El actor viajó por veinte días a Venezuela para presentar su monólogo Camas, pero comenzó la cuarentena. Grabó la obra para presentarla en streaming al público del país. No sabe si se mudará a México

El 11 de marzo de 2020, Luis Gerónimo Abreu subió una foto a su Instagram. En ella aparece junto con su familia en un avión con destino a Caracas. La leyenda de la imagen promete una corta gira por Venezuela para presentar el monólogo Camas.

Pero la pandemia se propagó hasta Venezuela, y comenzó la cuarentena. Lo que sería una estancia breve en el país, se convirtió en un confinamiento del que hasta ahora se cuentan siete meses junto con su esposa, la actriz y productora Claudia La Gatta, y su pequeño hijo Salvador. 

“Íbamos a estar 20 días. También la idea era aprovechar para ver a los amigos, la familia, disfrutar la ciudad, el clima, la playa y el club. Pero no hemos visto a casi nadie. Yo había viajado a Santo Domingo para presentar la obra en una función privada y Claudia estuvo en México para ver colegios y casas. En los planes estaba irnos para allá. Pero nunca pensamos que la pandemia llegaría a este lado del planeta de esa manera”, cuenta el actor, que en 2018 se mudó a la ciudad de Bogotá. 

En Instagram ha compartido algunas vivencias en el hogar, entre ellas el traslado de las pertenencias familiares desde Colombia a Venezuela. Agradece a Dios porque la cuarentena comenzó en la ciudad donde creció, en su apartamento, y no como a otras personas, que quedaron en un limbo geográfico y afectivo, lejos de la familia y de su entorno más inmediato. 

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Al principio, reconoce, su humor era de perro. No le miente a la gente. Ni está haciendo ejercicios, ni yoga ni levanta la bandera de la reinvención personal en medio del encierro. “No he evolucionado nada. Dentro de poco creo que me montaré en una mata para comer cambures. Evidentemente uno se acostumbra a esta situación. Pero igual uno se aburre, se estresa y se cansa. Gracias a Dios en familia la hemos llevado muy bien. Creo que Salvador es mucho más inteligente que yo en ese sentido”, relata.

A pesar de la paralización del mundo cultural, Luis Gerónino Abreu se reactivó, y atendió el llamado del Centro Cultural BOD para grabar Camas y presentarla en septiembre vía streaming, opción que estará nuevamente disponible el 24 y 25 de octubre.

Camas era una deuda con el ADN. Un proyecto que surgió junto con su padre, el también actor Luis Abreu, luego de que ambos protagonizaran la obra En el nombre del padre, en el nombre del hijo, en 2012. Revisaron varios temas para desarrollar, hasta que Luis Gerónimo Abreu, tal vez acostado en la cama, no recuerda bien la situación, pensó en cómo este mueble tan común, es el eje de tantas vivencias humanas.

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Durante la niñez, la adolescencia y la adultez, la cama es escenario del descanso, de la recreación, del sexo, del tedio, la enfermedad, el nacimiento y también la muerte. 

“Desde el título sabía que iba a llamar la atención. Además, por el doble sentido, te lleva al humor. Pero es un proyecto que pospuse mucho tiempo. Mi papá me decía que revisara el texto, que chequeara lo que él había escrito, yo agregaba mis partes, pero fue engavetado. Siempre tuve ganas de hacerlo, pero se pospuso. Mi padre murió, y no fue hasta que terminó Bolívar: Una lucha admirable, que la productora ejecutiva de la obra, mi esposa Claudia, empezó a insistir para que montara Camas. Y cuando eso aparece, no hay fuerza que lo detenga. Empecé a revisar lo escrito por mi padre, agregué unas cosas. Actualizamos y empecé a ensayar. Es curioso, cuando me llama un director, me aprendo la letra en dos días, pero uno es muy indisciplinado con proyectos personales”. 

Luis Gerónimo Abreu saldó una deuda luego de ser Simón Bolívar
Foto cortesía de Centro Cultural BOD

Grabar una obra de teatro para que luego sea transmitida por streaming ha sido un ejercicio que le exige mayor concentración a Luis Gerónimo Abreu. Una sala vacía no permite sentir los silencios, los suspiros, las risas o los gestos que permiten evaluar la energía que determina el ritmo de cada función; no hay esa interacción que hace que el intérprete tome el pulso de la obra en vida. Con respecto al público, ha habido mucha más aceptación de la que esperaba. Eso sí, es contundente al afirmar que la grabación se hizo de forma continua. No hubo pausas por equivocaciones ni ninguna edición. En el streaming se ve tal cual como si hubiese público. Sin enmiendas por arrepentimientos. 

Para el actor todo esto es temporal. No se imagina el teatro sin público. “Yo no me he acostumbrado, y no me quiero acostumbrar. Estoy totalmente en desacuerdo cuando la gente habla de una nueva normalidad. Esto no es normal. La  mascarilla es una eventualidad que tenemos que superar. La normalidad es ver a tu familia sin estar asustado. Tenemos que tener claro que hay que manejarnos con conciencia. No podemos creer que es algo sencillo y no nos va a pasar nada. Es una pandemia y es peligrosa. Por eso insisto en el uso de la mascarilla, el lavado de manos y el distanciamiento. Podemos hacer teatro en streaming, pero grabado con público en sala cuando se pueda. Crear contenido para presentar de forma online como otra opción”, agrega Luis Gerónimo Abreu. 

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Coincidencia en Caracas

El año pasado se estrenó la serie Bolívar: Una lucha admirable, producida por Caracol Televisión y disponible en Netflix. En la historia, el actor venezolano interpreta al Libertador en su etapa adulta.

En septiembre Televen estrenó finalmente Bolívar en la señal abierta venezolana. Una afortunada coincidencia, a la que el actor le ha seguido la pista desde entonces. 

Ahora toda Venezuela la puede ver mientras tiene luz. A veces me deprime cuando me dicen que no la pueden disfrutar porque no tienen energía eléctrica. Eso da dolor, pero gran parte de la población la está viendo. Estoy muy orgulloso de la serie. Creo que la gente va a reconciliarse con Simón Bolívar, una figura que más allá de sus errores, es alguien a quien admirar. Lo que hizo no tiene comparación. Siempre digo que no es un documental, que hay partes fabuladas. Las personas la disfrutan, incluso los niños. Me encanta cuando me envían fotos de niños disfrazados en Carnaval o en Halloween. Eso me alegra mucho, me enorgullece”, detalla.
Luis Gerónimo Abreu saldó una deuda luego de ser Simón Bolívar
Foto cortesía de Centro Cultural BOD

Fue un trabajo agotador físicamente. Estuvo seis meses en rodaje. Podían pasar del frío de los 4.500 metros de altura al calor infernal de los llanos. Además, fue arduo estar lejos de casa, especialmente cuando su hijo apenas tenía tres años de edad, y en Bogotá no paraba de llover debido al invierno. Claudia La Gatta no podía llevar al parque al pequeño debido a tanta agua que caía sobre la capital colombiana. El niño estaba a punto de trepar paredes. “Al final creo que ella lo entrenó para este momento que vivimos ahora”.  

Para adentrarse en el personaje, el actor revisó libros como Bolívar de carne y hueso y otros ensayos, de Francisco Herrera Luque; El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez; y los diarios de Daniel Florencio O’Leary. 

Se suma así a la lista de actores venezolanos que han interpretado a Simón Bolívar, entre ellos, Mariano Álvarez, Edgar Ramírez y Roque Valero. En Colombia también hay colegas que han encarnado al personaje, como Robinson Díaz y Pedro Montoya, de este último se dice incluso que llegó a actuar como Bolívar aun después de terminar de las grabaciones de Bolívar, el hombre de las dificultades, la serie de 1981. 

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“En Colombia siempre bromeaba con eso. Decía que menos mal fue Pedro Montoya el que llegó a creerse Simón Bolívar y no Andrés Parra el que creó ser Pablo Escobar” (ríe).

Ahora bien, Luis Gerónimo Abreu asegura que no quiso imitar a ninguno de sus predecesores. Considera a Mariano Álvarez fundamental, una referencia indiscutible, como el Juan Vicente Gómez interpretado por Rafael Briceño. “Edgar Ramírez fue maravilloso. Reconozco que la interpretación de Roque no la vi completa, solo retazos. Adoro el cine de Luis Alberto Lamata, a quien considero uno de los mejores directores del país, pero se me atravesaron muchas cosas. Más allá de las diferencias políticas con Roque, no puedo decir nada de la película porque no la vi completa. Pero con respecto a la actuación, no puedo tildar a Sean Penn de mal actor por lo que ha dicho. Ahora, cuando voy a interpretar un personaje, creo más en mis instintos, en los directores, y por supuesto en el libreto. Las actuaciones anteriores las revisé para ver cómo veían las demás personas a esos personajes”, recuerda. 

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La industria en el futuro

Luis Gerónimo Abreu tenía cinco años de edad cuando participó por primera vez en una película. Fue en Bodas de papel, de Román Chalbaud, estrenada en 1979. Se divirtió mucho en el rodaje. Conoció la mística de un medio que le parecía entretenido, cambiante, apasionante y para nada monótono. No sabía si quería ser actor, director o productor, pero sí deseaba estar en el medio. 

Solo una vez, recuerda, se puso de mal humor. La grabación duró hasta las 5:00 am y estaba cansado. Inventó una excusa para que lo fueran a buscar. Solo quería dormir. 

Desde entonces ha participado en telenovelas como El país de las mujeres (1998), Amantes de luna llena (2000), Ciudad bendita (2006) y películas como Plan B (2002), Miranda regresa (2007), y Liz en septiembre (2014).

Mientras ha estado en Caracas, también se realizaron vía online los premios de la la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela, en la que La noche de las dos lunas fue la más nominada. En ese filme, dirigido por Miguel Ferrari, fue uno de los protagonistas. 

Con toda esa experiencia tanto en Venezuela como en el extranjero, Luis Gerónimo Abreu es una voz a tomar en cuenta al momento de hablar sobre la reactivación de la industria de la televisión y el cine cuando mejore la situación política, económica y social del país. 

Advierte que por ejemplo, en el cine venezolano, la palabra crisis siempre ha estado presente. Recuerda que su mamá, Haydée Ascanio, vivía de hacer cine.

Siempre tenía trabajo. Hubo una época en la que la situación se puso difícil. Mucha gente del cine empezó a hacer publicidad, fue la época dorada de los comerciales. Directores tuvieron que vender sus casas para pagar películas, pero aun así siempre se hacían películasu0022.

Pero la situación empeoró. El país está quebrado, dice. Confía en la generación de relevo, que sigue generando buenas obras, y subraya la importancia de la tecnología para que algunos aspectos sean más económicos. 


Foto cortesía de Centro Cultural BOD

“Hay mucho talento que sabe muy bien cómo hacer cine y televisión. Tenemos que correr y emparejarnos con el resto del continente, que nos lleva una gran ventaja. También creo que si el país mejora, mucha gente que está afuera vendrá a aportar lo que aprendió. Si te pones a ver en los canales latinoamericanos o de Estados Unidos, hay un venezolano en un puesto importante”.

A los canales de televisión les sugiere que no escatimen al momento de producir. “Cuando esto arranque, tienen que hacerlo con todo. Hay que arriesgarse desde el principio, con producciones en alta definición. Sin modestias y sin miedos. Si el problema es económico, optar por una historia más pequeña, con menos personajes, pero que sea actual, refrescante, que nos ponga en la palestra. Hay que competir de tú a tú con los demás. No podemos arrancar con lo que dejamos de hacer en 1999. Ese tiempo no se recupera”, asevera. 

Sobre el futuro

Es incierto lo que vendrá. No se sabe cuándo abrirán al público las salas de teatro, ni los aeropuertos. Pero de normalizarse la rutina cultural en el mundo y de restablecerse los vuelos aéreos, Luis Gerónimo Abreu quiere llevar Camas a Europa, Estados Unidos y volver a algunos países de América Latina. 

Hay otra obra que prepara para actuar junto con su esposa Claudia La Gatta. También es de su papá, Luis Abreu. Por los momentos se llama Infieles, pero posiblemente le cambie el nombre, debido a que es el mismo de otras piezas estrenadas recientemente.

Tampoco sabemos si nos vamos a mudar o a quedar. En estos momentos es como estar en arenas movedizas agarrado de una rama. Hay que esperar que todo se calme para planificar en serio.Primero tenemos que saber cómo saldremos de esta pandemia. Ciudad de México es una ciudad con gran posibilidad de trabajo, extremadamente competitiva. La conocemos y nos gusta. México siempre ha sido una mecau0022.

Por los momentos, le toca esperar. Mientras, vuelve a repetir al público que debe cuidarse. “La única vacuna que existe en este momento y sabemos que funciona es la mascarilla, el lavado de manos y el distanciamiento social. No digo que la gente deje de vivir o de trabajar, porque si no, no come. Pero hay que tratar de cuidarse lo mejor posible mientras se pueda”.

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