• Después de un tiempo alejado de lo que le apasiona, el caraqueño de 39 años de edad retomó su trabajo: crear. En octubre presentará una obra inédita en Río de Janeiro (Brasil). Quiere inspirar a otros con su ejemplo e historia y busca exponer su arte pop art surrealista en Venezuela y otras partes del mundo | Foto: Eduardo Peña

César Augusto González es un venezolano que viaja en el tiempo para hablar sobre su historia. La vida del artista plástico y digital, al igual que su arte, está llena de contrastes, colores, íconos, crítica social y política. Nunca imaginó en su niñez que lograría exponer sus obras no solo en Venezuela, sino también Estados Unidos, Japón y próximamente en Brasil.

Una de las cosas más bonitas del arte es que podemos plasmar lo que vemos y pensamos día a día. Si bien cada cabeza es un mundo, compartimos ciertas realidades. En mis obras hago alusión a la desigualdad social y política en Venezuela y Latinoamérica, a los clichés establecidos, a la evolución del ser humano”, explica el artista César Augusto González en entrevista exclusiva para El Diario.

Ahora que el creador, de 39 años de edad, busca mayor proyección nacional e internacional, no solo quiere contar su historia y exponer su obra pop art surrealista, sino también inspirar a otros jóvenes para que continúen desarrollando sus talentos sin importar las barreras.

“Mi forma de apoyarlos es a través del ejemplo. Yo dejé mi pasión durante un tiempo y luego la retomé. A pesar de la edad, he logrado alcanzar metas súper importantes como la internacionalización”, expresa el caraqueño.

César Augusto González
Foto: Eduardo Peña

Una infancia que lo transformó

De niño siempre fue apasionado con el dibujo y las artes manuales, también con la fotografía. Su inspiración empezó en la década de los ochenta, con la naciente televisión a color venezolana que transmitía algunos de sus contenidos favoritos, como Transformers o Star Wars. El pop art y la cultura geek lo definieron en su infancia y marcaron su estilo con el pasar de los años.

César Augusto González dibujó y coloreó sin límites. Creaba figuras y formas con clips, chinches y otros objetos que conseguía en su casa. Su mamá colaboró en esta tarea al comprarle creyones y otro tipo de materiales con los cuales pudo desarrollar su creatividad. A los 8 o 9 años de edad ya tomaba fotos con cámaras analógicas de 35 milímetros.

César Augusto González, el artista que transformó un hobby de la infancia en su verdadera pasión
Foto: Eduardo Peña.

Entre números y colores

Por consejos de su familia puso en pausa su hobby y se abocó a los estudios en su adolescencia y juventud. Esto, con el fin de poderse desempeñar en una profesión que generara ingresos considerables. Trabajó también en otras áreas, que le permitieron descubrir lo que verdaderamente le gustaba hacer.

“Si pudiera viajar al tiempo cuando era niño me diría: sigue dibujando. Sigue en esto y no lo dejes de lado por una presión social o familiar. Con el pasar de los años te das cuenta que no todo es dinero, tienes que hacer lo que te haga feliz. Mi felicidad siempre fueron las artes”, relata González.

Entre 2001 y 2006 estudió Ingeniería en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Sin embargo, abandonó la carrera tras reconocer que no era lo que buscaba. Luego ingresó a la Universidad Santa María (USM), donde egresó en 2011 como economista con el mejor promedio de su promoción.

En 2016, luego de una pausa de más de 20 años, recibió de regalo unas pinturas, un lienzo y retomó formalmente lo que le apasiona: crear. Ese mismo año llevó sus primeras obras de arte a unas galerías, donde curadores y artistas le aplaudieron. Continuó formándose y desarrollando sus talentos, hasta llegar a elaborar obras que en la actualidad agrupan las técnicas de acrílico sobre lienzo, collage y construcciones digitales.

“Después de muchos años trabajando en el sector financiero, como economista, decidí apostar a mí mismo y retomé el dibujo porque esto es lo que me apasiona. Dije ‘voy a intentarlo’”, comenta César Augusto González.

En su año de retorno a la creación aprendió sobre las herramientas de Adobe, como Photoshop y Lightroom, lo que le permitiría luego saltar del lienzo a la pantalla. Asistió a cursos de fotografía, talleres y charlas. También fue a conversatorios donde intercambió experiencias con otros artistas.

César Augusto González
Foto: Eduardo Peña.

Del lienzo a la pantalla

“Empecé con acrílico sobre lienzo, luego experimenté con resina, papel, collage y fusioné todo. Me di cuenta después, con los cambios en los medios digitales, que debía probar algo de eso. Trabajé desde entonces y hasta la actualidad con tabletas digitalizadoras. Dibujas en ellas y se digitalizan automáticamente los dibujos”, explica González.

La versatilidad le permitió evolucionar hasta llegar a las técnicas que desarrolla actualmente. Con juegos de colores, luces y sombras, en sus obras siempre hay referencias a cómics. Obtiene inspiración de otros artistas, desde los clásicos Vincent van Gogh, Pablo Picasso, Rembrandt Harmenszoon van Rijn, Claude Monet y Roberto Dalí, los contemporáneos Bansky y Frank Shepard, y el venezolano Oscar Olivares.

Entre otros factores, la crisis venezolana lo empujó a dar el salto a la digitalización, pues al igual que otros artistas, no cuenta con sitios donde se puedan conseguir materiales innovadores o de calidad que necesita su arte. La falta de exposiciones y museos también es otra de las barreras que lo limitan, pero encuentra en las exposiciones abiertas una ventana para exponer sus obras.

“La internacionalización ha sido para mí un éxito. Poder participar en Estados Unidos, Japón, y ahora en Brasil es una meta alcanzada. Otra meta es que reconozcan mi trabajo y digan ‘esa obra es de César Augusto’. Que aparte de eso puedan entender lo que trato de decir”, dice el artista.

César Augusto González, el artista que transformó un hobby de la infancia en su verdadera pasión
Foto: Eduardo Peña.

Talento premiado y sin fronteras

César Augusto González adapta los horarios de trabajo a su gusto y piensa “fuera de la caja”. La relación de opuestos entre Batman y el Guasón es su favorita y marca también su arte.

En 2017 ganó el Premio Mara de Oro como Artista Revelación del Año. Desde ese mismo año forma parte de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos (AVAP), que a su vez es parte de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos (AIAP), una de las organizaciones que trabaja en el área cultural junto a la Unesco. Con ellas podrá exponer su trabajo fuera de Venezuela.

Sobre sus próximos proyectos, González invita al público general a asistir a partir de la última semana de agosto a su nueva exposición. Presentará parte de sus obras más destacadas en la Casa Mateo Manaure, sede de la AVAP.

“Estoy trabajando en un proyecto con la AVAP que se llama Mirada Latinoamericana Actual, una exposición regional que se inaugurará en octubre en Río de Janeiro, Brasil. Participaré con una obra inédita”, comenta el artista sobre su próximo proyecto fuera de Venezuela.

Además, para él, no hay mejor exposición que la sala de algún cliente que compre sus cuadros. El uso de las redes sociales también le ha permitido mostrar su arte. En cualquier tribuna acepta las críticas constructivas de donde vengan, pues estas nutren sus obras. César Augusto González está en constante aprendizaje.

César Augusto González

Apostar a la juventud

Su constancia y entrega lo hicieron llegar en 2019 al Art Basel y presentarse en la sección Meet the Artist, donde el público pudo conocer desde su propia voz su experiencia creando. Sus obras, en distintas dimensiones y formatos, han llegado a ciudades como Caracas, Miami, Nueva York, Tokio y Río de Janeiro.

La recomendación del caraqueño a los jóvenes que dudan de su talento es seguir lo que les apasiona, pues, a su juicio, si se hace algo con pasión, todo cambia. “Deben tener una mezcla de talento y dedicación. Puedes ser el mejor en tu área, pero si no le dedicas tiempo, no serás el mejor”, afirma González.

Ahora que tiene la tarea de lograr mayor reconocimiento fuera de Venezuela y extender su mensaje y obras, espera continuar trabajando en lo que le gusta e inspirando a otros a hacer lo mismo. Y en ese viaje en el tiempo en el cual contó su historia, se mira en el espejo de los jóvenes y les dice: “sigan trabajando y evolucionando. Apuesten a sí mismos. El trabajo y la constancia rinde sus frutos”.

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