• El comunicador social, de 30 años de edad, fue el ganador del VI Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas por su obra Agricultura 8. Desde su residencia en México, el escritor debutante hace una reflexión sobre la pertenencia y la existencia como un fenómeno espacial

Las próximas generaciones de la poesía venezolana florecen incluso desde el abismo. En la oscuridad que a veces puede representar la vida, o el país, este racimo de voces jóvenes brota en cada rincón para recordar que la voluntad creadora supera las adversidades. Javier Rey Valero se une a ese coro con un canto a la transitoriedad y el desarraigo.

El venezolano de 30 años de edad, actualmente residenciado en México, resultó ganador del VI Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas. Bajo el seudónimo de Scott La Faro (un reconocido músico de jazz que murió prematuramente) presentó el poema Agricultura 8

El jurado, conformado por María Antonieta Flores, Alexis Romero y Hernán Zamora, consideró a la obra una “elaboración poética del sentido de pertenencia vinculado al lugar donde se habita —en velada referencia a Hestia, el fuego del hogar—, y a la fugacidad de la  vida”.

Junto a Rey, también se reconoció con el segundo lugar al poema Ejercicio de origami, de la merideña Oriana Reyes. Por su parte, Aquí donde las calles no conocen el día, del caraqueño José Luis Álvarez, se llevó el tercer puesto. También hubo menciones honoríficas para Poema a Parménides de Elea, de Luis Gutiérrez; Acuosa tibia, de Alma Romero y Del grito al canto, de Félix García.

Debut literario de Javier Rey

“Gané el Cadenas… What?”, escribió Javier Rey en su cuenta de Twitter tras conocer el veredicto del Concurso Rafael Cadenas. Aunque ya había participado con anterioridad, quizás recibió la noticia con partes iguales de emoción e incredulidad. Es la primera vez que triunfa en un premio literario.

De hecho, el joven es una figura completamente inédita para la escena poética venezolana. Hasta el momento la única obra conocida de Rey era un poema publicado por la revista Literantes de México en el año 2020. 

“Una de las reacciones de mucha gente que me conoce fue de sorpresa, de decirme ‘no sabía que escribías’, pues solo un círculo muy reducido de personas tenía noticia de eso”, comenta a El Diario.

Egresado en Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en la mención de Artes Audiovisuales, los textos de Javier Rey en Venezuela se limitaban a notas periodísticas para el portal de noticias Contrapunto. Sin embargo, en privado, cultivó su poesía en el terreno donde años después germinarían sus versos, ya lejos de casa.

En una burbuja

En abril de 2018, Rey tomó la decisión de engrosar las estadísticas de venezolanos que emigraron escapando de la grave crisis política, económica y humanitaria que hunde al país. Afirma que le ha ido bien en la capital de México, pues al mes de llegar consiguió trabajo en una agencia de comunicación, de la cual es actualmente director creativo.

Una de las cosas que más llama la atención al joven migrante sobre la sociedad mexicana es su centrismo. Para él, Ciudad de México es una especie de burbuja en la cual viven sus habitantes, ajenos a los problemas del resto del país, e incluso de las zonas periféricas de la ciudad.

“Es una realidad que para muchos ni siquiera existe. Los verdaderos problemas como la desigualdad gigantesca, la pobreza extrema no se sienten para muchos, incluso para uno como migrante”, razona.

Argumenta que esta dualidad se percibe incluso por los extranjeros, especialmente los que se instalan de una vez en los estratos de la clase media y alta. Por ese motivo, continúa, existen distorsiones por parte de muchos venezolanos al evaluar el contexto político y social mexicano, y sobre todo al momento de hacer comparaciones entre el gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador y el régimen de Nicolás Maduro.

“Es difícil hacer la comparación sin ser maniqueo ni superficial en el análisis. Con esta complejidad es difícil entender México, con lo grande que es y la historia que tiene, sin ser ombliguista e intentar comparar todo con mi experiencia en Venezuela”, opina.

Sin noticias de Caracas

Como parte de la diáspora, Rey Valero confiesa que trata de mantenerse desconectado de todas las novedades políticas que siempre surgen en Venezuela. Más que desapego emocional, dice hacerlo por un tema de salud mental.

“La cantidad de estrés a la distancia, la impotencia, este sentimiento de no poder hacer nada desde acá hizo que me alejara un poco de lo que he visto con la gente con la que hablo. Es muy complicado entender la dolarización ad hoc, este enquistamiento en el poder cada vez más profundo de todo el régimen de Maduro”, explica.

Aunque su madre está en México también, todavía siguen en Venezuela su padre y una hermana menor. Por eso asegura que limita sus conocimientos del país a un mínimo que le permita entender la situación que vive su familia, pero sin suficiente profundidad para opinar. “Soy un poco un migrante irresponsable”, admite entre risas.

Lugares que no existen

El escritor caraqueño indica que su poesía parte desde lo interior y experiencial. Como un canto que emerge desde el interior del ser para resonar en un continuo tiempo presente. Para él, en términos reduccionistas, Agricultura 8 es una oda a un apartamento. A uno que existe en el plano físico, más no en el de la pertenencia.

Quizás en algún momento todos se han preguntado quienes habitaron en tiempo pasado el espacio que ahora llamamos hogar, y quienes lo harán en el futuro. En esa transitoriedad, Javier Rey Valero señala que hay lugares que nunca terminan completamente de existir por más que uno se intente aferrarse a ellos. A esos “no lugares” está dedicado su poema.

“Habla como de una especie de no lugar que en ese momento es tu hogar, que va a dejar de serlo y que ha sido el hogar de muchas otras personas porque no te pertenece realmente. Como nada te termina de pertenecer realmente cuando eres migrante, o esa sensación de estar sin realmente estar”, señala

Esa expresión de “eres el lugar donde estás” cobró especial interés para él durante el encierro por la cuarentena, donde el poeta comenzó a disociarse de su entorno y experimentar profundamente la sensación de desarraigo con el espacio que habitaba, y a ser consciente del desamparo que produce ser un extranjero en una tierra y cultura ajenas.

“Pensar en el hogar como concepto, en el movimiento y en esas personas que no terminan nunca de arraigarse porque fueron arrancados completamente”, sentencia.

Desde lo personal

Rey Valero descubrió su interés en la poesía durante la adolescencia, en un lugar donde rara vez se cultiva la apreciación por las artes: el liceo. En su cuarto año de bachillerato tuvo una profesora que lo introdujo en la obra de grandes referentes latinoamericanos como César Vallejo, Mario Benedetti y Rubén Darío.

Desde ahí me llamó mucho la posibilidad del lenguaje y de presentar la hondura del sentimiento y creo que inconscientemente empecé a experimentar y escribir cosas muy personales”, señala.

Luego de graduarse y ejercer por unos años la docencia en la UCAB, el comunicador audiovisual conoció a los escritores Gabriel Antillano y León Melo, quienes lo animaron a compartir los textos que por tanto tiempo había guardado para sí mismo. Ambos le ayudaron a pulir sus letras y a volar más allá del encierro del cuaderno. “Desde ese momento me lo tomé más en serio”, agrega.

Uno de los primeros pasos que tomó fue inscribirse a finales de 2019 en un diplomado en la Escuela de Escritores de México. “Me abrió la mirada hacia lo que podía generar el lenguaje”, destaca. 

Trabajo y trabajo

Cuando se le pregunta sobre el futuro de su producción literaria, Rey Valero evoca una frase del escritor mexicano Juan Rulfo, que decía justamente cuando se le interrogaba por su proceso creativo: “Lo que pasa es que yo trabajo, joven”. En ese péndulo entre sus compromisos laborales y su dedicación a la escritura se desarrollan las actividades del joven poeta.

Aún así, desde hace un año trabaja en un poemario del cual forma parte Agricultura 8. “Va alrededor de todo este tema de que ser es un acto geográfico y eres el lugar donde estás”, añade. Cuenta que una vez terminado, le encantaría ponerse en contacto con alguna editorial venezolana o mexicana para su publicación.

De momento, Rey, al igual que los otros finalistas del Concurso Rafael Cadenas, tiene asegurada la publicación de su poema participante en la antología del premio que será editada por la Fundación La Poeteca. Mientras tanto, afirma que realiza algunas incursiones en la crónica y le gustaría empezar a escribir narrativa, pero, sobre todo, lo que le apasiona es encontrarse a sí mismo en el acto de plasmar las ideas en palabras.

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